Liudmila Gúrchenko: la actriz más emblemática de la URSS (Fotos)

Estilo de vida
ALEXANDRA GÚZEVA
Fue una de las intérpretes más famosas de toda la Unión Soviética, con su primer papel protagonista en la comedia de Nochevieja ‘Noche de carnaval’ (1956). Pero luego tuvo docenas de papeles no menos icónicos.

Desde muy pequeña estaba claro que Liudmila (o Lusia, como la llamaban todos los que la conocían) sería actriz. Su padre era acordeonista y actuaba en la casa provincial de cultura. Ella le acompañaba a menudo leyendo poemas, bailando claqué y cantando. Y con su enorme talento y su amor a la vida, entretuvo al público y estuvo en escena hasta los setenta años. Pero, sobre todo, es famosa por sus papeles, ya eternos, en el cine.

Una infancia dura bajo la ocupación nazi

Nació en 1935 en la ciudad de Járkov (RSS ucraniana). Sus años escolares estuvieron tristemente marcados por la ocupación nazi de la ciudad. Su familia y todos los habitantes de la casa fueron expulsados, porque una unidad alemana estaba estacionada allí.

“Si una bomba caía en una tienda de comestibles, la gente armada con sacos y cubos, apiñada, empujándose unos a otros, corría hacia el 'botín'. Muchos no regresaban. Los nazis fusilaban a los que dudaban en escapar”, recordó una vez Gúrchenko (enlace en ruso). 

Vivieron varios años con miedo constante a los soldados alemanes y Liudmila ganaba dinero para toda la familia actuando (incluso para los germanos). Al terminar la escuela, se marchó a Moscú soñando con convertirse en actriz de películas musicales. En 1953, se matriculó en el Instituto de Cinematografía.

La primera fama y olvido posterior

Toda la Unión Soviética conoció a Liudmila Gúrchenko en 1956, cuando interpretó uno de sus primeros papeles. La comedia de Nochevieja Noche de carnaval tuvo un éxito increíble en la taquilla soviética. Los espectadores soviéticos se enamoraron de la joven actriz y la canción de Año Nuevo Cinco Minutos de su actuación se convirtió en un icono. 

Gúrchenko estuvo a punto de correr la suerte de la actriz de “un solo personaje”, que sólo puede interpretar a chicas guapas y cantar en comedias ligeras. Tras el éxito de la película, Gúrchenko protagonizó el musical Una chica con guitarra (1958), escrito especialmente para ella. Aunque la película fue bastante popular, no tuvo tanto éxito como Noche de carnaval

Después de eso y hasta la década de 1970, Gúrchenko sólo actuó en un par de películas independientes relativamente desconocidas y este periodo se consideró su “olvido” por el cine. 

Sin embargo, se cree que las razones son más profundas que sus dotes interpretativas. Según la leyenda, a Gúrchenko le pidieron que trabajara como informante del KGB en el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes de 1957. Se negó, lo que la convirtió en persona non grata del cine soviético.

Papeles más importantes y emblemáticos 

Gúrchenko podría haber corrido la misma suerte que muchas otras bellas actrices: interpretar una y otra vez a las mismas heroínas de historias de amor. Sin embargo, su talento iba más allá y consiguió demostrar sus habilidades y que los directores creyeran en ella. Tampoco se consideraba guapa y sabía reírse de sí misma. Y trabajó duro en su profesionalidad, carisma y sentido del estilo. 

Tras el periodo de “olvido”, tuvo un regreso triunfal a las grandes pantallas y, desde entonces, la lista de papeles y la diversidad de los mismos fue bastante impresionante.

Su primer papel importante después de Noche de carnaval fue una coproducción soviético-rumano-francesa de 1976 titulada Ma ma (también conocida como El lobo y los chivitos, en la que interpreta a una madre cabra.

Después interpretó un papel increíblemente intenso en una historia de amor para el drama bélico Veinte días sin guerra (1976). Incluso se cortó el pelo para dar una imagen más realista de una mujer evacuada.

