3 películas rusas imprescindibles en los Oscars de 2020

Víktor Kosakovski/Aconite Productions, 2018
Un drama psicológico militar, un sentido corto animado sobre el amor al espacio profundo y una película épicamente hermosa sobre el agua. Aquí tienes toda la información sobre los aspirantes rusos a un premio de la Academia de Hollywood.

‘La larguirucha’, de Kantemir Balágov

Esta nueva película del discípulo de Alexander Sokúrov ya fue premiada en la sección ‘Una Cierta Mirada’ del Festival de Cannes y en los Premios FIPRESCI, y también estuvo nominada a un Globo de Oro. El drama sobre dos mujeres de Leningrado, cada una de las cuales experimenta el síndrome de posguerra a su manera, es el segundo largometraje del director de 28 años. El primero fue Cercanía que cuenta la historia de una familia de la república natal de Balágov, Kabardino-Balkaria, a finales de los años noventa (también se pudo ver en Cannes).

“Todo comenzó con el libro de la Premio Nobel Svetlana Aleksiévich, La guerra no tiene rostro de mujer. Después de leerlo, descubrí un mundo completamente nuevo. Antes de eso, rara vez pensaba sobre la guerra, y casi nunca en el destino de las mujeres en esta”, cuenta Balágov sobre La larguirucha.

El título de la película hace referencia a una mujer llamada Lía, una artillera antiaérea desmovilizada después de sufrir un bombardeo que ahora combina el trabajo en un hospital con la crianza de un niño pequeño. En el otoño de 1945, su amiga Masha regresa del frente y su compleja relación amorosa constituye el eje temático en torno al cual giran muchas subtramas emocionantes. “Balágov sabe ser poderoso y sin ambages”, dicen los críticos. La muerte, el chantaje psicológico, la desigualdad social y el amor entre personas del mismo sexo en el escenario ligeramente teatral de un apartamento comunal soviético: todo está en La larguirucha, y mucho más.

‘No puede vivir sin el espacio’, de Konstantín Bronzit

Esta no es la primera nominación del animador Konstantín Bronzit a Mejor Cortometraje de Animación. Sus películas Historia de cuartos de baños, historia de amor (2009) y No podemos vivir si el espacio (2014) fueron también nominadas. Sí, la nueva película tiene casi el mismo título que la de 2014, pero son dos historias separadas conectadas sólo por un tema común.

“Les di casi el mismo nombre simplemente porque se trata del mismo tema. El hecho de que la gente no puede vivir sin el espacio”, dice Bronzit.

La nueva película es una conmovedora historia sobre el viaje de un niño hacia el cumplimiento de su sueño. Eso sí, se avisa que en las proyecciones para niños al principio habrá risas, seguidas de un gélido silencio final. Es cierto que Bronzit no hizo la película para niños (o mejor dicho, no sólo para ellos).

Para sentir la magia de Bronzit, asegúrate de ver su animación de 2014, estilísticamente idéntica. Esa película recibió más de 50 premios internacionales. La nueva película No puede vivir sin el espacio es probable que tenga la misma estrella, literalmente.

‘Aquarela’, de Víktor Kosakovski

El director Viítor Kosakovski, compañero de clase del famoso director Alexéi Balabánov, es un gran conocido entre los documentalistas. Ha sido galardonado en el Festival de Berlín, ha ganado los premios Nika y Elefante Blanco de Rusia y, y es miembro de la Academia de Cine Europeo y del comité de los Oscar. Su película Long Live the Antipodes! abrió el Festival de Cine de Venecia en 2011. Su última propuesta ya se ha convertido en toda una sensación.

Aquarela es una parábola filosófica en la que el agua juega el papel protagonista mientras se embarca en un largo viaje desde el hielo del lago Baikal, en Rusia, pasando por Miami, llevada por el huracán Irma, hasta el poderoso Salto del Ángel en Venezuela. Esta suntuosa pieza de cine fue coproducida por el Reino Unido, Alemania, Dinamarca y los Estados Unidos.

Aquarela es también la primera película de la historia que se rueda a 96 fotogramas por segundo (en lugar de los 24 habituales). El Hobbit, de Peter Jackson, por ejemplo, se rodó en 48 fps. Como resultado, la imagen es mucho más amplia y realista. “Estamos acostumbrados a ver la lluvia en las películas como una serie de trazos blancos, pero cada gota de nuestra lluvia es individual”, ha contado Kosakovski. Después del estreno en Venecia, en 2018, lo que parecía la mitad de Hollywood se inscribió a una clase magistral con el documentalista. La película de Kosakovski está nominada a los Oscars del próximo año en la categoría de Mejor película documental.

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