Cómo el tango conquistó la URSS

Cultura
MARINA OBRAZKOVA
En la Unión Soviética el tango, en general, no gozó de gran popularidad, salvo una canción uruguaya, querida por todos. 'La cumparsita' superó el Telón de Acero y se convirtió en una de las melodías más populares del país.

El tango en Rusia cuenta con una larga historia de prohibiciones desde el momento de su aparición, que se han repetido en diferentes épocas. A principios del siglo XX, cuando llegó la primera ola de popularidad del tango, el emperador ruso Nicolás II lo prohibió como un baile indecente. El único dirigente que obró del mismo modo fue el káiser alemán. A pesar de ello, la popularidad de este nuevo estilo latinoamericano no fue menor. En 1914, los periódicos rusos trataban activamente el tema de la pasión generalizada por este baile.

Pero si bien la gente encontraba formas de eludir los consejos del zar –al fin y al cabo, existía la posibilidad de viajar al extranjero y ver cómo bailaban el tango en París o Viena–, tras la llegada de los comunistas al poder en 1917 el tango fue declarado parte de la “decadente cultura burguesa”, y el Telón de Acero separó el país del resto del mundo. Lo más sorprendente es que, incluso en tales condiciones desfavorables para su desarrollo, el tango se expandió.

Primeros pasos

En los años de 20, cuando Rusia experimentaba un auge económico y cultural, la gente se pasaba de mano en mano discos de gramófono con La cumparsita de Gerardo Rodríguez y Espuma de champagne de José María de Lucchesi. En esa época aparecen la música, los versos y los intérpretes del tango ruso. El más famoso de los compositores soviéticos de tango fue Oskar Strok.

Nacido en Letonia, Strok estudió en el Conservatorio de San Petersburgo. Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió en el frente y compuso numerosas canciones patrióticas. Pero, al llegar la paz, cayó en desgracia, ya que el tango y la música ligera en general fueron considerados como carentes de principios ideológicos. Este autor de más de 300 tangos fue excluido de la Unión de Compositores de Letonia, y su música quedó olvidada prácticamente hasta la década de 1970, cuando de nuevo comenzaron a publicarse discos con sus composiciones.

A pesar de las prohibiciones, en los bailes donde aún no había tocadiscos todavía existía la posibilidad de escuchar tango, ya que a menudo el único censor era el propio músico, quien seleccionaba las composiciones según su propio criterio.

Según la musicóloga Zhanna Serova, el tango se hizo popular en la URSS, sobre todo, gracias al cine. El tango sonaba constantemente, aunque no siempre tenía una connotación positiva. Tras las críticas negativas oficiales, los directores de cine utilizaron el tango para ambientar escenas en las que intervenían bandidos y estafadores.

Eran personajes brillantes pero negativos. Por ejemplo, en la que fuera una popular serie soviética El lugar de encuentro no puede cambiarse (1979), que cuenta la historia de unos detectives en los primeros años de la posguerra, en la escena de la captura del jefe de los malhechores suena el tango Celos del danés Jacob Gade, compuesto en años de 1920.

El baile de los campeones

Sin embargo, el tango fue perdiendo popularidad en la URSS: su expresividad comenzó a parecer fuera de lugar, y sus movimientos, extraños y pretenciosos. Pero esto afectaba al tango en general, a excepción de una composición conocida y querida por todos: La cumparsita. Este tango se escogió para la actuación de los patinadores sobre hielo, Liudmila Pajómova y Alexánder Gorshkov.

La canción uruguaya les trajo suerte: se convirtieron en los primeros campeones del mundo procedentes de la URSS.

A continuación, y justo gracias a ellos y su baile, el patinaje artístico fue declarado deporte olímpico. Desde 1970, Pajómova y Gorshkov fueron seis veces campeones del mundo, y en 1976 ganaron medallas olímpicas.

Su baile hizo historia, y La cumparsita se volvió aun más popular en la URSS y se incluyó en el repertorio de la Orquesta del Ministro de Defensa, por no hablar de colectivos musicales más pequeños.

La actuación sobre el hielo de Pajómova y Gorshkov con la música de La cumparsita emocionó tanto al público ruso que las competiciones nacionales de patinaje artístico juvenil, que llevan 15 años celebrándose en la ciudad de Samara, recibieron el nombre de la famosa melodía uruguaya.

El tango en el cine

La melodía de La cumparsita suena también en los dibujos animados soviéticos ¡Nu, pogodí! (“¡Te vas a enterar!”, en español) que se convirtieron en un clásico haciendo competencia a la famosa serie de los dibujos norteamericanos Tom y Jerry. Con la clara intención de hacer una parodia a los patinadores Pajómova y Gorshkov, los eternos rivales, la liebre y el lobo, aparecen bailando sobre el hielo mientras suena el tango uruguayo.

Serova destaca que los dos tangos más populares en Rusia a principios del siglo XX fueron El choclo de Ángel Villoldo y La cumparsita de Gerardo Rodríguez. “Su popularidad en Rusia fue propiciada por Oskar Strok. En la música seria académica, el tango se introdujo a partir de la aparición de las obras de Astor Piazzolla. Resulta interesante que, pese a la prohibición tácita contra el tango por su naturaleza abiertamente erótica, no hubiera ninguna prohibición oficial”.

En 1993, ya tras la desintegración de la URSS, el director Alexánder Polínnikov rodó el melodrama La cumparsita, que cuenta la historia de una chica rusa criada en un orfanato, que se enamora de su profesor de baile y tiene un hijo con él, pero como este no está dispuesto a compartir su vida con la protagonista, ella deja al niño en el hospital y se marcha a un pueblo perdido junto con su compañero de tango.

Un baile obligatorio

Alexander Prishchépov, quien desde hace muchos años pone música a las milongas en Moscú, explica que La cumparsita se toca obligatoriamente en todas las actuaciones. “A los bailarines moscovitas les gusta bailarla, pero para poder escucharla hay que esperar hasta el final. Respetamos las reglas establecidas para las milongas en el mundo y siempre terminamos la noche con este tema”.

Prishchépov dice que, en general, el público reconoce La cumparsita, igual que el tango Por una cabeza, de la película Perfume de mujer, aunque no todos los rusos saben que es una melodía uruguaya.

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