Los rusos usan a menudo la sémola (o manka, como la llaman) en la cocina. La sémola es un ingrediente común en las gachas, pudíns, coteletas y sopas. Mi forma favorita de incorporar la manka en la cocina es hacer un bizcocho llamado pastel de sémola, o simplemente mánnik.
Existe la creencia popular de que el mánnik es una versión eslava de un plato tradicional árabe llamado basboussa. Supuestamente, alguien importó una receta de pastel de basboussa en un viaje por la Rus Medieval. Para entonces, la sémola ya era ampliamente utilizada en el este, mientras que los eslavos la descubrieron entre los siglos XII y XIII. Lo único que realmente diferencia al mánnik del pastel árabe es que también contiene copos de coco y a veces jarabe de azúcar. Aparte de esto el mánnik es una copia fiel del famoso pastel oriental.
La gente suele llamar al mánnik “pastel de cocinero perezoso” porque no hay técnicas complicadas ni secretos en el proceso de horneado: todo lo que tienes que hacer es simplemente mezclar todos los ingredientes y ponerlos en el horno. Para mí, el mánnik es un excelente tipo de bizcocho por su textura única, granulosa y quebradiza. Hay otra gran cosa respecto al mánnik: nunca falla. La receta parece bastante primitiva, pero hay algo especial en la sémola que hace esta receta de confitería tan fiable. ¡Pruébala!
Ingredientes:
Preparación:
Bate el kéfir y los huevos en un gran cuenco. Añade la harina tamizada con la levadura en polvo, la sémola, el azúcar, una pizca de sal y mezcla todo. Los ingredientes deben estar a temperatura ambiente. Para completar la masa, simplemente agrega un poco de mantequilla derretida y revuelve de nuevo la mezcla.
Debes obtener una agradable masa, sedosa e hinchada ligeramente por la sémola.
Prepara tu molde para el bizcocho engrasándolo con un poco de aceite vegetal. Llena el molde con la masa y hornea durante unos 40-45 minutos a 170°C.
Cuando el mánnik esté listo y dorado, sacalo del horno y vierte inmediatamente la nata espesa encima. Si esperas a que el mánnik esté frío, no absorberá bien la crema y el pastel se secará.
Déjalo resposar durante unos 30 minutos, para que la crema sea aborbida completamente por el bizcocho. Finalmente, saca el mánnik del molde, córtalo en cuadritos y espolvorea con abundante azúcar glasé.
Disfrútalo con una taza grande de té negro.
¡Priyatnogo appetita!
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