5 guerras victoriosas que forjaron el destino de Rusia

"Kutúsov en la Batalla de Borodinó", obra de Serguéi Gerásimov.

"Kutúsov en la Batalla de Borodinó", obra de Serguéi Gerásimov.

Global Look Press
Durante su larga historia, Rusia ha librado innumerables guerras y conflictos, a menudo de forma victoriosa. Pero si algunas de sus triunfos militares quedan consignadas al olvido, los frutos de los demás todavía repercuten en el presente

1. La lucha contra Mamái (1374-1380)

Desde mediados del siglo XIII, los diversos principados rusos habían sido política y económicamente dependientes de la Horda de Oro. A fines del siglo XIV, el fortalecido Principado de Moscú intentó despojarse del poder de los kanes.

Tras el asesinato de Kan Berdi Beg (Berdibek) en 1359, la Horda Dorada se sumió en un caos de guerras intestinas por el trono, conocidas como los "Grandes Problemas".

Los principados rusos se vieron obligados a tratar con Mamái, uno de los principales mongoles. Él no estaba entre los descendientes de Gengis Kan, y por lo tanto no tenía derecho a gobernar la Horda de Oro. Al poner a un títere, Kan Bulak en el trono, Mamái de hecho usurpó el poder.

En 1374, el príncipe de Moscú Dmitri Ivánovich (más tarde Donskói) se negó a pagar tributo a los mongoles, hecho que fue seguido por una serie de enfrentamientos. Después de la derrota en la batalla del río Piana de 1377, las tropas rusas aplastaron a los mongoles en la batalla del río Vozha el año siguiente. Esta es considerada como la primera victoria seria de Rusia contra la Horda de Oro.

La batalla de Kulikovo en 1380 se convirtió en el momento culminante de la guerra. Las tropas de Mamái sufrieron una sorprendente derrota. Ya no podía aferrarse al poder en la Horda de Oro, lo perdió en favor de Toqtamish, un descendiente de Gengis Kan y nuevo gobernante del estado mongol.

La batalla de Kulikovo no liberó a los principados rusos del poder de los mongoles. Toqtamish lo restauró quemando Moscú en 1382. Rusia finalmente fue liberada de los mongoles solo 100 años después, tras la batalla del río Ugrá de 1480.

Ciertamente, la importancia de la victoria en la Batalla de Kulikovo fue grandiosa. La autoridad y el prestigio militar de los mongoles fueron seriamente dañados. Nunca restauraron su influencia sobre los rusos, como habían sido antes.

Esta batalla, sin duda, determinó el futuro del estado ruso, ya que el Principado de Moscú se estableció irreversiblemente como centro político de la unificación de los principados rusos.

2. Gran Guerra del Norte (1700-1721)

Esta guerra se convirtió en una de las más importantes en la historia de Rusia, ya que marcó el renacimiento de Rusia como imperio.

Durante años, el estado ruso había intentado hacerse Livonia y Estonia y asegurar así el acceso al Mar Báltico. El último intento importante fue realizado por Iván IV, pero terminó en una catástrofe cuando el Zarato moscovita fue derrotado por dos enemigos: Suecia y la Mancomunidad de Polonia-Lituania.

A la luz de esta amarga experiencia, Pedro el Grande se preparó para la próxima guerra más a fondo. La Alianza del Norte entre Rusia, la Mancomunidad de Polonia-Lituania, Dinamarca y Sajonia planearon terminar con a la hegemonía del Reino de Suecia en Europa del Este y del Norte.

Sin embargo, después Carlos XII de Suecia derrotara a todos los miembros de la Alianza del Norte, Rusia se enfrentó en soledad al potente Ejército sueco. La batalla de Narva, en 1701, supuso un desastre para el Ejército ruso y forzó a Pedro el Grande a emprender profundas reformas militares.

El zar ruso persistió en alcanzar su objetivo principal: crear una "ventana a Europa". Fundó la futura capital de Rusia, San Petersburgo, en 1703 en tierras recién conquistadas a los suecos, y finalmente derrotó a Suecia con un Ejército modernizado en la Batalla de Poltava (1709). En 1714 tuvo lugar la batalla naval de Gangut (1714), la primera victoria importante de la flota rusa en su historia.

Por el Tratado de Nystad de 1721, Rusia adquirió los vastos territorios de Livonia, Estonia, Ingria y parte de Carelia. El recién proclamado Imperio ruso comenzó a desempeñar un papel activo en la política europea.

