El “hombre más malo del planeta” encontró en Rusia lo que a muchos de sus compatriotas estadounidenses les cuesta entender acerca de los rusos: su lado amable y sensible. Anteriormente, sin embargo, Mike Tyson sostenía que en la Madre Rusia “todo daba vueltas alrededor del sexo y el poder”. Aquí os contamos las cinco cosas de Rusia que más sorprendieron al enfant terrible del mundo del deporte.
En el viaje más reciente de Tyson a Rusia, a finales de febrero (organizado por una empresa industrial local) el exboxeador profesional visitó la región de los Urales. Tuvo un programa de actividades muy ocupado y a veces sorprendente: visitó una guardería donde se hizo fotos con los niños, participó en una ceremonia que celebraba el inicio de la construcción de un nuevo centro deportivo, probó equipos de realidad virtual en un ring e impartió una clase magistral de boxeo con jóvenes.
Mientras hacía todo esto, compartió sus puntos de vista sobre Rusia y los rusos y cómo son percibidos en EE UU. “En América, los rusos no tienen una reputación de ser sensibles. Pero como he viajado por todo el país, me he dado cuenta de que la gente es muy amable. Pero la mayoría de los estadounidenses no tienen ninguna experiencia sobre ello”, señaló Tyson.
A principios del año pasado, completó la descripción de la esencia sensible de la mentalidad de los rusos con una advertencia: hay que tener mucho cuidado de no herir sus sentimientos, o de lo contrario perderán los estribos.
El boxeador recordó a sus anfitriones que también es aficionado a la historia rusa. En la ciudad de Ekaterimburgo fue al museo “Rusia, mi historia”, donde realizó una visita personal. Según los medios de comunicación locales, hizo preguntas sobre el líder soviético Iósif Stalin, a quien consideraba “un mal tipo”, y sobre la revolución rusa. Más tarde, en la conferencia de prensa, confesó su simpatía hacia Grigori Rasputin, el infame místico y “amigo íntimo de la familia imperial”.
El boxeador también elogió al primer zar ruso, Iván el Terrible, un importante reformador pero más conocido como gobernante brutal y belicoso. “Pienso muy a menudo en los tiempos en que Rusia estaba presionada por todos lados, y sólo gracias a Iván el Terrible los agresores fueron expulsados del país”, dijo.
Iron Mike también aprecia la literatura rusa, especialmente a Lev Tolstói, que es un “buen amigo”, y todo el mundo debería leerlo.
Tyson leyó los libros de Tolstói mientras cumplía su sentencia de tres años de prisión a principios de la década de 1990, después de haber sido declarado culpable de la violación de una concursante de un certamen de belleza.
Como escribió en su libro, Undisputed Truth (Verdad indiscutible, 2013), cuando fue a Moscú en 2005 quería visitar la casa de Tolstói. “...El traductor que nos llevó de un lado a otro estaba asombrado de que yo conociera los nombres de todos los hijos de Tolstói y supiera de la dinámica entre Tolstói y su esposa”, confesó el boxeador.
En 2005 Tyson describió a Moscú como “Nueva York con esteroides”, y a Rusia como un país en el que podía hacer todo lo que se quisiera “con impunidad”. En Undisputed Truth compartió sus historias sobre prostitutas en Moscú, que, según él, eran más educadas que en EE UU. “Podrían dirigir una compañía de la lista Fortune 500”. También se reunió con funcionarios y mafiosos que vivían en enormes mansiones, y escribió que en Rusia, al igual que en otros países de la región, “todo gira en torno al sexo y el poder”.
Al final, sin embargo, Tyson llegó a la conclusión de que Rusia “no era un lugar” para él. “En ruso ni siquiera tienen una palabra para decir ‘equilibrio’”. “En Rusia no hay equilibrio, sólo extremos. Por eso encajo tan bien allí. Ese lugar era demasiado perfecto para mí y mis demonios. Me encantaba estar en Rusia”.
La razón inicial de Tyson para su visita a Moscú en 2005 fue conocer a su terapeuta, que trabajaba en la capital rusa varios meses al año. Como recordó, se sintió realmente conmovido durante una sesión con este, cuando los otros participantes compartieron sus incómodas historias personales. Tyson les habló de su infancia: violencia, problemas con su madre y miedo constante. A los presentes les conmovió el relato y la actitud receptiva del boxeador, diciéndole que “debería ser un político o un predicador”.
Esa no fue la única experiencia espiritual que Tyson tuvo en aquel momento en Rusia - también realizó un viaje a Chechenia. Al principio, aceptó la oferta del líder checheno, Ramzán Kadírov, de visitar la república predominantemente musulmana porque le pagaron bien por ello. Sin embargo, resultó que “en aquella visita todo fue sobre la espiritualidad, todo sobre Alá y el Islam”.
Tyson y Ramzán Kadírov.
Getty ImagesDurante su encarcelamiento, Tyson se había convertido al Islam y tomó el nombre de Malik Abdul Aziz, que significa “Rey y Siervo del Todopoderoso”. “Me recibían en todo el país [así llamaba a la república chechena] como un héroe musulmán. Héroe musulmán, mi trasero... Yo era un violento cocainómano”, escribió Tyson más tarde, refiriéndose a su prolongada adicción a las drogas. Sin embargo, se mantuvo en contacto con el líder checheno, y más tarde visitó de nuevo la república.
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