Noche polar en Múrmansk

Alexander Semyónov
En Rusia, el número de ciudades tras el círculo polar ártico se acerca a 30. El lugar más habitado del mundo tras el círculo polar ártico, Múrmansk, fue la última ciudad fundada en el Imperio ruso: cumplió 100 años en el 2016. Ahora aquí viven 307.000 personas.

“Estuvimos en Múrmansk durante tres días y tres noches”, dicen los militares que pasaron los tres últimos años de servicio en el Ártico. El año aquí se divide en la noche  y el día polar, cuando el sol no aparece en el horizonte y durante día enteros corta círculos en el aire. 


La noche polar es un fenómeno mucho más deprimente: en Múrmansk hay una ausencia completa de luz desde el 2 de diciembre al 11 de enero (41 día), cuando en la hora más clara del día todo es oscuridad y el sol y no aparece en absoluto en el horizonte. 

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En diciembre es muy posible que llueva con temperaturas sobre cero. Y a nadie le sorprenderá una nevada en junio o incluso en julio. 

En esta ciudad, no existe el concepto de etiqueta en la vestimenta: un día de mayo es posible ver a una chica con abrigo de visón y botas del brazo de un joven en camiseta, pantalones cortos y sandalias. Simplemente, por la mañana era invierno, y por la tarde,  verano. 

En el verano de 1942, Múrmansk fue completamente destruido: la maldición de la ciudad consistió en que no saliera el sol en el día polar. Los bombardeos nazis quemaron tres cuartas partes de la ciudad casi toda de madera. 

Durante la guerra, Múrmansk sobrevivió a 792 ataques aéreos y 185.000 bombas. Fue el segundo lugar después de Stalingrado en intensidad de bombardeos. 

“Los edificios quedaron destruidos por los bombardeos, destrozados por el fuego... Hay que ser ruso para quedarse  aquí. Si alguna vez llega la paz, que llegue para los habitantes de Múrmansk. Se lo merecían”, escribió en 1942 en la revista de Harpers, el periodista estadounidense David Marlow. 

Por la hazaña de la capital, la región subártica fue premiada en dos ocasiones: en 1982, con la Orden de la Guerra Patria de 1ª clase, y tres años más tarde con el título de 'Ciudad heroica'. 

"A nadie le gusta la noche polar, cuando está oscuro se quiere dormir todo el tiempo. De todas formas, en un día polar no se podrá dormir hasta por la mañana. Y en general, poco a poco, te acostumbras. Una persona puede acostumbrarse a todo...”,  dice Tatiana, directora de la escuela N.º 7 de la aldea de Korzúnovo de la provincia de Múrmansk. 

El 11 de enero termina la noche polar, y el último domingo del mes, la ciudad celebra la fiesta del sol: hay conciertos en las plazas de la ciudad, festivales, y por supuesto, bliní o crepes rusos. 

Múrmansk representa la "puerta marítima de Rusia al Ártico", ciudad de pescadores y marineros.  Sin embargo, en los albores de la creación del gran puerto pesquero faltaban pescadores.

Se solucionó fácilmente: hacia 1920, todos aquellos que se habían relajado excesivamente una noche de viernes,  era muy posible que por la mañana se encontraran a bordo del pesquero. 

El contramaestre y tres marineros se dedicaban a pasearse por las tabernas locales y aprovechándose de la borrachera, recogían a representantes de casi todas las profesiones: maestros, cerrajeros, etc. A los nuevos “pescadores” rápidamente los ponían a trabajar, una vez sobrios. 

El principal proveedor de este personal era Shangái. Una de las zonas de la ciudad está habitada por chinos. Y no sorprendentemente, ya que fueron precisamente los chinos los primeros pobladores de Múrmansk. Comerciaban con aguardiente y organizaban juegos de azar, lo que unido a la brutalidad de las costumbres y a la audacia del alma rusa convirtió la joven ciudad portuaria en una especie de Ciudad del Cabo subártica. 

Múrmansk nació en condiciones muy duras. De hecho, nació en la guerra y para la guerra. Durante la Primera Guerra Mundial, Rusia necesitaba desesperadamente la oferta de bienes por parte de los aliados: la única solución era construir un puerto en la bahía de Kola y un ferrocarril desde ahí a San Petersburgo. 

El ferrocarril lo construyeron en un año prisioneros alemanes y austriacos, refugiados de las provincias occidentales y chinos. 

“Lo que atraía principalmente a la noche polar eran los rublos, dice Oleg, capitán de un pequeño buque pesquero, la 'tarifa polar', el porcentaje que se pagaba por el trabajo en esas condiciones difíciles, obligaba a amar la interminable oscuridad. Ahora, apenas se nota esa recompensa económica, pero a la oscuridad de algún modo se han acostumbrado...”. 

Según los médicos, la noche polar es un serio desafío para el organismo debido a la falta de rayos ultravioleta y vitaminas. Muchos norteños durante ese periodo experimentan depresión y somnolencia. 

Durante la noche polar, en las escuelas de Múrmansk se introduce el régimen libre, las clases en algunas escuelas empiezan más tarde de lo habitual y son más cortas. En los jardines de infancia, a los niños les proporcionan vitaminas y se llevan a cabo procedimientos de adaptación. 

“Sin embargo, el día polar es un cuento de hadas. La electricidad no se paga, — dice con orgullo Vitali, un conductor de taxi en una plaza central, — solo que lo que ahorramos de día economizamos, lo gastamos en la noche polar...” 

Después del primer día en Múrmansk, entiendes que la vida aquí es extrema. “Estamos sentados sobre barriles de pólvora,— dice alegremente Andréi, oriundo de Múrmansk,— al lado está la Flota del Norte, Severomorsk, bases de submarinos nucleares; en los límites de la ciudad está  la base de la flota rompehielos nuclear, una planta de energía nuclear en Poliárnie Zori y también el depósito de Tulomski, ¡que podría inundar la ciudad!”. 

Gracias a Múrmansk, Rusia tiene la primera plataforma petrolera resistente al hielo  el primer buque de superficie de propulsión nuclear, la única flota de rompehielos atómicos y la única autopista que funciona permanentemente a través del Ártico. 

Múrmansk se considera principalmente un importante puerto estratégico y una parte clave de muchos sistemas de transporte, una ciudad importante para el país en todos los aspectos. 

Sin embargo, para las 307.000 personas que viven en ella, es sobre todo su casa natal con sus noches polares y fuertes vientos, pendientes heladas y su salario del norte. 

Ellos lo llamaban cariñosamente Monamourmansk y el aspecto antiestético se compensa por el entorno natural: la tundra, la taiga, las montañas, los fiordos y el mar. Y si echa atrás la cabeza y mira hacia el cielo, se puede ver la belleza única de la noche polar: la aurora boreal

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