¿Quién es el desertor del KGB que aparece en el nuevo tráiler de ‘Call of Duty’?

Estilo de vida
BORIS EGOROV
Yuri Bezmenov se hizo muy popular hace 40 años, cuando habló abiertamente sobre los métodos de guerra política e ideológica contra EE UU. Todavía hoy sigue habiendo interés por esa información, y no solo entre los expertos de la CIA, sino también entre los productores de videojuegos.

En los primeros segundos del tráiler de la última entrega del videojuego Call of Duty, llamada Black Ops: Cold War, se puede ver un vídeo de época de los años 80, donde un desconocido explica cosas impactantes sobre las llamadas “medidas activas” soviéticas: una serie de acciones dirigidas al debilitamiento y la ruptura gradual de EE UU. Quien habla no es un actor sino un auténtico desertor del KGB, llamado Yuri Bezmenov. En una entrevista realizada en 1985 habló sobre la guerra psicológica que Moscú, como él creía, estaba llevando a cabo contra EE UU.

Bezmenov nunca advirtió a los estadounidenses sobre la infiltración del espía soviético Perseo en su red de inteligencia, como se ve en el trailer. Este misterioso espía, si es que alguna vez existió, trabajó en el Proyecto Manhattan en los años 40. Sin embargo, las historias de Bezmenov sobre los métodos del KGB para someter a otros países, conocidos como “subversión ideológica”, provocaron un gran interés entre la sociedad estadounidense, la CIA y los especialistas en seguridad nacional a finales de los años 80.

Escape

Bezmenov no podía quejarse de su vida en la Unión Soviética. Era hijo de un oficial militar de alto rango y tenía todos los caminos abiertos. Sin embargo, la realidad comunista le decepcionó siendo joven y tal y como escribió en su libro Carta de amor a EE UU: la ideología marxista-leninista crea un sistema absolutamente falso que no produce ninguna de las ventajas o beneficios del 'paraíso de los trabajadores' que promete”.  

Gran aficionado a Oriente, dedicó su vida a esta región y después de graduarse en la Universidad Estatal de Moscú, donde estudió los idiomas, la cultura y la historia de la India, fue enviado al país para trabajar como traductor y más tarde como periodista. Fue en esa época cuando fue reclutado por el KGB.

Pero ¿por qué un enemigo del régimen y gran admirador del Occidente se unió al servicio secreto soviético? “Para empezar”, dijo, “un periodista soviético no puede simplemente decir 'no' al KGB. Si quiere seguir vivo, libre, seguir su carrera y viajar al extranjero, simplemente debe cooperar con el KGB, o sufrir las consecuencias”.   

Otra razón fue que esperaba, “de alguna manera, ser más listo que ellos” hasta que pudiera ver más claramente cómo proceder.

Yuri Bezmenov pronto regresó a la India, donde trabajó en la embajada soviética como oficial de prensa, y participó en la creación de la esfera de influencia soviética en el país, sobornando, corrompiendo y chantajeando a los funcionarios locales, tratando de entrar en los círculos internos de la élite política india.

Bezmenov fue incluso nombrado jefe adjunto de uno de los departamentos del llamado Grupo secreto de Investigación y Contrapropaganda de la Embajada de Nueva Delhi. Sin embargo, llegó un momento en el que decidió desertar.

El 8 de febrero de 1970, se puso ropa hippie y desapareció para aparecer más tarde en Canadá bajo la nueva identidad (con la ayuda de la CIA) de Tomas Schuman. Más tarde, en la década de 1980, se trasladó a EE UU.  

Subversión ideológica

Bezmenov se hizo muy popular gracias a sus múltiples entrevistas, libros y artículos, en los que intentaba, como él mismo decía, “despertar a la población occidental a las realidades de la vida bajo el sistema soviético y a la subversión ideológica que se practica sobre ellos diariamente”. Sobre ello habla en el tráiler de Call of Duty.   

