Cuba sigue enamorada de los autos rusos Lada

Ciencia y Tecnología
VICTORIA ARBAIZA
En la isla caribeña crean el club Lada Cuba para que los propietarios de estos autos puedan compatir su experiencia y ayudarse entre sí.

“Nunca he estado en Samara, pero sé que allí vive y trabaja gente maravillosa. En 1984 fabricaron mi VAZ 2105, en 1986 este coche llegó a La Habana y fue entregado a mi padre, un estudiante increíblemente satisfecho de su compra. Pocos estudiantes tenían coche propio por entonces. Mi padre trabajó como taxista con este coche durante 22 años, después lo heredé yo. Yo también soy conductor, este coche me da de comer”, explica José Ramón, joven taxista cubano en una entrevista a Russia Beyond. En Cuba existen muchas historias parecidas, y no solo en Cuba sino en toda Latinoamérica.

A comienzos de los años 70 la Unión Soviética comenzó a exportar grandes partidas de automóviles de la Fábrica de Automóviles del Volga (VAZ) a Latinoamérica. Antes la isla se abastecía de coches de fabricación estadounidense. Los primeros Lada llegaron a Cuba, Chile, Colombia y Ecuador, aunque varios años después no quedaba en la región un país por cuyas carreteras no hubiera huellas de estos coches.

En su mayoría, los coches se usaban como taxis y algunos iban a las agencias gubernamentales para el servicio. Una pequeña parte se puso a la venta.

En Cuba todavía es frecuente ver a un hombre junto a un Lada de fabricación soviética con el capó levantado y reflexionando sobre lo que se ha roto en él esta vez.

A pesar de sus deficiencias, los Ladas en Cuba son objeto de pasión y orgullo. En un país donde los coches escasean, el vehículo ruso es una muestra de alto estatus de sus propietarios, aunque tengan que hacer milagros de ingeniería e incurrir en enormes gastos para mantenerlo en movimiento. 

El mantenimiento en Cuba es todo un reto. Los propietarios obtienen las piezas de repuesto a través de las llamadas “mulas”, personas que las traen a la isla (solo unas pocas unidades en cada viaje). A veces los cubanos se ven obligados a fabricar piezas sencillas. Pero dicen dicen que el Lada en movimiento vale la pena.

Algunos de los coches tienen decoraciones muy inusuales. Por ejemplo, el escudo soviético en forma de hoz y martillo cruzados. Y en las entrañas de los coches se instalan piezas no estándar, que de alguna manera encajan milagrosamente. O se hicieron a medida. Pero algunas personas prefieren utilizar sólo originales en sus reparaciones.

“Aquí todo es original: la carrocería, los guardabarros, las puertas, los umbrales... no se ha cambiado nada”, dice orgulloso este funcionario de 45 años, Alexander Aguirre, al hablar de su Lada del año 1976, citado por la revista rusa Za ruliom (Al volante).

Club Lada Cuba

A finales del año pasado, varias personas fundaron el Lada Cuba Club, según informa Associated Press, y en menos de cuatro meses, unos 140 miembros se apuntaron para ayudarse en todo.

“Siempre he dicho que Lada es cubano”, dijo a Associated Press Carlos Rodríguez, un mecánico de 29 años que dirige el club.

Rodríguez condujo recientemente su Lada 2106 blanco de 1985, que tiene siete años más que él, a un lavado de coches en el barrio de Marianao de La Habana, donde se reunieron unos 50 propietarios de Lada. Lavaban sus coches, hablaban de ellos, bromeaban y presumían de ellos. Luego se dirigieron a un parque en las afueras de la ciudad. Así es como se celebran las reuniones del club.

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