Andréi Pávlov coloca la manta en el suelo y se pone cerca del hormiguero para observar las rutinas diarias de sus habitantes. Así aprende sobre los hábitos y la organización interna de la colonia.
“Hay mucho ajetreo delante de nosotros. Si están saliendo del pueblo es difícil decir qué son. Si están entrando, lo entendemos según lo que lleven. Esta divertida hormiga, con un estómago enorme, tiene que ser la lechera que vuelve de dar leche a las larvas. Los cazadores llevan un gusano, necesitan mucha proteína para alimentar a sus seres más queridos”.
“Estudié los detalles de la fotografía digital en un metro cuadrado de hierba al lado de mi casa de campo, con todos sus habitantes incluidos. Y me quedé fascinado. Fueron las hormigas quienes me ayudaron a superar la situación crítica”, dice Pávlov.
Tres años tardó el fotógrafo en establecer contacto con los habitantes del hormiguero y perfeccionar sus cualidades como “director”, responsable del bienestar y de la actuación de los “actores”.
El fotógrafo explota la curiosidad natural de las hormigas. Simplemente decora los lugares en los que están o coloca a los insectos en los decorados. Estos animales no pueden dejar de explorar los objetos que hay a su alrededor.
Andréi Pávlov dice que las hormigas son una especie muy inteligente. “Tienen una historia de más de 150 millones de años. Esta civilización biológica ha desarrollado formas de sostenibles del mantenimiento de la vida. Hasta ahora no queda claro qué civilización será más viable, si la humana o la de la hormigas.
Los científicos que investigan las hormigas están de acuerdo con el fotógrafo. “Las hormigas tienen una estricta división del trabajo. Días después de abandonar el capullo, una hormiga trabajadora puede escoger su profesión”, explica en una revista rusa Anatoli Zajárov, doctor en biología que estudia a estos animales.
“Las hormigas tienen escuelas. […] Al principio, una hembra pone un huevo. […] Cuando nace hay ‘cuidadoras’ especiales que se ocupan de ella. Una hormiga recién nacida tiene unas dos o tres cuidadoras de media. Le ayudan fuera del huevo, le dan de comer y la limpian. En este sentido son superiores a los humanos, que tenemos el viejo problema de la falta de guarderías”, dice el científico.
“La hormiga roja de la madera ha superado todos los obstáculos y ha alcanzado un nivel de colaboración social que todavía no han logrado otros habitantes de la Tierra. Este hecho es admitido, aunque con reticencias, por los científicos del homo-sapiens”, se lee en la descripción del proyecto del fotógrafo.
“La niñez y la educación están aseguradas. La elección de la carrera es libre. Se respeta la individualidad y se reconoce el talento. La senilidad está dignificada. Un individuo no puede imaginar su vida sin la familia y daría la vida por ellos (lo que es comprensible para muchos humanos). Para conseguir un logro común están dispuestos a colaborar con sus habilidades e inteligencia, desgraciadamente esto es algo que todavía tenemos que lograr los humanos”, escribe Andréi Pávlov sobre el hormiguero.
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