En este artículo no vamos a entrar en los detalles militares de la campaña de 1812 de Napoleón contra Rusia - puede leerlos aquí. El objetivo de este artículo es más bien explicar las razones políticas y económicas del mayor conflicto militar del siglo XIX.
La “campaña rusa” de Napoleón de 1812
La razón principal por la que comenzó la guerra de 1812 entre la Francia de Napoleón y Rusia fueron las sanciones: el llamado “Sistema Continental” de Napoleón. ¿Pero en qué consistía?
En 1792-1793, la República de Francia estaba involucrada en las Guerras Revolucionarias Francesas y Francia luchó contra Gran Bretaña, Austria, Prusia, Rusia y varias otras monarquías. Las “viejas” monarquías de Europa detestaban el sistema de gobierno republicano instalado en Francia. Mientras tanto, surgió en Francia Napoleón Bonaparte, un joven genio comandante de guerra que, en 1799, se había convertido en el líder de facto de Francia.
A principios del siglo XIX, Francia había conquistado territorios en la península italiana, los Países Bajos y Renania. Gran Bretaña seguía siendo el único oponente de Francia en Europa. Tras la batalla de Trafalgar de 1805, se hizo evidente que la armada francesa era inútil contra la flota británica, por lo que Napoleón comenzó a reforzar el Sistema Continental, un embargo a gran escala contra el comercio británico en el continente europeo.
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Napoleón quería destruir la capacidad comercial de Gran Bretaña, para agotarla financieramente. El Decreto de Berlín de 1806 proclamaba que “las Islas Británicas se declaran en estado de bloqueo” y prohibía toda correspondencia o comercio con Gran Bretaña. Sin embargo, los países europeos infringieron constantemente el bloqueo, lo que provocó ataques contra ellos por parte de la Francia napoleónica. El Imperio Ruso, principal socio económico europeo de Gran Bretaña en aquella época, era también el principal enemigo de Francia y el principal obstáculo para implantar con éxito el Sistema Continental.
Rusia y el Sistema Continental
En la batalla de Friedland (1807), Napoleón derrotó, si no aplastó, al ejército ruso. Después, Alejandro I de Rusia aceptó firmar el Tratado de Tilsit, por el que Rusia y Prusia se aliaban con Francia contra Gran Bretaña y Suecia.
El Tratado de Tilsit enfureció a la opinión pública rusa: ¡hacer la paz con un republicano cuyo ejército mató a miles de soldados rusos! Sin embargo, en 1810, Rusia reanudó el comercio con Inglaterra a través de otros países, mientras que las mercancías francesas fueron cargadass con fuertes impuestos. Mientras tanto, Napoleón trató de reforzar sus lazos con Alejandro I ofreciendo su mano a las hermanas de éste, pero fue rechazado en dos ocasiones.
En 1811, Napoleón hablaba abiertamente de su actitud hostil hacia Rusia. Le dijo a Dominique Dufour de Pradt, el embajador francés en Varsovia: “Dentro de cinco años, seré el amo del mundo, sólo queda Rusia; pero la aplastaré... Entonces seré también el dueño de los mares y todo el comercio deberá pasar, por supuesto, por mis manos”. Era evidente que la guerra estaba cerca.
¿Qué supuso esta guerra para Rusia?
Obviando los innumerables detalles de la guerra rusa y francesa de la época, nos ceñiremos a los acontecimientos centrales de la guerra. A grandes rasgos, el 24 de junio de 1812, cuando el Gran Ejército invadió el Imperio Ruso cruzando el río Niemen, Napoleón contaba con unos 588.000 soldados frente a los 480.000 rusos, pero los rusos luchaban en casa y con la ayuda de los partisanos rusos, que aterrorizaron a los franceses durante toda su “estancia” en Rusia.
Como señala el investigador Mijaíl Belizhev, “la escala de la guerra en sí fue única. Por primera vez desde el siglo XVII, la guerra se libró en el territorio del Imperio Ruso, lo que supuso una verdadera conmoción para los contemporáneos. Moscú, el corazón del imperio, fue entregada a los franceses y destruida en gran parte; en aquella época, se interpretó como una catástrofe nacional. El país sufrió enormes pérdidas: hasta un millón de habitantes de Rusia perecieron en 1812-1814; los daños materiales se estimaron en varios miles de millones de rublos”.
El Gran Ejército entró con decisión en Rusia y, soportando la constante resistencia del ejército ruso, se dirigió hacia Smolensk, la fortaleza considerada la “llave de Moscú” y la tomó en agosto de 1812. Sin embargo, el asalto no fue fácil, ya que tanto el ejército ruso como la población civil aplicaron una política de tierra quemada: al retirarse, los soldados rusos destruyeron los almacenes de alimentos, las provisiones de munición y cualquier bien que pudiera ser utilizado por el enemigo. ¿Quién aplicó esta política?
El escocés detrás de la victoria rusa
Michael Andreas Barclay de Tolly (1761-1818) fue un oficial alemán del Báltico de origen escocés al servicio de Rusia. Descendiente del clan escocés Barclay, creció en San Petersburgo y entró en el servicio militar en 1776. Más tarde llegaría a ser mariscal de campo del Imperio ruso.
Barclay fue ministro de Guerra en 1810-1812. Preparó eficazmente al ejército ruso para la lucha decisiva con Napoleón, ordenando y creando personalmente una gran cantidad de tutoriales y manuales tácticos y estratégicos para los soldados y oficiales. Cuando comenzó la guerra, tanto Barclay como el general Piotr Bagration ejercían de comandantes en jefe del ejército ruso.
Sin embargo, fue Barclay quien ideó inicialmente el plan maestro para el ejército ruso durante esta guerra: utilizando una política de tierra quemada, replegarse hacia Rusia Central para agotar los recursos del ejército francés. Las rutas de suministro francesas, calculó Barclay con razón, se harían demasiado largas para abastecer al ejército desde Europa y los partisanos rusos y el ejército harían el resto para aplastar al enemigo.
En el Consejo de Fili, que tuvo lugar poco después de la batalla de Borodinó, Barclay votó firmemente a favor de dejar que Moscú cayese en manos de Napoleón, un sabio movimiento estratégico que acabó por capturar al emperador francés en la fría, descarada y ardiente Moscú, desprovista de suministros. Confiando el mando del ejército a Mijaíl Kutuzov, Barclay se quedó, sin embargo, al mando de uno de los ejércitos y luchó más tarde en la campaña europea de Rusia de 1812-1814.
Los historiadores rusos de la campaña de 1812 son unánimes en la opinión de que la estrategia inicial de Barclay no fue modificada por Mijaíl Kutuzov al tomar el mando del ejército. Tras la victoria sobre Napoleón, Barclay fue colmado de premios y reconocimientos. Fue elevado a la dignidad de príncipe por el emperador Alejandro I y ampliamente considerado como la principal mente detrás de la victoria de Rusia sobre Napoleón.
Mientras tanto, el Sistema Continental de Napoleón, que sirvió como razón principal para el ataque de Napoleón a Rusia, fue eliminado por Rusia ya en septiembre de 1812, cuando Alejandro I publicó un manifiesto sobre la reanudación de las relaciones comerciales entre Rusia y Gran Bretaña.