La bailarina de ballet rusa Anna Pávlova, de San Petersburgo, estaba de gira en Nueva Zelanda en 1926 cuando, según una leyenda, inspiró a un pastelero de Australia o Nueva Zelanda a crear este delicioso postre. Algunos incluso afirman que la base de merengue del Pávlova se asemeja a un tutú. El Pávlova se puede preparar en forma de una tarta redonda y grande o en pequeñas “cestas” con fruta. El postre en sí está hecho de merengue y crema y se sirve con fresas, frambuesas o maracuyá.
Hoy este postre se ha extendido por todo el mundo y puedes probarlo en cualquier lugar, desde Australia hasta Estados Unidos. Consulta la receta aquí.
La mañana del 12 de abril de 1961, temprano, un cohete lanzó la nave espacial Vostok hacia la órbita de la Tierra. A bordo iba el primer humano que se atrevió a hacer un viaje espacial, el ciudadano soviético Yuri Gagarin. Después de aterrizar, fue tratado como un Dios y cuando viajó al extranjero, todos querían conocerlo. En Polonia, los lugareños le recibieron con un postre de chocolate y fruta, del cual se hizo un gran admirador. Como resultado, desde entonces el pastel Gagarin se ha convertido en el postre favorito de los polacos.
El pastel tiene varias capas: masa de bizcocho, masa de chocolate, fruta y miga de galleta. Pero el ingrediente principal de este pastel (¡no te lo vas a creer!) es el kisel en forma de una sólida briqueta. El kisel fue una bebida bastante popular en la época soviética, y esta forma de prepararlo era realmente inesperada. De verdad, vale la pena probarlo.
Junto con los blinis, la kasha y la shchí, el stroganoff de carne de vacuno es el símbolo internacional de la cocina rusa. El nombre del plato viene de Alexánder Stróganov de la familia Stróganov, la dinastía de los empresarios de los Urales. Al igual que muchos nobles de la época, Alexánder Stróganov era un hombre de considerable riqueza y ofrecía “mesas abiertas” a las que cualquier persona educada y bien vestida podía asistir.
El plato al que nos referimo se creó de forma especial para estos eventos: en primer lugar, por comodidad y consistencia, y en segundo lugar, po lo fácil que era dividirlo en porciones, por no mencionar su delicioso sabor. Uno de los chefs del stroganoff combinó con éxito un sello distintivo de la cocina francesa (carne a la parrilla con salsa) con una tradición rusa (la salsa no se sirve por separado, sino en la parte superior de la carne). A mediados del siglo XIX, la receta se publicó en un libro de cocina rusa clásica y pronto se convirtió en el plato emblemático del país y fuera de sus fronteras.
Intenta prepararlo tú mismo, se puede encontrar la receta aquí.
A los rusos les encantan las papillas: de alforfón, avena o mijo, pero la sémola no tiene rival. Es el desayuno más popular no solo en casa, sino también en las guarderías, colegios y comedores. Las gachas de Gúriev es una clásica receta rusa. La sémola tierna, combinada con bayas y nueces, tiene un sabor rico y dulce que convierte el plato en todo un postre.
La susodicha papilla fue inventada a principios del siglo XIX por Zajar Kuzmín, un campesino que se desempeñaba como cocinero en casa del ministro de Finanzas de Rusia, Dmitri Gúriev. El funcionario estaba tan encantado con esta espléndida papilla que finalmente esta adoptó su nombre.
La Gúrievkaia kasha fue muy bien valorada en la corte del emperador Alejandro III, que consideró esta papilla su plato favorito. Su receta se ha mantenido sin cambios desde la época zarista.
Este pastel de manzana lleva el nombre de la poetisa rusa Marina Tsvetáieva del siglo XX. La receta del cremoso pastel fue anotada en el diario de su hermana, que recordó cómo disfrutaron del postre en su infancia cuando pasaban el verano en la dacha en Tarusa (región de Kaluga). No se sabe si este pastel lo inventaron las propias hermanas o no, pero hoy en día es una tradición hornear este pastel cada año antes del cumpleaños de la poetisa.
Después de la guerra contra Napoleón, la popularidad del comandante ruso Piotr Bagratión estaba por las nubes. El militar resultó herido de muerte durante la Batalla de Borodinó, pero su valor fue elogiado incluso por el enemigo. En su honor, los chefs franceses crearon dos platos: crema de ternera y ensalada de pollo con apio. Muchos dicen que la ensalada es como la Olivier (o ensaladilla rusa), el principal plato ruso de la Noche Vieja, pero con pasta en lugar de patatas.
Todos los rusos conocen las tiernas chuletas de pollo Pozhárskie cubiertas con migas de pan blanco. Según una leyenda, fueron creadas en la taberna de Iván Pozharski en la región de Tver a principios del siglo XIX, cuando necesitaron preparar comida para el emperador. que pasaba por allí. Después, el plato se incluyó en el menú real.
Pincha aquí para saber qué plato polaco formaba parte del menú del Ejército soviético.
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