1. Espera a las vacaciones
En Rusia, las tradicionales peleas de puños se llevaban a cabo en las principales fiestas, pero especialmente alrededor de Año Nuevo y antes del comienzo de la temporada agrícola, cuando la vieja vida daba paso, simbólicamente, a la nueva.
Los historiadores coinciden en que en las cosmovisiones paganas, las peleas simbolizaban la lucha entre lo viejo y lo nuevo. Este tipo de enfrentamientos se realizaba siempre en equipos, y las peleas individuales eran solo un calentamiento para el gran combate.
2. Conoce tus derechos
La Iglesia Ortodoxa Rusa siempre estuvo en contra de estas lizas debido a sus orígenes paganos. El estado condenó oficialmente tales peleas, pero hizo la vista gorda porque, a pesar de todo, eran una forma importante de preparar a la población masculina para el combate militar.
En la década de 1740, la Iglesia apeló al Senado Gobernante para que prohibiera los pugilatos, pero los senadores se negaron firmemente porque era una tradición masculina que se consideraba saludable, y su prohibición solo enfurecería al pueblo. La policía se mantuvo al margen mientras las luchas masivas se desataron, y también porque es simplemente imposible detener a 500 hombres que se están pegando.
3. Monta tu equipo
Las batallas de puños se llevaban a cabo en invierno en amplios espacios abiertos, como en un lago o estanque helado, y durante los meses más cálidos en un prado. Las peleas masivas más populares y espectaculares, también llamadas peleas de "muro a muro", se realizaban entre dos equipos grandes: el lado izquierdo de una calle del pueblo contra el lado derecho, o un pueblo contra otro.
En las ciudades, las lides entre los gremios de artesanos eran comunes: carniceros contra zapateros, o una fábrica contra otra. En la Rusia del siglo XIX, si dominabas las peleas a puñetazos, podías conseguir un buen trabajo porque los comerciantes adinerados y los propietarios de fábricas preferían contratar a combatientes capaces. Derrotar a una fábrica rival era una cuestión de honor.
4. Las tácticas
Cada "muro" tenía su líder, quien en la víspera de la pelea reunía a sus muchachos para una sesión informativa táctica. Junto con los luchadores más experimentados, el líder resolvía el momento y la estrategia de la pelea. Por ejemplo, cuando los flancos se acercarían al "muro" opuesto, y cuando los luchadores más fuertes y más grandes (la "esperanza" del equipo) se incorporaban al combate (se mantenían en reserva hasta un momento difícil). Durante la pelea, los líderes vitorearon a sus equipos e implementaban tácticas, mientras el resto luchaba.
5. Duerme, come y ponte tu ropa de pelea
Las batallas a puñetazos no requerían de entrenamiento especial, y la experiencia solo podía adquirirse a base de acción. Antes del día de la pelea, los hombres iban a la casa de baños, dormían y comían bien. Nunca existió la costumbre de luchar ebrios, todos entendían que pelear era algo serio que podía llegar a ser mortal. Para evitar esto, los luchadores se ponían guantes y sombreros para suavizar así los golpes del oponente.
Los espectadores también se preparaban para la gran pelea, y pueblos enteros se reunían para verla, con vendedores ambulantes vendiendo cerveza y una bebida alcohólica de miel. Mientras tanto, los nobles y los ricos mercaderes venían de las ciudades y pueblos cercanos para observar y hacer apuestas.
Algunos nobles incluso se unieron a la lucha. El conde Fiódor Rostopchin, el gobernador de Moscú, recibió entrenamiento en el boxeo inglés y le encantaba pelear. El príncipe Grigori Orlov, amante de Catalina la Grande, también era un púgil.
6. Comienza con estilo
Una pelea comenzaba con mucha fanfarria, con los contendientes avanzando por la calle principal hasta el lugar de combate. Allí, se separaban y comenzaban a burlarse los unos de los otros con insultos, chanzas y chistes cáusticos. Algunas veces, se tocaba una armónica para elevar la moral. Los muchachos de ambos lados comenzaban la trifulca, y luego los adolescentes se incorporaban. El verdadero espectáculo comenzaba cuando los hombres casados adultos comenzaban a usar los puños (los jovenzuelos formaban una pelea, por separado, junto a ellos).
7. Pelea limpio
Estos enfrentamientos no tenían que ver con la ira ni con ganar a cualquier precio. Si aquellas peleas hubieran terminado con muertos, entonces no hubiesen sido tan populares. Para evitar que acabasen en tragedia, había una serie de reglas:
- No atacar a los que yacen en el suelo ni sangren profusamente.
- No atacar a espectadores ni transeúntes.
- No atacar a nadie desde atrás o desde los flancos.
- No colocar objetos pesados dentro de los guantes (Por violar esta regla, podrías ser golpeado por miembros de tu propio equipo y ser expulsado de las peleas, lo que era un estigma horrible; participar en peleas a puñetazos era crucial para el honor de un hombre de pueblo).
- Tu única arma son tus puños (no se puede patear ni usar ningún objeto en una pelea).
No desertar al lado opuesto durante la pelea (A veces, las peleas terminaban por la tarde y se reanudaban al día siguiente; así que tenías que permanecer siempre en tu equipo).
8. Tomar descansos
Algunas vacaciones eran bastante largas, por lo que los luchadores podían tomarse un descanso y continuar al día siguiente. Por lo general, las peleas comenzaban por la tarde y seguían con uno o dos descansos hasta la oscuridad, para reanudarse al día siguiente. Durante los descansos, los oponentes se reunían para beber, descansar, discutir la pelea y reírse. Era crucial mostrar que liarse a puñetazos era el pasatiempo saludable de cualquier hombre, no un conflicto serio o malicioso.
9. Derrota al oponente y disfruta de la gloria
Después de varios descansos, se hacía evidente que un lado era más fuerte que el otro, y este era el momento de perseguir a los oponentes derrotados y llevarlos a las afueras de la aldea. En este punto se había logrado la victoria, y todos los contendientes de ambos "muros" se reunían para comer y una beber. El equipo ganador obtenía toda la gloria, la admiración de las damas y el respeto de los mayores… hasta la próxima pelea, por supuesto.
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