Estas fueron las tropas extranjeras que lucharon por el Imperio ruso

La batalla de Gerda

La batalla de Gerda

Carl Röchling
Durante un tiempo, el emperador ruso tuvo a su servicio un cuerpo de aristócratas franceses que habían huido de la revolución en su país.

El Ejército Condé

El príncipe Luis José de Borbón-Condé

Como resultado de la Revolución Francesa de 1789, miles de franceses que no reconocían a las nuevas autoridades se vieron obligados a huir de su patria. Sin embargo, no todos estaban dispuestos a resignarse a la perspectiva de pasar el resto de sus vidas en una tierra extranjera.

Los partidarios de la restauración de la monarquía en Francia (los monárquicos) estaban decididos a luchar por devolver al trono a la depuesta dinastía borbónica. Sus destacamentos se unieron a los ejércitos de las potencias europeas que luchaban contra los revolucionarios franceses. La más preparada de esas unidades militares era el cuerpo realista emigrado del príncipe Luis José de Borbón-Condé.

Durante muchos años, las tropas de Condé lucharon contra la Francia revolucionaria junto con Austria. Sin embargo, tras la derrota y la retirada de esta última de la guerra en 1797, los monárquicos se encontraron en una encrucijada, sin saber a quién podían unirse ahora y dónde conseguir protección.

Fue entonces cuando el emperador ruso Pablo I tendió una mano a los monárquicos franceses. Mediante un acuerdo con el rey francés exiliado Luis XVIII, admitió al cuerpo de emigrantes al servicio de Rusia. Su líder, el Príncipe Condé, recibió asilo en Rusia.

Retrato de un capitán

Más de 5.000 soldados del Príncipe Condé llegaron a sus nuevos alojamientos en las tierras ucranianas occidentales del Imperio Ruso en el invierno de 1797. Antes del traslado, el cuerpo había sido mucho más numeroso, pero Pablo I se negó a aceptar a los mercenarios alemanes y suizos que servían en él. Sólo se hizo una excepción con el regimiento alemán de infantería del duque de Hohenlohe.

Los cuerpos realistas recibieron un nuevo uniforme, así como estandartes y colores, que combinaban los símbolos heráldicos rusos y franceses. En el centro de cada estandarte había un águila bicéfala y en cada una de las esquinas, la flor de lis.

A finales de 1798, los soldados de Condé tuvieron la oportunidad de enfrentarse de nuevo a su viejo enemigo, ya que Rusia, como parte de la Segunda Coalición, inició las hostilidades contra la Francia revolucionaria.

El episodio más memorable de esa guerra en el que participó el Ejército de Condé fue la batalla de Constanza, librada el 7 de octubre de 1799. Los monárquicos fueron atacados por las tropas del general Honore Gazan y, a pesar de su feroz resistencia y del apoyo de los húsares rusos, se vieron obligados a retirarse más allá del Rin.

A pesar del revés, los soldados franceses estaban decididos a seguir luchando, pero el emperador ruso tenía otros planes. Descontento con sus aliados austriacos y británicos, Pablo dio un repentino giro en su política exterior, se reconcilió con Napoleón y abandonó la guerra.

Los monárquicos, decepcionados, debían regresar a Rusia junto con otras tropas, pero el emperador ruso les hizo de nuevo un favor. El 7 de marzo de 1800, el Príncipe Condé fue informado de que a partir de entonces su cuerpo sería financiado por Gran Bretaña y podría permanecer en Europa para seguir luchando. En agradecimiento a sus buenos servicios, se permitió a los franceses conservar sus equipos, armas y uniformes, así como carros y caballos.

La legión ruso-germana del emperador Alejandro I

La legión ruso-germana

En 1812, la mayor parte de Europa se encontraba en alguna forma de dependencia de la Francia napoleónica. Bonaparte puso un final ignominioso a la centenaria historia del Sacro Imperio Romano Germánico, sobre cuyas ruinas se formó la Confederación del Rin, dependiente de París. Incluso las otrora poderosas Prusia y Austria se vieron obligadas a actuar en consonancia con la política del “Monstruo de Córcega”.

Los alemanes que no estaban de acuerdo con la hegemonía francesa se vieron obligados a emigrar, incluso a Rusia, donde formaron un Comité de Asuntos Alemanes. Cuando el Gran Ejército de Napoleón invadió el país en junio de 1812, fueron ellos quienes propusieron al emperador Alejandro I fundar una legión ruso-alemana para luchar contra el agresor.

Carl von Clausewitz

El citado comité imprimió más de 10.000 folletos con un llamamiento “a los oficiales y soldados de la nación alemana” para que se pasaran al bando ruso. Como resultado, más de 600 alemanes desertaron del ejército francés y se unieron a la Legión ruso-germana.

Esta unidad, que se estaba formando en Reval (actual Tallin), atrajo a prisioneros de guerra y desertores alemanes, a miembros de comunidades germanas que vivían en el territorio del imperio ruso, así como a oficiales rusos de entre los alemanes del Báltico. Uno de los legionarios era Carl von Clausewitz, que más tarde se haría famoso como teórico e historiador militar.

