Leonid Góvorov fue uno de los más grandes comandantes militares del Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial. Fue el artífice de las victorias soviéticas en el noroeste de la URSS, habiendo defendido Leningrado, expulsado a Finlandia del conflicto y liberado el Báltico.
Curiosamente, durante la Guerra Civil rusa, Góvorov luchó activamente contra los soviéticos. Durante casi un año combatió en las filas del líder del movimiento blanco en el este del país, el almirante Alexander Kolchak, donde comandó una batería de artillería.
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Tras la derrota de los blancos en diciembre de 1919, Leonid Góvorov decidió pasarse a los rojos. En las circunstancias especiales de la Guerra Civil, esto no era algo inaudito.
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En un esfuerzo por ganarse la confianza de los bolcheviques, el futuro mariscal luchó desinteresada y heroicamente contra las fuerzas del barón Peter Wrangel en el sur de Ucrania y en Crimea, fue herido dos veces e incluso condecorado con la Orden de la Bandera Roja.
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Tras el final del conflicto, Góvorov hizo una brillante carrera en el Ejército Rojo. "Stalin apreciaba en él a un profesional, así como el hecho de que Leonid Alexandrovich y su esposa fueran personas muy humildes", pensaba Alexéi Góvorov, nieto del mariscal: "Al abuelo no le gustaban las tertulias ni las reuniones, no se metía en política. Estaba profundamente implicado en sus asuntos oficiales, totalmente entregado a su trabajo... lo que probablemente le salvó de las represiones y le salvó la vida".
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