‘El zar Iván IV conquistando Kazán en 1552’ (1880).
Getty ImagesSu padre murió en 1533, cuando tenía tres años. Formalmente ese mismo año Iván se convirtió en el gran duque de toda Rusia, si bien no podía gobernar sobre el país. Los representantes de la antigua aristocracia —conocidos como boyardos— competían por el poder.
A los ocho años, envenenaron a su madre y quedó huérfano. Los duques Shuiski, que se convirtieron en sus tutores por la fuerza, lo trataban con desdé e incluso, según el propio zar, no lo alimentaban lo suficiente. El historiador Serguéi Soloviov afirmó que su carácter quedó marcado por su dura niñez: “Los Shuiski sembraron en él egoísmo, el desdén por el bien común y por la vida y el honor del prójimo, y así fue como nació Iván el Terrible”.
En 1547, cuando se hizo mayor de edad, fue coronado. Hasta Iván todos los gobernadores llevaban el título de grandes duques. Fue el primero en autoproclamarse zar o “emperador” según la terminología occidental, cuyo poder procede directamente de Dios.
‘El zar Iván el Terrible’ (1897), obra de Víktor Vasnetsov.
Galería TretiakovDicho título otorgó a Rusia y su gobierno un mayor peso a los ojos de los monarcas europeos. Isabel I de Inglaterra y el emperador del Sacro Imperio Romano, Maximiliano II de Habsburgo, entre otros, reconocieron a Iván el Terrible como emperador. Con la primera Iván mantuvo correspondencia durante largo tiempo y la leyenda dice que incluso le pidió matrimonio. Ella lo rechazó, pero en los tiempos de Iván, Rusia e Inglaterra iniciaron sus relaciones comerciales.
Durante su juventud Iván IV trató de realizar reformas. En 1549-1560, dirigió el país junto con el gobierno del Consejo de la Rada (círculo de allegados, jóvenes representantes de la aristocracia y el clero).
El Consejo concentró el poder en manos del zar y limitó la autoridad de los boyardos. Posteriormente disolvió el Consejo y comenzó a gobernar individualmente.
Al período del Consejo de la Rada lo siguió la opríchnina en 1565, una época de dura represión. El zar dividió el territorio de Rusia en la zémschina, bajo el mando de los boyardos, y la opríchnina, que gobernaba de manera directa con la ayuda de los opríchnik, guardaespaldas elegidos personalmente que conformaban la guardia nacional.
El núcleo de la opríchina, según testimonios de los coetáneos nobles alemanes Taube y Krause, estaba constituido por su propia “orden eclesiástica” a la cabeza de la cual se encontraba el zar Iván en persona. Los miembros de la orden se vestían como monjes y rezaban junto con el zar. Su símbolo era una cabeza de perro y una escoba. “Primero muerden como perros, y después barren todo lo sobrante del país”, escribieron Taube y Krause.
Hasta 1572, los opríchniki aterrorizaron a los boyardos y sus aliados, acabando con familias enteras. “Se llegaron a matar mujeres y niños, a injuriar con burla a las esposas de aquellos que eran acusados de adulterio, y al maltrato físico mediante las más brutales torturas”, escribió el historiador Dmitri Volodijin. Al final de este período, asesinaron incluso a los mismos cabecillas de los opríchniki. Según cálculos de los historiadores, murieron más de 4.500 personas.
Durante todo su reinado Iván el Terrible luchó por ampliar el territorio del país. Por una parte, aniquiló los kanatos de Astracán y Kazán y los anexionó a Rusia. También se anexionó la región del Volga y del mar de Aral, comenzando así la colonización de la vasta Siberia.
Por otro lado, Rusia perdió la guerra Livona (1558-1583) contra la Mancomunidad de Polonia-Lituania (República de las Dos Naciones) al no poder hacerse con la salida al mar Báltico. La parte central del país estuvo arruinada durante décadas por las incursiones de los tártaros de Crimea. En 1571, incluso llegaron a Moscú y quemaron todo, excepto el Kremlin. Más tarde se derrotó a los tártaros, pero Rusia estaba arruinada.
El zar creía en Dios fervientemente y hacía generosas donaciones a los monasterios, a pesar de que por orden suya también se asesinó sacerdotes. El instruido y buen orador Iván IV, ayudado por impresores daneses, fundó en Moscú la primera imprenta de Rusia y obligó al clero a crear escuelas para enseñar a los niños a leer y escribir. Durante su reinado incluso surgió algo parecido a un conservatorio.
Al mismo tiempo, era una persona increíblemente cruel y vengativa, lo cual quedó patente durante el período de la opríchnina. Ordenaba personalmente sofisticadas ejecuciones. “Somos libres de premiar a nuestros siervos y libres de castigarlos”, decía el zar.
‘Iván el Terrible y su hijo Iván, 16 de noviembre de 1581’, obra de Iliá Repin.
Galería TretiakovIván cambió de mujer al menos seis veces. Tuvo ocho hijos, aunque la mayoría murió durante sus primeros años. El mayor murió en 1581. Algunas crónicas señalan que el zar lo mató accidentalmente con su bastón durante una discusión. Parte de los investigadores considera que es falso y que el hijo del zar murió por enfermedad. A esta leyenda está dedicado uno de los cuadros más famosos de la Galería Tretiakov:Iván el Terrible y su hijo Iván, de Iliá Repin. En él, Iván el Terrible, un viejo de ojos locos, abraza a su agonizante hijo al tiempo que, horrorizado, se da cuenta de lo que acaba de hacer.
Los trastornos psicológicos de los zares
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