Existe un verdadero pueblo ruso llamado Alexandrovka (Russische Kolonie Alexandrovka) situado en la ciudad alemana de Potsdam (a 35 km de Berlín). Fue construido en 1826 para los últimos solistas de un coro de soldados rusos, que permanecieron allí después de la guerra contra Napoleón. Este lugar tiene una historia bastante rara.
A principios del siglo XIX, Potsdam albergaba la residencia de la realeza de Prusia (un Estado que prácticamente dejó de existir después de la Primera Guerra Mundial): su centro era el palacio de Sanssouci, con cuarteles militares situados en las afueras.
El rey Federico Guillermo III conoció al emperador ruso, Alejandro I, en unas maniobras militares realizadas en 1802, y se hicieron amigos. Durante su reinado, celebraron más de 30 reuniones oficiales y más tarde se convirtieron en parientes (Charlotte, la hija de Federico, se casó con Nicolás I). Una de las plazas centrales de Berlín fue bautizada en honor de Alejandro I, Alexanderplatz, donde se encuentra la famosa torre de Televisión. En 1805, Alejandro viajó a Potsdam para visitar la tumba de Federico el Grande, y allí ambos monarcas prometieron estar siempre hombro con hombro en la lucha por mantener la paz en Europa.
Napoleón llegó al poder en Francia, y en 1806, sus tropas ocuparon Potsdam y Berlín. Alejandro I envió su ejército para ayudar a Prusia, pero fue derrotado en la batalla de Friedland (actual Praidinsk, en la región de Kaliningrado), y el Imperio ruso se vio obligado a firmar el Tratado de Paz de Tilsit con Napoleón, por el cual Prusia perdió casi la mitad de su territorio.
Esto, sin embargo, no impidió que Napoleón tramara ambiciosos planes que incluían las tierras de Rusia, y en 1812, lanzó una ofensiva. Para ello, decidió fortalecer su ejército con un cuerpo prusiano de 20.000 soldados. Durante las primeras hostilidades, los prusianos tomaron prisioneros a varios soldados rusos y formaron un coro, cuyo trabajo era levantar la moral del ejército con sus cantos.
Menos de un año después, Rusia y Prusia formaron una alianza militar y en 1813, el cuerpo prusiano de Napoleón cambió de bando, mientras que sus soldados rusos prisioneros pasaron de enemigos a aliados. Juntos llegaron a París, y en 1815, después de la victoria final sobre Napoleón, regresaron a Potsdam y se unieron a la guarnición prusiana. El coro estaba formado por 21 soldados, muchos de los cuales al final de la guerra ya tenían esposas e hijos. En Potsdam, recibieron un salario y continuaron actuando en festivales locales y en los tribunales.
Alejandro I murió en 1825, y por ello se declaró un duelo oficial de tres semanas en Potsdam. En memoria de su amigo, el rey prusiano ordenó construir una aldea rusa en la ciudad, para el coro ruso, y nombrarla Alexandrovka, en honor al emperador ruso. En aquel entonces, sólo 12 miembros del coro original seguían vivos.
Así fue como en 1826-1827, una colonia rusa apareció en Potsdam. Tenía 12 casas de uno y dos pisos con jardines, una casa de dos pisos para el guarda del pueblo, una casa junto a la iglesia (donde vivía el lacayo Kondrati Tarnovski responsable de la casa de té rusa durante las visitas reales), la iglesia ortodoxa rusa de Alejandro Nevski, y huertos plantados alrededor del pueblo. Las familias de los soldados rusos se mudaron a casas nuevas, completamente amuebladas, y cada una recibió una vaca. A los soldados se les dieron casas de un piso de altura, mientras que a los oficiales, de dos pisos. Las viviendas y la tierra que las rodeaba no podían ser vendidas y sólo podían ser transmitidas a los descendientes de los propietarios.
La idea del arquitecto Peter Joseph Lenne era que si se miraba el pueblo desde arriba, sus dos calles principales formasen la cruz de San Andrés, en referencia al santo patrón de Rusia, el apóstol Andrés, “el primer llamado”.
Incluso durante la Segunda Guerra Mundial, Alexandrovka continuó viviendo bajo las reglas marcadas por Federico. Después de la guerra, entre 1945 y 1949, sus casas fueron ocupadas por una guarnición militar soviética. Sólo después de la reunificación de Alemania en 1990, se levantaron las restricciones a la propiedad privada de las casas y terrenos en Alexandrovka.
Los residentes de estas antiguas casas de madera no siempre tuvieron en mente en conservar su arquitectura original y la reconstruyeron a su gusto. En muchas de las casas se modificó la distribución original, se añadieron nuevos pisos y se realizaron improvisadas ampliaciones: terrazas y cobertizos.
En 1999, Alexandrovka fue incluida en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco como parte de los palacios y parques de Potsdam. En aquel momento, los descendientes de los colonos originales continuaban viviendo en la aldea. El último de ellos se mudó a finales de 2001, tras lo que todas las casas fueron restauradas a su aspecto original. Hoy en día, el pueblo ruso es un complejo museístico abierto a turistas de todo el mundo.