Normalmente, en el fútbol los delanteros y mediocampistas son los más aplaudidos, pero Yashin rompió este patrón. En 1963 ganó el Balón de Oro, el trofeo individual más prestigioso de este deporte, y desde entonces sigue siendo el único portero en el mundo que lo ha conseguido. Expertos de la FIFA y la IFFHS (Federación Internacional de Historia y Estadísticas del Fútbol) nombraron a Yashin el mejor portero del siglo XX.
Yashin jugando para el Dinamo Moscú, el único equipo de su carrera futbolística.
Alexánder Makárov/SputnikYashin tuvo que trabajar duro para ganarse la vida. Nacido en en 1929 el seno de una familia de cerrajeros de Moscú, la leyenda del futuro tenía 11 años cuando comenzó la guerra con Alemania. Trabajó descargando trenes en Uliánovsk (a 876 km al este de Moscú) y luego siguió los pasos de su padre como cerrajero.
Incluso cuando ya era famoso y competía en torneos internacionales por la URSS, Yashin todavía se consideraba a sí mismo un obrero. “Necesito tocar la pelota antes de empezar a jugar, igual que un carpintero toca su tabla de madera antes de comenzar su trabajo. Es un hábito de la clase obrera”, dijo una vez en una entrevista.
Al igual que muchos deportistas soviéticos, no contaba con el mismo salario que sus homólogos europeos. El periodista soviético, Evgueni Rubin, recuerda una anécdota relacionada con Yashin cuando: una vez fue a un restaurante con Ferenc Puskás, el delantero estrella de Hungría que jugó en el Real Madrid. Cuando Puskás sacó su cartera para pagar la cuenta, Yashin se quedó estupefacto: “Nunca había visto una cantidad tan grande de dinero en mi vida, por no hablar de ganarlo”.
Sin embargo, Yashin nunca envidió a los futbolistas que jugaban en los clubes occidentales. Decía: “No podría imaginarme viviendo fuera de Rusia”. Fue increíblemente leal a su club, el Dinamo de Moscú, y pasó toda su carrera profesional, que duró 20 años (1950 — 1970), en este equipo.
Sin embargo, el joven de los distritos obreros tardó varios años en llegar a ser de los mejores. Se convirtió en el portero número uno del Dinamo en 1953 y ganó cinco campeonatos de la URSS y tres copas del país de los soviets.
Así lo recordaba su esposa Valentina: “Nunca pidió ningún bonus a los jefes, era muy tímido. Siempre dudaba: “¿Se supone que debo tener esto? ¿Qué pasa si no?”. Su modestia lo hizo aún más popular.
Yashin se hizo famoso por sus habilidades acrobáticas y su capacidad de reacción, además de por cambiar el patrón típico de los porteros de fútbol.
Yashin fue un innovador: fue uno de los primeros porteros “barridores” o líbero. Hoy en día, es una táctica normal: muchos porteros, incluido el brillante alemán Manuel Neuer, juegan de esta manera. Sin embargo, en la década de 1950, su modo de jugar fue calificado como “un circo”. Pero su juego era el del futuro.
“Yashin, como muchos futbolistas cuyo juego se convirtió en una revelación para todos, rompió las reglas comunes porque no le permitían mostrar su potencial”, escribió el primer entrenador de Yashin en el Dinamo, Mijaíl Yakushin, en sus memorias. “Él aumentó el potencial táctico de nuestro equipo”. En 160 de 326 partidos que disputó en el campeonato de la URSS no le marcaron ni un gol.
En 1956, el equipo nacional soviético ganó los Juegos Olímpicos en Melbourne, Australia. En su viaje de vuelta los deportistas recorrieron toda Rusia: primero fueron en un barco hasta Vladivostok y luego en tren a Moscú, para que los aficionados de todo el país tuvieran la oportunidad de saludar a los campeones.
Así lo recordó el médico del equipo, Oleg Belakovski: “En vísperas del Año Nuevo, un hombre barbudo entró en el vagón del tren con una bolsa gritando: “Muchachos, ¿dónde está Yashin?” Lev se acercó y este hombre se arrodilló ante él, sacando una botella de alcohol casero y un paquete de semillas de girasol de su bolsa: “Es todo lo que tenemos. ¡Gracias en nombre de todo el pueblo ruso!”.
Yashin se aseguraba de vestirse siempre de forma adecuada. Siempre se ponía un uniforme oscuro, de pies a cabeza, y fue apodado “Araña Negra” por su flexibilidad y habilidades acrobáticas. También jugó con su icónico sombrero: “Es mi talismán, siempre me lo pongo”, solía decir.
Otra parte no tan saludable de la imagen de Yashin fueron los cigarrillos. “Soy fumador, sé que es un mal hábito a seguir. Puedo fumar la mitad de un paquete en un día”, confesó el portero. Los entrenadores lo toleraron, ya que el hábito de Yashin no parecía afectar su rendimiento deportivo. Pero sí dañó su salud y condujo a la amputación de una pierna debido a una enfermedad arterial que sufrió en 1984. Seis años después, Yashin murió.
Los mejores porteros, especialmente los rusos, se comparan con Yashin, y admiten que su récord es difícil de superar. “Seré feliz si puedo llegar a estar cerca de su nivel”, dijo el actual número uno del equipo nacional ruso, Ígor Akinféiev, en noviembre de 2017, cuando la imagen de Yashin apareció en el cartel oficial de la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018™.
No solo Rusia, el mundo también recuerda a Yashin. Todavía está incluido en todos los equipos estrella. Pelé, la estrella brasileña que ganó tres Copas del Mundo, todavía llama a Yashin “el número uno para siempre”.
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