Cococo es probablemente uno de los mejores restaurantes en San Petersburgo y lo ha sido desde que abrió sus puertas en 2012, dos años antes de que Rusia impusiera un embargo a muchos alimentos importados. Incluso entonces, Matilda Shnúrova (la esposa Serguéi Shnúrov, el conocido líder de la banda Leningrado) decidió que era hora de comenzar a honrar los ingredientes rusos y la cocina rusa. El restaurante se enorgullece de utilizar productos orgánicos de temporada que son cultivados por los agricultores locales. A continuación, aplican técnicas culinarias modernas para recetas tradicionales reinterpretadas, buscando retener los gustos familiares al tiempo que se incorporan nuevas texturas y nuevas combinaciones.
Utilizando solo ingredientes locales, el jefe de cocina, Ígor Grischechkin, experimenta intrépidamente y algunas veces transforma platos conocidos en algo totalmente nuevo e inesperado. Piense en cosas como médula ósea con verduras encurtidas y caviar de arenque, lucioperca, puerro, gelatina de hinojo y espuma con aroma de mar o té y sorbete de miel con panqueques crujientes.
En el verano y el otoño, la cosecha en el noroeste de Rusia dicta el menú, con el foco puesto en las bayas, setas y verduras frescas. En invierno, los cocineros, en línea con las tradiciones reales de la cocina rusa, secan, marinan y conservan productos hasta la primavera. Vinos elegantes y bebidas locales de origen ruso, como el mors (un jugo hecho de arándano rojo o arándano), kissel (una variación más espesa del mors), kvas de pan y varias infusiones de hierbasacompañan el menú de comida.
Este pequeño lugar romántico, (cuyo nombre significa “bodega de vinos” en español) tiene un ligero toque Tarantino. Ubicado en la emblemática calle Rubinshtein, es el patio donde Evgueni Vikéntiev experimenta con ingredientes locales y sirve interesantes tentempiés como smorrebrod con arenque ligeramente salado y acedera, sopa de crema de patata y vino Sibirkovi, salmón ahumado y colinabo, caballa con salsa de coliflor y pepinillo, tarta de queso tártaro o arándanos rojos con salsa de menta y helado condensado. El menú también incluye algunos vinos rusos que sería difícil encontrar en otro lugar de la ciudad.
Bautizado en honor a Lilia Brik, una de las musas más famosas de poetas y artistas rusos del siglo XX, esta cafetería ofrece lo que llama "el sabor de la vanguardia rusa". Al crear y actualizar constantemente el menú, los chefs reconstruyen la cocina rusa tradicional a través de un enfoque moderno en su preparación. Los ambiciosos y jóvenes chefs de L. Brik combinan hábilmente los elementos más ricos del patrimonio culinario de Rusia con la elegancia de las técnicas gastronómicas contemporáneas. Hay alrededor de 50 plazas en el restaurante, lo que lo concede un ambiente íntimo y acogedor que parece hacer revivir las fiestas caseras de la década de los 30 del siglo pasado, con la élite artística y la intelectualidad de San Petersburgo.
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