Esta guerra psicológica dirigida por los soviéticos, según el desertor, tenía como objetivo convencer a la gente del estado enemigo de que todas las decisiones, que de hecho se toman en desventaja, se hacen desde la aceptación y por propia voluntad. La tarea del KGB era convertirlos en “una masa homogeneizada de idiotas útiles y unidos”. 

Bezmenov nombró cuatro etapas de este proceso. La primera es la “desmoralización”. Se necesitan 15-20 años para desmoralizar a la nación, lo suficiente para “educar” a una generación de estudiantes del país, exponerlos a la ideología subversiva y difundir ideas marxistas entre ellos, en definitiva, radicalizarlos. Los agentes de influencia, las organizaciones y movimientos públicos secretamente apoyados por los soviéticos deben promover falsos héroes y modelos de conducta en la sociedad así como eliminar la columna vertebral espiritual del país: la religión. Se trata de comercializarla y politizarla, eliminar su carácter sagrado y convertirla en una especie de entretenimiento, etc.

La segunda etapa de la subversión ideológica, es la llamada “desestabilización”, que se prevé que dure de dos a cinco años. En esta fase los institutos internos del país que se ha convertido en objetivo pasan a ser controlados por las masas de jóvenes “educados” con opiniones radicales, que introducen una profunda crisis en la vida política, económica y social del país. El estado se ve obligado a convertirse en una especie de Gran Hermano, que acumula todo el poder en sus manos, eliminando los valores tradicionales estadounidenses, como la libertad o la “división de poderes”. La política exterior del estado objetivo se ve paralizada por el internacionalismo y el aislacionismo, lo que no le deja otra opción que mejorar sus relaciones con la URSS. 

La tercera etapa es la “crisis” y solo llevará varios meses emprenderla. En esta fase los radicales y los agentes soviéticos “durmientes” tratan de “tomar el poder de la manera más  rápida y despiadada posible”. Si las dos etapas anteriores de la subversión soviética han sido completadas con éxito para ese momento, la mayoría de los estadounidenses estarán tan confundidos que incluso pueden dar la bienvenida a nuevos líderes “fuertes” que “saben cómo hablar con los rusos”. El cambio de poder, dice Bezmenov, puede entonces lograrse mediante una guerra civil y la intervención soviética ni siquiera es necesaria.

Durante la fase final - lo que Bezmenov denomina “normalización” - soldados soviéticos “amigos” caminarían por las calles de las ciudades estadounidenses trabajando junto con los soldados estadounidenses “restaurar la ley y el orden”. Los antiguos revolucionarios, que tomaron el poder, ya no serían necesarios y serían enviados a prisión o ejecutados. “Los 'idiotas útiles' habrán completado su trabajo…” El país estaría así completamente bajo control soviético y se uniría al club de Vietnam, Nicaragua y Corea del Norte. Se acabó el juego.

La influencia de Bezmenov   

Si las cosas se pusieran tan mal, ¿qué podría aconsejar el exagente del KGB a los estadounidenses? “La solución más general que puedo ofrecer - para todo el proceso de Subversión - es dejar de ayudar al subversivo. Sigue viviendo en una sociedad libre y puede obligar a sus políticos electos a cambiar sus políticas hacia el mundo comunista si así lo desea”, dijo

“Hay numerosos grupos y organizaciones patrióticas estadounidenses que están bien informadas y que ya tienen muchas soluciones para combatir el daño causado por la subversión ideológica. Algunas son tan buenas o incluso mejores que las mías. Busca estos grupos, únete a ellos y haz algo”, añadió Bezmenov.

Bien sea verdadero o falso lo que predicó Yuri Bezmenov, el hecho es que no fue ignorado en Occidente. Desde la década de 1980 la información que dio ha sido escudriñada por los servicios de seguridad para comprender la naturaleza de las actividades de la Unión Soviética, e incluso también de la Rusia moderna. Activision, que pronto planea lanzar la última entrega de Call of Duty basada en la Guerra Fría, ha vuelto a poner de actualidad entre el gran público al hombre fallecido en 1993.

LEE MÁS: Sorprendentes objetos que el KGB confiscó a espías occidentales