En Siberiada (1979), galardonada con el Gran Premio del Festival de Cannes de ese año, hizo que los espectadores creyeran en su mujer rural siberiana que espera a su amado desde la guerra.

Gúrchenko asombró al público en la ya icónica Estación para dos (1983), que participó en el Festival de Cannes. Su papel de camarera provinciana que trabaja en una estación de tren puede parecer alegre y desenfadado, pero parecía tener un duro destino y haber superado muchas cosas en la vida.

Su papel, no muy importante pero increíblemente popular, en otra comedia icónica, Amor y palomas (1984), hizo reír a carcajadas a toda la Unión Soviética.

Encarnaba el personaje caricaturesco de una elegante dama urbana enamorada de un simplón rural.

Grandes duetos interpretativos

Gúrchenko actuó junto a los actores más famosos, reconocidos sex symbols del cine soviético, provocando la envidia de muchas otras actrices.

Fue compañera de Alexánder Abdulov en La receta de juventud (1983).

Formó parte de un brillante triángulo amoroso con Oleg Basilashvili y Nikita Mijalkov en Estación para dos.

Interpretó a una ex amante del personaje interpretado por Oleg Yankovsky en Vuelos en sueños y realidad (1983). 

También hizo un gran dúo con Oleg Tabakov en la película semibiográfica Aplausos, aplausos... (1984).

Su vida personal no fue menos emocionante. Tuvo un total de seis maridos, entre ellos grandes directores de cine, actores y músicos, como Iósif Kobzon, un famoso cantante soviético y ruso. Su sexto marido, que ahora se ocupa de su herencia, era 26 años más joven que ella. 

Y, por supuesto, una vida personal tan tormentosa no pudo evitar rumores y escándalos. Gúrchenko sólo tenía una hija y la prensa sensacionalista se hacía eco de que estaban enfrentadas y no se comunicaban mucho. 

Icono de estilo y cantante

Protagonizó más de 80 películas (ya fuera un papel principal o de reparto). Tras el gran éxito de Estación para dos, en 1983, Gúrchenko fue reconocida como Artista del Pueblo de la URSS y ganó varios premios estatales. Con ello, se convirtió en una de las actrices soviéticas más famosas de todos los tiempos. 

Al mismo tiempo, era considerada una de las actrices con más estilo. Algunos de sus atuendos eran excéntricos y adelantados a su tiempo, y muchos de ellos los confeccionaba ella misma, afirmando que la falta de vestidos disponibles le servía de inspiración y estimulaba su imaginación. Tenía una gran colección de vestidos y conjuntos épicos que, tras su muerte en 2011, fueron expuestos en numerosas ocasiones al público. 

Y era famosa por tener una de las cinturas más delgadas de toda la Unión Soviética: 43 cm era el récord. Además, se mantuvo en una forma increíble hasta los 70 años. Las mujeres soviéticas intentaron "dietas como la de Gúrchenko", pero fracasaron. Ella no seguía un plan alimentario estricto, intentaba no comer en exceso, pero no le costaba hacer una “comida trampa” a medianoche. En las entrevistas, Gúrchenko afirmó que los años de guerra y hambre probablemente contribuyeron a su forma física.

“Necesito que alguien me diga todos los días: '¡Te queremos! ¡Te necesitamos! Y eso me levanta la barbilla, me endereza los hombros”, reveló Gúrchenko su principal secreto. Siguió trabajando en el cine también en la década de 2000. Al mismo tiempo, actuó aún más en el escenario con canciones.

Y aunque, en sus últimos años, la gente se burlaba de su aspecto, por haberse aficionado demasiado a las cirugías plásticas, ella seguía cantando, actuando y riéndose de sí misma como siempre hacía.

“Mi estilo era la alegría contagiosa y el optimismo. Me llevaba como un símbolo de ironía sobre mí misma”.

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