Durante la época de la Guerra Fría el KGB manipuló a los medios de comunicación, vigiló a peces gordos de la OTAN y atemorizó a partes importantes de Oriente Medio.
1. Operación Tucán
General Augusto Pinochet, Presidente de Chile,1975
AFPEn los años 70 el KGB era tan poderoso que era capaz de utilizar los medios de comunicación occidentales para sus propios intereses. Así ocurrió con The New York Times durante el desarrollo de la operación Tucán.
Comenzó en 1976 y fue una operación conjunta de agentes soviéticos y cubanos y se realizó para desacreditar en el mundo la imagen de dictador chileno Augusto Pinochet, un acérrimo enemigo del comunismo.
Ese año en The New York Times se publicaron 66 artículos sobre vulneraciones de derechos humanos en Chile. En comparación, en el diario estadounidense salieron menos de una docena de artículos sobre los atropellos a los derechos humanos en Cuba y Camboya.
Además, el KGB fabricó la “correspondencia” entre Pinochet y Manuel Contreras (director de la temida DIA; Dirección de Inteligencia Nacional). En estas cartas aparecía un plan para acabar con los opositores al régimen que vivían en el exilio en diferentes países del mundo. Los periodistas estadounidenses se creyeron la correspondencia a pies juntillas y fue un golpe a la imagen del dictador latinoamericano.
2. Operación RYAN
La operación de espionaje más grande y más compleja de toda la historia de la URSS. En 1981 el KGB y la GRU recibieron la orden de llevar a cabo la operación Ataque Nuclear de Misiles (Raketno-Yadernoe Napadenie, acrónimo de RYAN).
El objetivo consistía en tratar de descubrir los planes de EE UU sobre un posible ataque nuclear contra la URSS y escoger la estrategia adecuada en caso de que se produjese. Los temores en la dirección soviética surgieron tras la llegada al poder en Washington de Ronald Reagan, un ferviente anticomunista, y el endurecimiento de la política estadounidense contra la URSS.
En el marco de la operación aumentaron considerablemente las acciones de la inteligencia soviética fuera de las fronteras de los países del Pacto de Varsovia. Se hizo un seguimiento a las personas con credenciales para dar la orden de un ataque nuclear con misiles, a los encargados de los misiles balísticos y también contra quienes ocupaban puestos altos en las Fuerzas Aéreas de los países de la OTAN. Además, se creó una red de agentes “durmientes”, que entrarían a actuar en caso de guerra nuclear.
La costosa operación estuvo activa hasta 1984 y se detuvo tras la muerte de los que la iniciaron: Yuri Andrópov, secretario general del Comité Central de Partido Comunista, y de Dmitri Ustínov, que fue Ministro de Defensa.
3. El KGB contra Hezbolá
Mohamed Huseín Fadlalá, rodeado de guardaespaldas, en una mezquita al sur de Beirut (Líbano), durante una ceremonia fúnebre. 9 de marzo de 1985
APEl 30 de septiembre de 1985 miembros de Hezbolá secuestraron a cuatro diplomáticos soviéticos, justo enfrente de la embajada. Dos de ellos eran miembros del KGB. Los secuestradores demandaban que Háfez al-Ásad cancelara un intercambio de prisioneros en el norte de Líbano.
Como prueba de que iban en serio ejecutaron a uno de los secuestrados. Moscú presionó a Ásad y la operación se canceló. Sin embargo, Hezbolá no liberó inmediatamente a los soviéticos y realizó una nueva petición.
Mientras tanto, la dirección del KGB estaba buscando otra salida a la situación. Descubrieron los nombres de los principales secuestradores y el lugar en el que estaban encerrados los diplomáticos. Sin embargo, se descartó la idea de asaltar el edificio con miembros de las tropas especiales, ya que podría haber causado mucho revuelo y ser contraproducente.
El azar ayudó, ya que en un intercambio de disparos con el ejército libanés, murieron uno de los secuestradores y el hermano de otro. A pesar de que la URSS no estaba involucrada se extendió el rumor de que los rusos estaban masacrando en secreto a los que habían secuestrado a su gente.
El KGB decidió aprovechar la oportunidad y reunió a Yuri Perfiliev, el jefe de la base del KGB en Líbano, con el fundador y líder espiritual de Hezbolá, el ayatolá Fadlalá. Este recibió calurosamente al oficial soviético pero durante la conversación frustró cualquier intento de Perfiliev de resolver el problema de los rehenes.
Entonces Perfiliev comenzó a decir cosas que no tenía permiso. Afirmó que la residencia del ayatolá Jomeini en Qom estaba no lejos de la frontera soviética y que por errores técnicos durante las maniobras un misil podía caer en Qom de manera inesperada. “Y recemos a Dios o a Allah para que el misil no esté cargado”.
La amenaza dio resultado. Tras guardar silencio un rato, Fadlalá dijo: “Creo que todo va a salir bien”. Dos días después se liberaron los secuestrados.
¿A qué se dedican los antiguos agentes del KGB?
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