Bulevar Konnogvardéiski, 4
El Russian Vodka Room #1, que celebra su décimo aniversario el próximo año, recrea la atmósfera de un aristocrático restaurante del siglo XIX. "Discreto y refinado, este restaurante es un establecimiento que parece directamente sacado de una de las historias de Chéjov", dijo Roque Hernández, un cineasta independiente de San Francisco, que cenó allí en agosto.
"Es el lugar perfecto para probar varios vodkas y licores caseros. Su entremés presentaba cuatro tipos de pescado ahumado: omul del lago Baikal y sig, un pescado blanco del Lejano Oriente de Rusia. Un plato principal memorable es la lucioperca frita del lago Ládoga, servida con puré de patatas".
Los amantes de la comida estarán encantados con la variedad de entrantes y ensaladas (si aún eres un novato en cuanto a la cocina rusa, solo pide dos tradicionales conjuntos de vodka); y los amantes de la historia culinaria pueden visitar el Museo del Vodka, que está justo al lado.
Dique del río Móika, 72
Se encuentra estratégicamente ubicado cerca de varios hoteles de cinco estrellas y a solo tres minutos a pie de la Catedral de San Isaac. Ofreciendo "nueva gastronomía rusa", este restaurante está situado en un edificio histórico, la antigua sede de la Compañía Ruso-Estadounidense, que desempeñó un papel clave en la exploración rusa de Alaska.
"El poeta decembrista Kondrati Riléiev vivió aquí cuando era jefe de la Compañía Ruso-Estadounidense", cuenta la crítica gastronómica Natalia Kapitúrova. "Hoy, la cocina está ubicada donde estaba su dormitorio. Los nuevos dueños trataron de preservar el espíritu aristocrático. Recomiendo lospelmeni, los varéniki de cereza y la ujá (sopa de pescado) servidos con una dosis de vodka. Este es un lugar excepcional, donde puedes encontrar la receta original de la ensalada Olivier, hecha con colas de cangrejo de río".
Este año Dom ganó el premio Traveler's Choice de Tripadvisor, donde los usuarios elogian constantemente los postres Anna Pávlova y Napoleón.
Isla Záiachi, Petropávlovskaia Krépost, 3
Debe su nombre a la palabra rusa para el eperlano, que los lugareños consideran el pez rey del mar Báltico. Cuando la temporada comienza a fines de abril, el kóriushka se vende en todas partes, incluso por las calles, y todos lo reconocen por el olor a pepino fresco. Además de pescado, el restaurante ofrece una amplia selección de platos georgianos.
Sven Backhaus, de Alemania, llevó allí a su novia rusa porque sabía que tenía una hermosa vista sobre el río Nevá y el Museo Hermitage.
"Este restaurante sirve eperlano todo el año, no solo en la primavera. Probamos algunos platos: jachapuri, sopa de jarchó, eperlano y berenjenas; ¡y todo estuvo delicioso!", dijo.
No puede perderse una comida en el Koriushka si visitas la Fortaleza de Pedro y Pablo, que se encuentra en la isla sobre la que se fundó la ciudad en 1703. A Sven también le gustaba el ambiente interior, y "la amabilidad del personal, incluido el conductor del pequeño coche que pertenece al restaurante, y que nos trajo desde el puente de madera hasta las puertas".
Recomienda visitar otros lugares que pertenecen a la misma cadena de restaurantes: Zar, Moskvá y Katiusha.
Dique del río Móika, 16
La Yat es una letra arcaica en el antiguo alfabeto cirílico que los bolcheviques modernizaron en 1918. Los fundadores de este restaurante se esfuerzan por encontrar las mejores recetas de la época imperial. "Este lugar evita por completo el ser kitsch, algo muy común para muchos restaurantes céntricos que ofrecen comida rusa", nos contó Anastasía Shevchénkova, que trabaja como guía turística.
"Los platos tradicionales están hechos de ingredientes locales de alta calidad, pero recomiendo el menú a la carta, y no el turístico. ¡Pruebe al menos uno de los numerosos licores caseros! El de rábano picante o miel de jengibre; todos son auténticos", continuó Anastasía. "Como vegetariana, siempre pido los panqueques con champiñones".
También hay una sala de té especial, con almohadas acogedoras, juguetes para niños y conejos vivos.
Es una cadena de cafeterías famosa por su gran variedad de empanadas para cenar. Se inauguró hace 15 años en la isla Vasilievski, que históricamente fue el hogar de la comunidad alemana de la ciudad. Es por eso que el nombre se remonta al pastel sajón de Navidad, Stolle. Hoy en día, tienen 21 locales en la ciudad, así como cafés en Londres y Nueva York.
Alberto González, de España, recomienda el Stolle como un lugar para un almuerzo rápido: "A pesar de la abrumadora tarea de elegir entre la gran variedad de empanadas, recomiendo consultar el menú de sopas y entrantes. El borsch es excepcional, pero también lo fueron todas las otras opciones. Vinimos con un gran grupo. Cuando llegaron las empanadas, preciosas, hechos a mano, calientes y doradas, eran diferentes a todo lo que habíamos probado antes, ¡y tan sabrosas! La de cebolla verde fue mi favorita".
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