Antiguamente la palabra rusa “krasni” era sinónimo de “bello”, “honorable”. Precisamente por esa razón la plaza principal de Moscú se llama “Krásnaia” (Roja), a pesar de que al principio se llamaba “torg” (bazar o mercadillo) o incluso “pozhar” (incendio) porque se incendiaba con frecuencia.
Uno de los colores más populares de los cosméticos, el tono “russian red” (DE282E) es realmente muy popular en Rusia, aunque en el país eslavo lo llaman bermejo. Los labios de una mujer, la puesta del sol, la sangre, las rosas o las banderas de la revolución... Todo lo que provoque sentimientos fuertes puede ser de color bermejo.
"Máslenitsa" (1878 ), obra de Leonid Solomatkin
Dominio públicoLas montañas rusas fueron inventadas en Rusia. Desde hace siglos los rusos adoraban bajar en trineos desde una colina. A Pedro I le gustaba descender en trineo y el zar convirtió esta diversión en parte del ocio estatal: en las afueras de San Petersburgo empezaron a construir unos pabellones altos. En invierno las cuestas más pronunciadas se cubrían con agua en y se congelaban. En la residencia del zar en Oranienbaum en las afueras de San Petersburgo hay una montaña de la que solía descender Catalina II y que se conserva hasta ahora.
Hubo también montañas de verano, de las que se descendía en carretillas de madera. Precisamente este tipo de montañas rusas llegaron a Europa a principios del siglo XIX, cuando en París se inauguraron Les Montagnes Russes à Belleville (es decir, las “montañas rusas” en francés). Sin embargo, las montañas rusas (“roller coasters”) tal y como se conocen hoy fueron inventadas en EE UU y en Rusia se llaman... ¡las montañas americanas!
Las reglas de este peligroso juego son sencillas: el revólver se carga con una o varias balas de tal forma que haya recámaras libres. Se da vueltas al cilindro para que los jugadores no puedan saber dónde están las balas. Después, cada uno de los jugadores apunta con el revólver a su propia cabeza y aprieta el gatillo.
El origen de este juego todavía es desconocido. Lo interesante es que en la literatura rusa del siglo XIX la frase “la ruleta rusa” no se menciona nunca, a pesar de que las obras de este periodo están llenas de los militares. Un juego parecido fue descrito por Mijaíl Lérmontov en Un héroe de nuestro tiempo (1840). En el capítulo Fatalista se habla de un revólver con un cartucho y los jugadores no saben si está cargado o no. En el cuento de Alexander Grin El tirador de Zubagán (1913) los protagonistas juegan con un revólver que tiene seis cartuchos.
Sin embargo, la expresión “ruleta rusa” fue utilizada por primera vez por el escritor suizo Georges Surdez en 1937. En un artículo con el mismo nombre el escritor cita las palabras de un sargento francés que sirvió en la legión extranjera del ejército ruso y vio cómo los oficiales rusos jugaron a este juego cruel en 1917.
Otro juego popular entre los militares se llama “kukushka” (cuquillo): varios oficiales armados con pistolas se encierran en una habitación a oscuras, uno de ellos empieza a gritar como un cuquillo mientras que otros intentan dispararle. El juego continúa hasta que el oficial acaba herido. Según los contemporáneos, estos juegos ayudaban a los soldados del ejército imperial a no tener miedo a la muerte.
Algunos siguen jugando a la ruleta rusa hoy en día, pero las pistolas no disparan con balas, sino emiten una leve descarga eléctrica.
El “negro ruso” es un cócktail clásico que fue creado por el barman belga Gustave Tops en 1949. Contiene cinco capas de vodka, dos capas de un licor de café y se sirve con hielo en un vaso “anticuado”. La variante del “blanco ruso” fue inventada en los años 1960 en EE UU y se diferencia por la nata y la leche que se le añade.
El cócktail se llama “ruso” sencillamente porque su ingrediente principal es el vodka. Por la misma razón el café con vodka se llama a veces “ruso”. Sin embargo, para los rusos este café sería una salvajada. Si los rusos añaden algo en el café es coñac pero suelen callárselo. Por cierto, existen muchos otros cócktailes rusos.
En Alemania cualquier tipo de bollería en forma de las letras del alfabeto se llama el “pan ruso” (Russischbrot). Según una leyenda, fue un invento de un panadero de Dresde Ferdinand Hanke que estudió en San Petersburgo. No obstante, el nombre de las galletas probablemente no tiene una relación directa con Rusia: al principio se llamaba “rösches Brot” (“pan frágil”), ya que las galletas en forma de letras son realmente frágiles y se rompen con facilidad. De hecho, normalmente no se elaboran las letras W y M por ser especialmente delicadas.
En los países de América Latina, España, otros países europeos, Israel y Mongolia llaman “ensaladilla rusa” a una ensalada que contiene la patata cocida, zanahoria, guisantes, huevos y atún. Además, en la ensalada suelen añadir pepinillos en vinagre o frescos, maíz, eneldo y mayonesa.
Sí, esta ensalada existe en la cocina rusa. Es un plato imprescindible en las fiestas (especialmente en Noche Vieja) y se llama “Olivier” en honor a su creador, el chef francés Lucien Olivier. Fue el dueño del restaurante “Hermitage” de Moscú, uno de los más lujosos del país, y mantuvo en secreto la receta hasta su muerte.
La receta original de Olivier solo se diferenciaba en una cosa: contenía carne de estarna, gambas y cangrejo. Sea como fuera, la ensalada ya tiene 150 años y sigue siendo uno de los platos rusos más conocidos del mundo.
Rusia se asocia a menudo con una forma especial, inesperada y a veces sin sentido de superar las dificultades. Por eso en YouTube aparecen vídeos de “métodos rusos”, aunque no todos fueron grabados en Rusia. Por ejemplo, hay un método ruso de pelar un huevo cocido, quitar los dientes, limpiar la salida de humo de la chimenea, abrir latas de conservas, realizar las obras en una carretera y muchas otras cosas. No siempre es un método eficaz, pero siempre es divertido. Pero no lo probéis en casa nunca. Es mejor que venga a Rusia para verlo.
Si te preguntas cómo es el carácter de los rusos, descúbrelo haciendo click aquí.
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