Todas las madres y amas de casa rusas saben cómo hacer kasha (papilla), y durante muchas generaciones ha sido el plato principal y más consistente que se sirve en el desayuno. La kasha se hace usando cualquier tipo de cereal cocido en agua o leche. Aunque muchos crecimos comiendo la papilla cada mañana antes de ir a la escuela, este plato no es exclusivo del desayuno. De hecho, es como un camaleón, ya que puede ser dulce y salado, una suntuosa comida principal o una modesta guarnición. En realidad, en tiempos antiguos la palabra kasha era sinónimo de la palabra “fiesta”.
Desde el punto de vista histórico, la kasha más popular e importante se ha hecho siempre con alforfón. Cuando veas la palabra kasha en leyendas, sagas y cuentos de hadas puedes estar seguro de que se refieren al alforfón. De hecho, se podría decir que es casi un símbolo de la identidad rusa: fácil de preparar, sencillo, disponible en todas partes y asequible. Además, no necesitamos mencionar sus beneficios para la salud, que son ampliamente conocidos. Pero no nos salgamos del tema, y dejemos ese asunto a los dietistas.
La kasha de trigo sarraceno también puede ser un plato ideal para un evento festivo, y el escritor del siglo XIX Nikolái Gógol lo demostró en su novela Almas Muertas, cuando describió una pierna de cordero rellena de trigo sarraceno. Sin embargo, también es un plato popular para dietas, y para después de grandes fiestas como la Nochevieja a menudo se puede escuchar: “¡Eso es! ¡A partir de ahora solo el trigo sarraceno!”. Este simple grano hervido te mantendrá lleno durante mucho tiempo, y también te ayudará a mantener tu figura.
A los héroes nacionales como al general Alexánder Suvórov y el poeta Alexánder Pushkin les encantaba el alforfón. Pushkin, en cartas a su esposa escribió que solía cenar kasha de trigo sarraceno con mantequilla durante el famoso período de “otoño en Bóldino”. Y se dice que gracias a Suvórov, la kasha de alforfónfue apodada “soldados” cuando este general sugirió cocinar el cereal con las provisiones que quedaban cuando su ejército cruzó los Alpes.
Más tarde, la kasha de trigo sarraceno fue apodada “bogatírskaia”, e incluso se grabaron dibujos animados en 1987 para motivar a los niños a comerla, ¡se le prometía una fuerza asombrosa que podría incluso salvar sus vidas!
Esta receta parece ser la kasha de un humilde soldado, pero en realidad es clásica y elegante porque vamos a añadir shkvarki, que son chicharrones típicos de muchos países, incluida Rusia. Están hechos principalmente de panceta de cerdo curada, pero también se pueden usar pellejos de oca o incluso de pollo. La gente a menudo debate cuáles son las más sabrosas, pero todas ellas añaden un encanto asombroso a este plato. ¡Así que adelante! Inténtalo y cocina la clásica kasha de alforfón; te sentirás como un verdadero bogatir ruso.
Ingredientes para la kasha de trigo sarraceno:
- 200g de alforfón
- 400g de agua
- sal
- 1 cebolla
- 150 g de panceta de cerdo curada
- 150 g de champiñones (en este caso, champiñones ostra)
- 10 huevos de codorniz
- cebollín
Preparación:
Comienza cocinando el trigo sarraceno. Siempre recuerda que necesitarás exactamente el doble de cantidad de agua que de alforfón (proporción de 2:1). Recomiendo usar una olla con un fondo grueso y redondeado porque distribuye el calor uniformemente a través del fondo, ayudando a obtener mejores resultados ya que disminuye las posibilidades de que los cereales se peguen y se quemen. Agrega agua, trigo sarraceno y una pizca de sal a la olla y cubre con una tapa. Deja hervir a fuego medio-alto por 3 minutos.
Ahora baja el fuego, lo suficiente para que el agua hierva a fuego lento, y déjala por unos 15 minutos o hasta que casi toda el agua se haya evaporado. Apaga el fuego y deja los granos cubiertos por lo menos 5 minutos más. El vapor es clave al cocinar este cereal, así que para obtener mejores resultados simplemente déjalo tranquilo y revuelve lo menos posible. Recuerda: cuanto más seco sea el trigo sarraceno, mejor se cocina.
Reglas importantes a tener en cuenta: no toques el trigo sarraceno, abstente de mezclar mientras cocinas y no agregues más agua a la mitad del proceso de cocción.
Para completar el plato, corta la panceta en cubos pequeños y fríe en una sartén a fuego medio-bajo. Escurre la grasa y deja que los cubos queden un poco crujientes y dorados.
Mientras se fríe la panceta, cocina los huevos de codorniz. Ponlos en una olla con agua fría, calienta lentamente hasta que hierva y déjalos en agua hirviendo durante 5 minutos.
Consejo: después de cocción, coloca los huevos en un recipiente con agua helada. El choque térmico encogerá la masa del huevo dentro de la cáscara, haciéndolos más fáciles de pelar.
Ahora corta la cebolla y los champiñones en dados de igual tamaño. Usa un poco de la grasa del cerdo para cocinar las verduras. Comienza con la cebolla y fríe hasta que esté dorada. Retira de la sartén y reserva. Ahora calienta la sartén vacía y agrega los champiñones, pero asegúrate de no llenar demasiado la sartén. Esto garantiza que tus hongos no pierdan agua y obtengan un hermoso color caramelizado. Una vez que los champiñones estén listos, apártalos junto con las cebollas.
Engrasa la sartén y pon el fuego alto. Agrega los granos y sofríe hasta que adquieran un aspecto ligeramente crujiente. Añade todos los componentes (panceta, cebolla y champiñones) y mezcla bien hasta que estén calientes. ¡No te olvides de añadir sal y pimienta al gusto!
Una vez hecho el trabajo duro, sirve el trigo sarraceno en un plato, ralla los huevos de codorniz por encima y cubre con cebollín picado. ¡Por último, lo único que queda por hacer es comer y disfrutar!
¡Priyátnogo appetita!
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