Cuanto más me sumerjo en las recetas soviéticas, veo con más claridad que muchos de los platos más icónicos surgieron en las cocinas de los hogares y que muchas cosas, durante un buen tiempo, ni siquiera se vendieron en las tiendas. Las galletas de “setas” son un claro ejemplo. Se llamaban gribochki, que en ruso significa literalmente “setas pequeñas”.
Mi abuela decía que las gribochki eran una de las galletas favoritas de mi padre, sobre todo por la manera especial de hornearlas. Las hacía con un molde de hierro fundido muy pesado de dos partes, que tenía huecos en forma de setas, y se metía en una estufa de gas. Era bastante similar al molde con forma de “nuez”, y que también era muy popular. La abuela recuerda que en aquella época era difícil conseguir un molde de esos y que sus amigas se perseguían para conseguirlo. Además, las galletas de “setas” no se vendían en ningún sitio, así que la única manera de probarlas era preparándolas en la cocina de casa.
Mi mamá, sin embargo, solía hacer esas galletas sin el molde, simplemente haciendo la forma de seta con las manos. Yo tampoco tengo el molde, pero creo que sin él los gribochki son más realistas. Otra cosa que me encanta de esta receta es la masa; añadir crema agria a la masa quebrada hace que las galletas estén más tiernas pero también crujientes. No te sorprendas si no puedes resistir la tentación de comer todos las “setas” tan pronto como se hayan horneado.
Ingredientes para la masa:
- 200g de mantequilla
- 150g de azúcar
- 100g de crema agria
- 400g de harina
- 1 huevo
- 1 cucharada de levadura
- Una pizca de sal
Ingredientes para el sirope:
- 100g azúcar
- 3 cucharadas de agua
- 1 cucharadita de cacao en polvo
- + semillas de amapola para decorar
Elaboración:
1. Para la masa quebrada, coloca la mantequilla ablandada, el huevo, la crema agria, el azúcar y la sal en un bol grande. Todos los ingredientes deben estar a temperatura ambiente.
2. Bate durante un par de minutos hasta obtener una consistencia suave. A continuación, añade la harina tamizada con levadura. Necesitarás más o menos, dependiendo de la harina utilizada, por lo que le recomiendo que añadas alrededor de 300 g al principio, y luego la harina restante, si es necesario.
3. Deberías obtener una masa no pegajosa pero aún así bastante blanda que mantenga su forma. Hacer una bola y dejar en la nevera durante 40 minutos para que se enfríe.
4. A continuación, separar la masa en dos y empezar a trabajar con la primera pieza, lo que será suficiente para la parte de arriba de las “setas”. Con las manos enharinadas y un cuchillo, separa la masa en 20-22 trozos iguales. Redondea y coloca en la bandeja de hornear preparada y cubierta con una hoja de papel para horno.
5. Aplana ligeramente las bolas para hacer una forma más realista. Además, coloca un pequeño trozo redondo de papel de horno o papel de aluminio en el centro de cada fondo de la tapa para hacer agujeros para los “tallos” de los champiñones.
6. Hornea las tapas con la parte inferior hacia abajo durante 12-20 minutos a 190°C hasta que estén ligeramente doradas. Retira los trozos de papel de la parte inferior de las tapas y déjalos enfriar por completo.
7. Vamos con la segunda parte de la masa: forma la misma cantidad de tallos que las tapas y coloca sobre el papel de horno.
8. Hornea los tallos durante unos 10-15 minutos, sácalos del horno y reserva para que se enfríen.
9. Mientras tanto, prepara el sirope, que actúa como una especie de pegamento para las tapas y los tallos. En una olla, mezcla el azúcar con agua. Llevar a ebullición a fuego medio. Cocina a fuego lento durante unos 5 minutos y retira del fuego.
10. Ahora, ya se pueden hacer los champiñones con las tapas y los tallos: sumerge la punta de un tallo en el sirope caliente, presiona ligeramente en el agujero de una tapa y espera un par de segundos hasta que el sirope se endurezca.
11. Repetir el proceso con todas las piezas. El sirope está extremadamente caliente, así que ten mucho cuidado en este punto.
12. Coloca las semillas de amapola en un plato pequeño. Sumerge el fondo de los tallos de los hongos en sirope y cubre con amapola. Así se crea un efecto como si se tratar de tierra en los tallos de los hongos.
13. El último paso es decorar las tapas: añadir cacao en polvo y 1-2 cucharadas de agua en sirope restante. Mezclar hasta que esté suave, hervir a fuego lento durante uno o dos minutos y retirar del fuego.
14. Sumergir cada tapa de seta en el glaseado de cacao caliente, déjalo escurrir y coloca con cuidado en un plato.
15. Disfruta de las galletas inmediatamente o guárdalas en el refrigerador. ¡Priátnogo appetita!
La mirada más dulce a la época soviética, a través de los envoltorios de dulces.