Más del 60% del territorio de Rusia se encuentra situado sobre el permafrost (capa de suelo permanentemente congelado), principalmente en Siberia y el Lejano Oriente. Aunque solo una pequeña parte de la población vive en la superficie congelada, el área contiene una gran parte de los recursos naturales del país: petróleo, gas, oro y diamantes. Como resultado, han surgido en la tundra ciudades expuestas al viento frío y penetrante. Muchos de los edificios están construidos sobre pilotes para que el calor que emana de ellos no derrita el permafrost.
1. Yakutsk (8.300 km al este de Moscú)
Yakutsk es la ciudad más grande del mundo construida sobre permafrost y una de las ciudades más frías. La temperatura media en enero es de -40°C, pero a menudo baja aun más. El verano es cálido, pero no dura mucho.
El primer asentamiento fue fundado por los cosacos a mediados del siglo XVII. Hoy en día, aquí viven cerca de 300.000 personas, en su mayoría indígenas yakutos y rusos. Hay muchos lagos y casi ninguna empresa industrial. La universidad más grande de la región también se encuentra aquí, además, cuenta con el circo más septentrional y el primer complejo deportivo del mundo construido sobre pilotes.
No hay desagües pluviales ni aparcamientos subterráneos porque todo se congela bajo tierra aquí.
2. Norilsk (2.900 km al este de Moscú)
Este “oasis en medio de un desierto de nieve” (como un periódico local describió el lugar en la década de 1930) fue construido por prisioneros del campo de trabajos forzados de Norilsk (parte del Gulag) para que pudieran “ganarse el perdón de los soviéticos”. “Hace mucho frío aquí (en noviembre la temperatura baja a -30°C), mucho viento (la península de Taimyr se llama “cementerio de los vientos del Atlántico”), y hay muy pocos días de sol (en invierno llega la noche polar). Incluso en verano puedes ver bloques de hielo en los patios de los edificios residenciales.
La ciudad está diseñada para ofrecer la máxima protección contra golpes del viento: las casas están construidas en filas para formar una especie de barrera, además, están muy cerca unas de otras, dejando solo ranuras estrechas para los pasillos intermedios. Debido a su ubicación, muchas cosas aquí tienen el epíteto del “más septentrional”, por ejemplo, la mezquita Nord Kamal. Norilsk es una ciudad industrial, y está considerada una de las más contaminadas del mundo.
3. Magadán (10.300 km al este de Moscú)
En la URSS se descubrieron grandes yacimientos de oro en la península de Kolimá. Pronto se fundó la ciudad de Magadán, donde hasta la década de 1950 los prisioneros se vieron obligados a extraer oro. Son recordados en un gran monumento llamado Máscara de la Tristeza. Hoy en día, los lugareños trabajan principalmente en la industria minera del oro y en la industria pesquera.
El clima en esta zona es duro: la temperatura solo sube por encima de 0ºC de mayo a septiembre, y los vientos del mar de Ojotsk soplan durante todo el año. Los terremotos tampoco son raros aquí. Si vienes a la ciudad, verás una gran cantidad de los VUDs (vehículo utilitario deportivo) japoneses y rusos aquí, los autos más útiles de la región.
4. Vorkutá (1.900 km al noreste de Moscú)
Vorkutá es una ciudad muy compacta: un paso hacia la izquierda, un paso hacia la derecha y te enfrentarás a la interminable tundra que solo es interrumpida por los restos de las zonas industriales abandonadas. Fuera de la ciudad de 70.000 habitantes no hay cobertura móvil ni gasolineras, por lo que los lugareños casi nunca salen de la ciudad sin estar preparados.
En enero, la luz del día solo dura una hora y media. También puede nevar en verano. En la década de 1990, muchas minas de carbón fueron cerradas y las áreas de la ciudad fueron desalojadas. Hoy en día, la cantidad de sitios abandonados está creciendo. En realidad, los lugareños los usan para jugar al paintball y al escondite.
5. Igarka (2.800 km al noreste de Moscú)
Más allá del círculo polar ártico se encuentra el único Museo del Permafrost. Lo encontrarás en el mismo lugar que la estación Igarka, donde los científicos han estado estudiando el permafrost desde la década de 1930. Algunas salas del museo se encuentran a 14 metros bajo la tierra. La temperatura está siempre por debajo de 0ºC para que los visitantes puedan sentir el hielo eterno.
La ciudad de Igarka, con sus 5.000 habitantes en los años soviéticos, era un gran puerto marítimo que transportaba madera. Ahora hay campos petrolíferos no lejos de la ciudad.
6. Anádyr (6.200 km al este de Moscú)
La ciudad rusa más oriental y más alegre: todos los edificios aquí están pintados con colores vibrantes. Aquí casi no hay árboles, excepto unas plantas enanas que se ponen verdes un par de semanas al año. Por cierto, tampoco está asfaltado: las carreteras están hechas de hormigón para que duren más. Sin embargo, debido al suelo inestable, se deterioran de todas formas.
Sal de la ciudad para ver la interminable tundra y la increíble belleza de la naturaleza: lagos de cráter, cascadas, islas con osos blancos y la reserva de cisnes. ¡Y por supuesto, la aurora boreal en invierno!
7. Novi Urengói (3.600 km al noreste de Moscú)
Es la ciudad más grande de Yamal (más de 100.000 personas) y la capital de petróleo y gas de Rusia. Los campos de la península conservan alrededor del 85% del gas del país. La ciudad está rodeada de tundra y pantanos. Dentro del principal centro cultural de Novi Urengói se encuentra el jardín de invierno, porque afuera hay pocas zonas verdes. Solo encontrarás colores vívidos en las fachadas de los edificios, la mayoría de los cuales son típicos edificios residenciales de la época soviética.
Hay ferrocarriles pero solo conectan la ciudad con Tiumén. A los lugareños les gusta pescar en los lagos de la ciudad, que se formaron en base a los glaciares derretidos. En Novi Urengói, a veces la gente bromea que aquí no hay verano: la primavera y el otoño son en junio, julio y agosto, y el resto del tiempo es invierno. Dura 280 días al año.
Estas son las cinco ciudades más frías de Rusia.