La batalla de Borodinó, que los franceses llaman batalla de Moscú, fue una de las más sangrientas de las guerras napoleónicas, más incluso que el Dos de mayo de Madrid o Waterloo. El campo de Borodinó se encuentra cerca del pueblo de Mozhaisk, en la región de Moscú. Durante la lucha, que comenzó a las seis de la mañana del 7 de septiembre y terminó el día 8 a las 6 de la tarde, murieron de media 2.500 personas por hora. Según diferentes estimaciones, el ejército ruso perdió cerca de 38.000 hombre, mientras que las bajas francesas ascendieron hasta los 58.000 soldados. Los enterramientos se prolongaron hasta mayo de 1813.
Los franceses obtuvieron una victoria táctica aunque fracasaron en su intento por destruir las fuerzas rusas bajo el mando del príncipe Mijaíl Kutúzov. La retirada del ejército ruso tras Borodinó resultó en la casi total destrucción de Moscú, que fue quemado por los rusos. Aunque la ocupación de la capital no supuso la derrota rusa sino la desintegración de la Grande Armée francesa. A finales de diciembre se expulsaron los últimos restos del ejército de Napoleón.
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