El maestro cubano de karate que enseñó a luchar a los oficiales del KGB

Serguéi Kivrin/Sputnik, Foto de archivo
Raúl Riso reinterpretó el karate clásico y lo adaptó a los combates en la vida real. Hasta hoy sigue siendo el que mayor influencia ha ejercido en el estilo de combate de las unidades especiales soviéticas y rusas.

Aunque pocos de nosotros hemos conocido a agentes de la KGB en persona, no hay duda de que sabían cómo manejarse. Algunos ya conocéis el sambo, el mortífero modo de lucha mixta desarrollado por los rusos (una acrónimo de samozashchita bez oruzhia, autodefensa sin armas). Sin embargo, el sambo actual ha avanzado mucho desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. El avance comenzó cuando los soviéticos se dieron cuenta de que podían incorporar el “karate aplicado”, no solo incorporando golpes y patadas.

Como la URSS solo intercambiaba experiencias con otros países socialistas, fue una suerte que en una visita oficial a Cuba en 1978 presentaran a los soviéticos a un hombre llamado Domingo Rodríguez Oquendo (más conocido como Raúl Riso). Fue su “karate operativo” el que se convirtió en la base del entrenamiento físico de la agencia secreta soviética a partir de ese día.

Karate para el combate en la vida real

Fidel Castro invitó al vicepresidente de la KGB, Vladímir Pirozhkov, a una sesión de entrenamiento de sus oficiales de seguridad, quienes, entre otras cosas, eran los guardaespaldas de Fidel. La base del entrenamiento de las fuerzas especiales era el “karate operativo”, idea de Raúl Riso.

Riso había estudiado en los años 60 el estilo clásico de Okinawa de Jyoshinmon Shorin-Ryu, en Japón. Lo llevó a Cuba convertido en maestro. Sin embargo, el karate clásico para él era un deporte para practicar en el tatami y no para usarlo en combates en la vida real. Basado en Jyoshinmon Shorin-Ryu, desarrolló un estilo para las unidades de servicio, las fuerzas armadas y las fuerzas de orden público. El oficial cubano mantuvo básicamente los movimientos más mortíferos del karate para neutralizar al enemigo. El estilo refinado de Riso se centraba en los puntos especialmente vulnerables y en aplicar varias llaves. Los oficiales cubanos que han participado en conflictos en todo el mundo y pueden dar fe de la utilidad del karate operativo. “El karate es un arma de la Revolución”, era un lema popular en Cuba en esa época.

“Raúl Riso es el único maestro que pudo adaptar los exquisitos movimientos del karate japonés para un verdadero sistema de combate”, recordaba uno de sus alumnos en Rusia, Yuri Maryashin. “Lo más importante es que probó en Angola, Mozambique y Nicaragua”.

Según Valeri Velichko, general de División de la Seguridad del Estado y autor del libro De Lubyanka al Kremlin: Viajes no turísticos por el mundo: “Los expertos señalaron que el sistema operativo de karate desarrollado por Raúl Riso, y que fue utilizado por las fuerzas especiales cubanas, superaba en sus características prácticas a todos los análogos occidentales e incluso a las disciplinas orientales tradicionales”.

Enseñando al KGB

Aunque la postura oficial de la URSS sobre el karate japonés era polémica (las autoridades soviéticas intentaron prohibirlo varias veces por considerarlo un deporte capitalista), Pirozhkov quedó muy impresionado por el estilo de Riso. A su regreso a casa informó al jefe del KGB, Yuri Andrópov. Posteriormente el KGB invitó a Riso a entrenar a sus oficiales, que hasta ese momento usaban el sambo, desarrollado en la URSS.

El maestro llegó a Moscú en noviembre de 1978, con su ayudante y estudiante Ramiro Chirino, y durante los tres meses siguientes, llevaron a cabo sesiones de entrenamiento diarias de 12 horas para oficiales e instructores del KGB.

En febrero de 1979, 50 oficiales soviéticos aprobaron los exámenes y obtuvieron oficialmente el estatus de instructores de karate operativo. Solo unos pocos obtuvieron las calificaciones de instructor para el estilo Jyoshinmon Shorin-Ryu: Yuri Mariashin (cinturón marrón) y Valeri Samóilov (cinturón verde). Mariashin, más tarde, creó su propia versión de karate aplicado que se utilizó en el entrenamiento físico del KGB.

Unos años más tarde, en 1982, agentes del KGB viajaron a Cuba para hacer prácticas de karate operativo, y en 1989 se invitó de nuevo a especialistas cubanos a Moscú, para poner a prueba las habilidades de los guardaespaldas del entonces presidente Mijaíl Gorbachov.

El karate operativo ha sido utilizado por las fuerzas de seguridad rusas desde entonces, convirtiéndose en el único país después de Cuba en adoptarlo. En febrero de 1990, la URSS obtuvo su propia Federación Jyoshinmon, y en julio de 1991, la Escuela Jyoshinmon Syorin-Ryu de la URSS. Ambas organizaciones estaban dirigidas por Yuri Mariashin.

En 2004, Raúl Riso dijo, según los medios: “Cuando se trata de usar karate operativo en la práctica, no hay nadie mejor que los rusos”. Murió en 2011, pero permaneció en la memoria de los oficiales de los servicios de seguridad de Rusia como un maestro sabio y modesto.

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