3. Guerra ruso-turca (1768-1774)

La guerra que enfrentó a Catalina II de Rusia contra el Imperio otomano es considerada como una de las más importantes entre los numerosos conflictos ruso-turcos. También mostró al mundo la existencia de destacados comandantes militares rusos

En la Batalla de Kagul de 1770, una de las más grandes del siglo XVIII, un Ejército ruso de casi 40.000 hombres bajo el mando de Piotr Rumiántsev derrotó a las fuerzas otomanas, formadas por 150.000 hombres.

En otra ocasión, el legendario caudillo Alexánder Suvórov, que tenía tan solo 5.000 soldados, fue capaz de hacer morder el polvo al Ejército otomano (cinco veces más grande) en uno de los enfrentamientos más decisivos de la guerra: la batalla de Kozludzha en 1774.

Se lograron gloriosas victorias, y no solo en tierra, sino también en el mar. Durante la batalla naval de Chesma en 1770, la flota otomana fue diezmada.

El Tratado de Kuchuk Kainarji (1774) permitió al Imperio ruso avanzar en su dominio de la costa del Mar Negro: aseguró las ciudades de Kerch y Enikale en Crimea, y el derecho a basar una flota militar en el Mar Negro, así como el derecho de protección de los cristianos presentes en Moldavia y Valaquia, principados vasallos de la Sublime Puerta.

Según los términos de la paz, el Kanato de Crimea obtuvo la independencia del Imperio otomano. De hecho, cayó bajo la poderosa influencia de Rusia y finalmente fue anexionada en 1783. Vale la pena mencionar que el territorio del Janato incluía no solo la península, sino también vastos territorios en la costa de los mares Negro y de Azov.

En general, esta guerra permitió a Rusia avanzar significativamente hacia el sur, cuando el Imperio otomano comenzaba a declinar.

4. Invasión francesa de Rusia y Guerra de la Sexta Coalición (1812-1814)

Después de que el Imperio ruso fuese derrotado por Napoleón en la Guerra de la Cuarta Coalición de 1807, se vio obligado a unirse al Bloqueo Continental de Gran Bretaña, lo que perjudicó a la economía de Rusia.

Los términos impuestos fueron considerados humillantes por los líderes rusos que pronto dejaron de cumplir con ellos. La guerra se hizo inevitable, y llegó en 1812, de la mano de la invasora Grande Armée.

Perfectamente conscientes del genio militar de Napoleón, los comandantes rusos se negaron a darle batalla a gran escala, algo que él deseaba fervientemente.

Solo una batalla importante tuvo lugar en las afueras de Moscú, en Borodinó, sin que ningún bando obtuviese una victoria clara.

La ocupación de la capital rusa no le sirvió de nada al emperador francés. Se vio obligado a abandonarla, sin lograr una paz o tregua con el emperador ruso Alejandro I.

La retirada de la Grande Armée fue un desastre. La dura, gélida e incesante guerra de guerrillas y la persecución despiadada del Ejército ruso destruyeron al Ejército francés por completo. De los 680.000 hombres que lo conformaban, casi el 90% resultaron muertos, prisioneros, desaparecidos o abandonados.

La campaña extranjera del Ejército ruso terminó con la toma de París en 1814 y la abdicación de Napoleón.

La victoria sobre Napoleón elevó la posición de Rusia en el mundo. El Imperio ruso logró lo que otros no habían podido durante más de una década: aplastar al invicto genio corso.

5. Segunda Guerra Mundial

La Bandera de la Victoria ondea sobre el Reichstag. 1945.

La victoria sobre la Alemania nazi y sus aliados es el evento más importante en la historia rusa. Este conflicto difería significativamente de los anteriores, ya que se trataba de una verdadera guerra de exterminio.

Aunque el Ejército soviético había comenzado a recibir equipamiento militar moderno antes de la guerra, había una gran falta de comandantes capaces, ya que muchos oficiales de alto rango habían sido ejecutados durante la Gran Purga a fines de la década de 1930.

La catástrofe de los primeros años de la guerra planteó el interrogante sobre la existencia misma de la Unión Soviética.

La consolidación y la aceptación nacional del poder soviético, la guerra de guerrillas a gran escala y una nueva generación de talentosos comandantes convirtieron la aparente derrota en una victoria total. El precio pagado por el pueblo soviético fue mareante: más de 27 millones de muertos.

Además de lograr la erradicación del nazismo, la Segunda Guerra Mundial mejoró enormemente el estatus geopolítico de la URSS. Se establecieron regímenes amistosos con los soviéticos en la recientemente liberada Europa del Este.

La Unión Soviética se convirtió en una de las dos superpotencias mundiales, un gigante militar e industrial que pudo lanzar el primer satélite artificial al espacio tan solo 12 años después de que terminara tan devastadora guerra.

Si se ha quedado con ganas de más tras leer este texto, quizás te apetezca aprender más sobre la historia rusa viendo una buena película.

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