1. Alexéi Savrásov (1830-1897)
Savrásov, el artista que hizo Los grajos han vuelto (1871), sufría una severa enfermedad infecciosa, que provocó que perdiera la habilidad para distinguir el color. Debido a ello pintó sus últimas obras de memoria.
Desgraciadamente tuvo un destino trágico. Era un brillante pintor desde temprana edad y se convirtió en académico cuando tan solo contaba 24 años. Era respetado por sus compañeros pero cuando murió, a los 67 años, era pobre, no tenía amigos ni familia y estaba alcoholizado.
2. Iliá Repin (1844-1930)
Repin fue otro afamado artista que se vio afectado por la ceguera cromática. Cuando era mayor trató de restaurar el cuadro Iván el Terrible y su hijo Iván, 16 de noviembre de 1581, que él mismo había pintado en 1885. Sin embargo, debido a su mala visión Repin distorsionó los colores y nunca se llegó a completar.
La obra se restauró finalmente en 1913, cuando la atacaron con un cuchillo en la Galería Tretiakov, donde estaba colgada.
Repin fue a la Tretiakov inmediatamente y comenzó a repintar la obra dañada pero los colores no coincidían. Solamente fue posible restaurarla gracias a las excelentes fotografías que tomaron antes del ataque.
3. Mijaíl Vrúbel (1856-1910)
Este brillante pintor está asociado a colores sombríos. Su pintura La princesa cisne (1900) tiene diferentes tonos grises, mientras que Lilas (1900) tiene colores verdes claros y tonos púrpuras. Pan (1899) cuenta con colores grises y ocres.
Se dice que debido a su carácter sombrío en su obra no hay matices claros. Aunque tras una detallada investigación, los expertos creen actualmente que su melancolía y su paleta de colores son el resultado de su ceguera cromática. Sin embargo, no todo el mundo comparte esta opinión.
4. Víktor Chízhikov (nacido el 26 de septiembre de 1935)
Chízhikov, es un artista contemporáneo galardonado con el título de Artista del Pueblo de Rusia, que también tiene ceguera cromática. Es ilustrador en populares revistas y el autor del osito Mishka, la mascota de los Juegos Olímpicos Moscú 1980.
Su colega Leonid Serguéiev escribió: “Chízhikov es un humorista inagotable y un artista único. Es un caso único, tiene ceguera cromática (su mujer le enumeraba los colores), pero luchó contra esta enfermedad durante años y consiguió superarla, aprendió a sentir el color”.
En este artículo el artista Víktor Chízhikov cuenta cómo apareció Mishka, el símbolo de las Olimpiadas de Moscú en 1980.
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