Serguéi Yermojin
El fotógrafo Serguéi Yermojin visitó Múrmansk y los pueblos de alrededor para retratar cómo vive la gente durante la noche polar, cuando el sol no aparece durante 40 días.
Serguéi Yermojin
Aquí, en el norte de Rusia, el año se divide en dos: el día polar y la noche día polar. El primero se da cuando el sol no se pone en el horizonte y va desde el 22 de mayo al 22 de julio. Yermojin se asomó a la vida durante este periodo.
Serguéi Yermojin
“Estuve en Múrmansk, 4 días. Era extraño para mí dormir cuando el sol no se había metido. Estaba fascinado por cómo se veía la ciudad. Tras un paseo a la 1-2 de la madrugada tenía muchísima hambre porque mi cuerpo pensaba que era la hora de comer”, declara el fotógrafo.
Serguéi Yermojin
Nadezhda, que vive en Múrmansk, recuerda cómo se encontró con una pareja de ancianos que había estado en el bosque un día que volvía de vuelta de la discoteca.
Serguéi Yermojin
Los apartamentos y los mejores hoteles tienen cortinas gruesas para que el sol no moleste. “Recuerdo cuando era niño y mi madre ponía sábanas como cortinas porque las cortinas normales no servían Los niños podían despertarse a las 2 de la madrugada y era difícil explicarles por qué era demasiado pronto para levantarse”, recuerda un local.
Serguéi Yermojin
Aunque la noche sea tan clara como el día, la vida nocturna se mantiene. Se ven parejas de jóvenes caminando por calles vacías, fiestas en bares locales y taxistas que discuten... todo lo esperable durante las horas de oscuridad.
Serguéi Yermojin
Los locales explican que durante el día polar apenas gastan en electricidad. Sin embargo, todo el dinero que ahorran durante el verano, lo gastan durante la noche polar.
Serguéi Yermojin
Múrmansk es sobre todo un puerto de importancia estratégica y un enlace importante a diferentes sistemas de transporte.
Serguéi Yermojin
Para las 307.000 personas que viven aquí, esta ciudad es su casa, con sus noches polares, su viento cortante, los caminos helados y un salario del norte, más alto que en otros lugares del país. A pesar de su dura apariencia la naturaleza que rodea la ciudad es impresionante: tundra, taiga, fiordos y montañas.
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