Cuando se visita San Petersburgo es obligatorio echar un vistazo a la ciudad desde lo alto. Desde mediados del siglo XIX las leyes locales han limitado la altura de las construcciones al Palacio de Invierno de los zares, con la excepción de las iglesias. Actualmente si subes a un edificio de seis plantas en el centro de la ciudad, podrás ver el glorioso perfil de San Petersburgo y las mayores joyas arquitectónicas de la ciudad.
Durante largo tiempo ha sido peligroso e ilegal hacer un tour por los tejados. Los visitantes se tenían que colar en el hueco de las escaleras y buscar una trampilla abierta porque la mayoría estaban cerradas después de que en agosto de 1997 un francotirador asesinara a un vicegobernador desde lo alto de un tejado.
Además, los residentes no querían que los estudiantes tuvieran fiestas en los tejados ni que los mendigos viviesen allí. A pesar de ello no fueron capaces de disuadir a los jóvenes de que no explorasen la ciudad de esta manera y todavía hoy se pueden encontrar gran cantidad de anuncios, normalmente en las aceras, sobre tours guiados por los tejados.
En mayo tuvo lugar el primero oficial. Los organizadores explicaron a Russia Beyond que les tomó un año encontrar una buena localización, recopilar todos los papeles y hacer los acuerdos con la administración de la ciudad y con la policía. Las visitas guiadas suben a lo alto de un edificio de estilo art nouveau en Ligovski Prospect, 65. Los visitantes no molestan a los vecinos porque suben por una entrada trasera.
El edificio tiene unos 25 metros de altura. Después de firmar un documento en el que se les informa de las medidas de seguridad que hay que tomar, los turistas suben a un puesto de protección ante ataques aéreos construido durante la Segunda Guerra Mundial.
El tejado se encuentra en un buen lugar, en la frontera del casco histórico de la ciudad, y a tan solo cinco minutos caminando de la estación de tren Moskovski. Los visitantes pueden reconocer fácilmente los lugares más destacados, lo que incluye la aguja dorada de la fortaleza de Pedro y Pablo, las cúpulas de la Iglesia de la Sangre Derramada y los minaretes de la Gran Mezquita. Con ayuda de unos prismáticos se pueden apreciar los detalles e incluso se ven las áreas residenciales recién construidas en la zona del Zenit Arena, que se encuentran a unos 10 km de distancia.
Otro lugar de interés es la cúpula de la catedral de San Isaac, que también cuenta con un mirador a 43 m de altura. Según la leyenda, a principios de la década de 1840 el zar Nicolás I subió con sus cortesanos y no quedó nada satisfecho con la vista de la ciudad imperial.
No le gustó la diferencia de alturas entre los edificios así que en 1844 ordenó que la fachada de cualquier edificio residencial o estatal no pudiera ser más alta que la del Palacio de Invierno. Se destruyeron alrededor de 205 pisos para poder aplicar la nueva ley.
Esta norma se siguió en el centro de la ciudad incluso después de la revolución de 1917 y actualmente se trata de mantener la línea del horizonte imperial. Hay limitaciones en cada distrito, con una única excepción, la Torre Gazprom, el primer rascacielos de la ciudad que el próximo año alcanzará los 462 metros.
Desde el punto de observación se aprecian varias torres de defensa aérea y los guías ofrecen información detallada sobre el papel que desempeñaron durante el sitio de Leningrado en la Segunda Guerra Mundial. La ciudad sufrió bombardeos masivos el 8 de septiembre de 1941. Los alemanes atacaron fábricas y bases militares y después comenzaron a hacerlo contra las áreas residenciales.
Normalmente quienes trabajaban en estas torres de defensa eran escolares. “Hacían turnos de ocho horas y subían a las torres cuando oían las sirenas de un ataque aéreo”, comenta Stepán, uno de los guías. “Solamente tenían 30 segundos para tirar una bomba incendiaria al jardín o para colocarla en la arena. Todavía hoy se pueden encontrar cajas con arena en las buhardillas”.
Desde mayo Stepán y sus colegas han dado la bienvenida a turistas procedentes de España, EE UU, Canadá, China, Portugal y el Reino Unido. A menudo vienen con un traductor o con un amigo local.
Las guías requieren una inscripción previa y los organizadores garantizan que el grupo podrá tener un guía que habla inglés. Durante el invierno solo hay visitas guiadas durante los fines de semana. Para más información haz click aquí.