Los trastornos psicológicos de los zares

Dominio público
¿Estaba loco Iván el Terrible? Según se cuenta, mató a su propio hijo. ¿Tuvo Pedro el Grande episodios psicóticos? ¿Tenía el zar Pablo un retraso mental? Vamos a investigarlo. 

Siempre es difícil juzgar póstumamente si una persona tenía algún tipo de trastorno mental o psicológico, así que nos limitaremos a hacer conjeturas basadas en fuentes históricas. Además, no olvidemos que a lo largo de la historia ha habido personas que han tenido motivos ocultos para querer desacreditar a los gobernantes rusos y decir que estaban locos.

Iván el Terrible

No hay duda de que Iván tenía un temperamento explosivo y un cínico sentido del humor, además de ser muy cruel con sus enemigos. Lo más probable es que matara a su hijo, Iván, con su bastón. Aunque según varias fuentes históricas no era su intención, porque en aquella época era costumbre que un padre golpeara a su hijo con fuerza y muchas veces para disciplinarlo. Por otro lado, hay fuentes que sugieren que la historia sobre el asesinato es ficticia, e Iván murió de una enfermedad.

Muchos historiadores dicen que Iván tenía sed de sangre y para demostrarlo citan el gran número de personas ejecutadas, reprimidas y asesinadas durante su reinado. Al mismo tiempo, la mayoría de los zares tuvieron que librar feroces y amargas luchas por el poder político. Así fue especialmente con Iván, que convirtió al Gran Principado de Moscú en un reino: expandiendo su territorio, fundando instituciones legales y estatales en la Rusia medieval y, al mismo tiempo, aplastando la poderosa oposición de los boyardos con su opríchnina. No hay duda de que fue sangriento.

Hay leyendas que cuentan que Iván mató o envenenó a varias de sus novias, pero no es cierto. Iván tuvo cuatro esposas y la única que le sobrevivió fue la última. Las primeras tres fueron envenenadas, tal y como demostraron las exhumaciones posteriores. Es importante entender el contexto histórico:  los parientes de la esposa del zar solían asumir cargos importantes en la corte real, por lo que las familias aristocráticas competían por acercarlas al zar, pero solo después de haber destituido a la anterior esposa. Teniendo en cuenta la crisis política que hubo en la corte, estas muertes no son más que tristes muestras de aquella época y no fueron obra del zar “loco”. 

Por otra parte, Iván fue una de las personas más cultas de su época. Tenía una memoria increíble y dominaba los textos ortodoxos cristianos. Escribió muchas cartas y discursos formales, fundó una escuela de música y un instituto en Moscú. La impresión de libros comenzó en Rusia bajo su reinado. Iván fue vengativo y recordaba las patadas y bofetadas que le dieron los boyardos cuando era niño, cómo odiaban y acosaban a su madre. Su infancia fue una de las más turbulentas y, en parte, la causa de su alocado comportamiento.

Su apodo, “Terrible” no significa lo mismo en ruso. “Grozni”, que se traduce como “amenazante, poderoso”, no necesariamente tiene connotaciones negativas. Recibió este sobrenombre después de tomar Kazán y de derrotar al temido kanato. Así que es un nombre que le viene por su destreza militar y no por su comportamiento.

Pedro el Grande

Pedro sufrió un colapso mental a los diez años, cuando los streltsí, la guardia real, mataron a sus tíos y parientes durante un levantamiento. Desde entonces sufrió convulsiones a lo largo de toda su vida. Juel Just, el enviado danés a Rusia, los describió así: “Su cara estaba claramente pálida, distorsionada y fea. Hacía muecas y movimientos... girando la cabeza y los ojos, moviendo los brazos y los hombros... Esto le sucede a menudo cuando se enfada, recibe malas noticias, está molesto o tiene pensamientos profundos”.

La epilepsia provoca convulsiones además del empeoramiento de la memoria y del intelecto. Aunque Pedro se mantuvo cuerdo hasta el final de su vida. Pero era tan amenazador que incluso su hijo Alejo prefirió dispararse en la mano antes que hacer un examen delante de él. Por otro lado, la crueldad de Pedro no tenía límites: su hijo fue torturado en tres ocasiones y juzgado repetidamente por traición al Estado. Pedro autorizó personalmente que fuera torturado hasta la muerte y, además, fue excepcionalmente cruel con su primera esposa. También encarceló a sus hermanas en un monasterio y bebió más de la cuenta hasta hacer que murieran varias personas, incluido Federico Guillermo, el duque de Curlandia, que era esposo de su sobrina.

Algunos médicos argumentan que la causa de las convulsiones se debía a la conmoción cerebral que sufrió Pedro en su juventud. Mientras entrenaba con su “ejército de juguete” una granada de verdad explotó a su lado. De todos modos, sus famosas capacidades intelectuales y su ritmo de trabajo (escribía cartas incluso a caballo), así como sus numerosos inventos y reformas del Estado, demuestran que fue un hombre excepcionalmente inteligente con un temperamento furioso y desenfrenado.

Pablo I

El episodio traumático de Pablo, hijo de Pedro III y Catalina II, tuvo lugar durante su infancia. Se enteró de que su madre había estado implicada en el asesinato de su padre. Posteriormente Pablo contó que había visto un fantasma de Pedro el Grande que le predijo una muerte violenta. Uno de los tutores de Pablo, Frantz Epinus, escribió: “Es inteligente pero parece que dentro tiene un artilugio atado a una cuerda. Si la cuerda se rompe, el artilugio caerá y eso será el final de su inteligencia y cordura”.

Los contemporáneos se burlaban de las órdenes que Pablo daba a la hora de vestir: prohibió los abrigos de cola y el vals y estableció estrictas reglas para los colores y la longitud de la ropa. Debido a cosas como estas fue descrito como un loco, pero Pedro el Grande había hecho lo mismo un siglo antes.

Pablo también tuvo brotes violentos, pero, como recordó su amante, Ekaterina Nelídova, “duraron poco tiempo... No me aturdí, lo miré a los ojos y siempre se disculpó”.

Pero, ¿por qué alguien tuvo que vilipendiar a Pablo y difundir rumores sobre él? Todo se debía, según los historiadores, a la forma en la que trataba a la nobleza. A diferencia de su madre, que liberó a los nobles del servicio estatal obligatorio, Pablo quería que volvieran a servir y comenzó a reformar el Senado y muchas otras instituciones, introduciendo la idea de los ministerios en Rusia. Era muy severo con los aristócratas que no querían servir al Estado. Al mismo tiempo, era muy nervioso, ansioso y se enfadaba mucho. Al parecer no podía controlarse.

Así eran los lujosos palacios de los zares en San Petersburgo.

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