La batalla de Gerda

La Legión ruso-alemana, que contaba con unas 9.000 personas, participó en las hostilidades en el norte de Alemania, Dinamarca y los Países Bajos. En la batalla de Gerda, el 16 de octubre de 1813, contribuyó de forma decisiva a la victoria, atacando a las tropas francesas por la retaguardia.

Tras la victoria sobre Napoleón, la legión pasó a estar bajo el control de Prusia y se disolvió en 1815. Sus soldados se unieron al ejército prusiano o a las fuerzas armadas de otros estados alemanes.

La Legión Voluntaria Griega del Emperador Nicolás I

Voluntarios griegos.

En el transcurso de la Guerra de Crimea (1853-1856), Rusia, que al final fue derrotada, tuvo que enfrentarse en solitario a una coalición formada por el Imperio Otomano, Gran Bretaña, Francia y el Reino de Cerdeña. El único país que apoyó a Rusia fue Grecia.

Sin intervenir directamente en el conflicto, Grecia comenzó a incitar y apoyar activamente la insurgencia en las provincias turcas vecinas. Además, hubo voluntarios griegos que se unieron al ejército ruso.

Aristeidis Chrysovergis

La idea de crear una unidad de voluntarios griegos dentro de las tropas rusas fue propuesta por un oficial del ejército griego, Aristeidis Chrysovergis. Al principio de la guerra, propuso la idea al comandante de las fuerzas rusas en el territorio de Moldavia y Valaquia, el general Mijaíl Gorchakov.

Chrysovergis se convirtió en el primer comandante de rápidamente creada Legión Griega del Emperador Nicolás I. En el verano de 1854, en el Delta del Danubio, con un destacamento de 25 hombres, rechazó el ataque de una fuerza de desembarco británica de 700 soldados. Como resultado, los británicos perdieron 72 hombres, entre ellos el destacado aristócrata capitán Richard Hyde Parker IV, lo que causó un gran revuelo en la sociedad londinense.

Voluntarios griegos al mando de Panos Koronaios en Sebastopol durante la Guerra de Crimea.

A principios de 1855, la legión, que contaba con 800 personas, fue trasladada a Crimea, donde participó en las batallas más feroces y sangrientas contra los aliados: en el infructuoso intento de reconquistar Yevpatoria, en la defensa de Sebastopol y en la batalla de Chernaia.

La Legión Griega de Nicolás I se disolvió tras el final del conflicto en 1856. Varios centenares de sus soldados fueron condecorados, mientras que 31 recibieron la más alta condecoración militar del Imperio ruso: la Orden de San Jorge.

El Cuerpo de Voluntarios Serbios

Voluntarios serbios

Los soldados eslavos del sur fueron el talón de Aquiles del ejército austrohúngaro durante la Primera Guerra Mundial. Los serbios, croatas y eslovenos, que vivían bajo el dominio de Viena, soñaban en su mayoría con crear sus propios estados independientes y no querían luchar por la monarquía austrohúngara. Se rindieron o, simplemente, desertaron al lado ruso.

Como la mayoría de los soldados eslavos del sur (principalmente serbios) cautivos de Rusia expresaron su deseo de luchar contra Austria-Hungría, el plan original fue trasladarlos a Serbia. Sin embargo, esos planes tuvieron que ajustarse después de que Bulgaria se uniera a la guerra en octubre de 1915 y el ejército serbio fuera derrotado poco después. Por lo tanto, se decidió adscribir unidades de voluntarios (formadas a partir de prisioneros de guerra y desertores) al Frente Sudoeste de tropas rusas.

La 1ª División de Voluntarios Serbios, creada en Odesa, tuvo su bautismo de fuego en las batallas de la región rumana de Dobrudja en agosto-septiembre de 1916 como parte del 47º Cuerpo del ejército ruso. En esos enfrentamientos con las tropas búlgaras y turcas, los serbios sufrieron enormes pérdidas: de 19.000 soldados, murieron unos 9.000.

Soldados del Cuerpo de Voluntarios Serbios.

“Después de la derrota de la 1ª División, todos aquellos voluntarios heridos, que habían tenido una moral tan grande, no sólo no expresaron el deseo de ir al frente, sino que dijeron abiertamente que se habían presentado voluntarios para luchar en las fronteras de su patria, no para sembrar sus huesos en Dobruja”, informó el general Chistiakov, que a finales de 1916 fue enviado por el cuartel general del Frente Sudoeste en una inspección de las unidades serbias. 

Sin embargo, la resistencia y la alta moral demostrada por los soldados eslavos del sur impulsó al mando ruso a crear la 2ª División Serbia. Juntos formaron el Cuerpo de Voluntarios Serbios, también conocido como Cuerpo de Voluntarios Serbios, Croatas y Eslovenos, o la Legión Yugoslava. En el transcurso de la guerra, pasaron por él más de 70.000 soldados.

La revolución de 1917 y el posterior caos y rápido colapso del ejército ruso pusieron fin a la breve historia del Cuerpo en Rusia. Sus soldados, en su mayoría, fueron trasladados a los Balcanes, donde, como parte del ejército serbio, siguieron luchando contra las Potencias Centrales. Sin embargo, también hubo quienes decidieron permanecer en suelo ruso para participar en la sangrienta Guerra Civil que estalló allí poco después.

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