“Llevamos una hermosa vida allí, ¡estábamos felices! ¡Fue el período más feliz de mi vida, en serio!”, así es como Samuel Eto'o, uno de los mejores jugadores de fútbol de la última década, describió su periplo en el Anzhí de Majachkalá, equipo de la región caucásica de Daguestán.
Corría el año 2011 cuando Suleimán Kerímov, un multimillonario ruso de origen caucásico, intentó formar un club de ensueño invirtiendo mucho dinero en un equipo daguestaní relativamente poco conocido. Probablemente tenía en mente hacer algo como lo que había hecho Román Abramóvich con el Chelsea varios años antes. La primera adquisición importante fue Roberto Carlos, miembro de la selección brasileña que ganó el Mundial de 2002 y había sido ganador del premio Golden Foot (Pie de Oro) en 2008.
Tal y como el futbolista reveló más tarde, Kerímov se le acercó y le puso unos trozos de papel sobre la mesa en los que había unos nombres escritos. Estos nombres eran Neymar, Messi y Eto'o, los mejores jugadores del mundo. La oferta de Kerímov resultó ser especialmente atractiva para el camerunés Samuel Eto'o, también ganador del Golden Foot (Pie de Oro), que en aquel entonces jugaba en el Inter de Milán.
Samuel Eto'o.
Alexánder Vilf/SputnikAsí fue como en agosto de 2011 Eto'o se encontró en la capital de Daguestán, Majachkalá, una ciudad modesta de unos 600.000 residentes. Kerímov también se llevó al Anzhí a Yuri Zhirkov, que militaba en el Chelsea, a un portero de la selección rusa y a otros destacados jugadores. El holandés Guus Hiddink, que lideró a Rusia hasta la tercera plaza en la Eurocopa de 2008, se convirtió en el entrenador del equipo.
En 2013 las inversiones de Kerímov comenzaron a dar sus frutos. Por primera vez en su historia, el club acabó tercero en el campeonato nacional y fue finalista de la Copa de Rusia. Aunque no ganó ningún trofeo importante, estuvo muy cerca.
Eto'o declaró en una entrevista que su estancia en Daguestán fue “algo inolvidable”. “¡Cada vez que regresábamos a Majachkalá era un momento de verdadera felicidad! Cuando jugamos allí, ¡la vida en la ciudad se detenía! ... ¡Fue fantástico!”. La estrella afirma que su experiencia fue buena no solo por el alto salario, sino porque lo trataron de una manera muy especial. “Mi buen estado no era por el dinero. La gente no me trataba como a una estrella. Yo era un amigo, un hermano, un miembro de su comunidad. Todavía hoy veo a un daguestaní a diario... cuando me miro al espejo”, afirmó el delantero camerunés.
A Eto'o no solo le gustó Daguestán, sino también la capital rusa. Según su opinión, a menudo la gente asume que Moscú no es una ciudad atractiva debido a una serie de clichés generalizados. “Cuando digo a los escépticos que Moscú es una de las ciudades más bellas del mundo, no pueden creerlo, no lo pueden entender. ¿Por qué? Porque vivimos en una sociedad donde hay demasiados clichés y la televisión impone su cosmovisión”.
La experiencia en Rusia también fue buena para Roberto Carlos, que se refiere a su paso por el Anzhí como “uno de los momentos más placenteros de su carrera”. En una entrevista afirmó que si no hubiera jugado para Brasil, habría aceptado recibir la ciudadanía rusa, convirtiéndose en el primer jugador negro del equipo nacional ruso.
Roberto Carlos.
Said Tsarnáev/SputnikDesafortunadamente para el fútbol daguestaní, el dueño del club cambió su estrategia en el 2013 y dejó de inyectar tanto dinero. El Anzhí perdió su lugar en la Primera División rusa y la historia de éxito del equipo de ensueño duró poco tiempo.
Hubo otro jugador brasileño que barajó brevemente la idea de convertirse en ciudadano ruso. Hablamos de Vagner Love, que comenzó a jugar en el CSKA de Moscú cuando tan solo contaba con 20 años y ganó 14 trofeos en los ocho años que estuvo en el equipo. En la final de la Copa de la UEFA de 2005 marcó un gol que dio la victoria al CSKA. Además, fue el máximo goleador de la Copa de la UEFA en la temporada 2008-2009. Love jugó 20 partidos con la selección brasileña y marcó cuatro goles.
Vagner Love.
Alexánder Chiorni/Global Look PressLove, que actualmente milita en el Besiktas, declaró que su período en el CSKA fue “probablemente el mejor de su carrera”. “El CSKA siempre permanecerá en mi corazón”, afirmó. Un destacado entrenador ruso dijo que Love encajaba bien en el contexto del país eslavo porque “por su mentalidad, parecía un verdadero ruso”.
Para Love, jugar en un club ruso también significó recibir una gran cantidad de dinero. “Nunca había visto tanto dinero”, dijo en un momento en que consideraba la posibilidad de dejar el club de Moscú por otro equipo europeo y el presidente le hizo una oferta muy generosa para que se quedase.
“Cuando llegué a Rusia, marqué en tres partidos y ayudé al club a clasificarse para jugar en la fase de grupos de la Liga de Campeones. Después de regresar a Moscú hubo una conversación sobre una prima. Me mostraron un montón de dinero. Pensé que sólo conseguiría una parte, pero no fue así, firmé un papel y lo recibí todo. ¡Nunca había visto tanto! Estaba temblando y no sabía dónde colocarlo... Después le compré una casa nueva a mi mamá. Estaba muy feliz”.
“Guardé el dinero en casa, en una bolsa. No sabía cómo gastarlo... Marcaba un gol – me daban una prima. El club me dio un coche, un apartamento. Tenía dinero para cualquier capricho... Me pareció que Rusia me pagaba todo lo que merecía...”. Pero Love afirma que no se trataba exclusivamente de dinero. “Allí sentí lo que son el amor y el respeto”.
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