Vladivostok, la capital de la región de Primorie, se diferencia de otras ciudades rusas no sólo por su ubicación en el Pacífico, sino también por su mezcla entre lo europeo y lo asiático, en su aspecto y en los hábitos de sus habitantes.
Es feo llamar a Vladivostok el San Francisco ruso, tanto en lo que respecta a San Francisco como al propio Vladivostok. Lo único que tienen similar es el terreno accidentado y los hermosos puentes. La ciudad tiene un “pariente” más cercano: Estambul.
Cuando una unidad militar rusa buscó un punto fuerte en el mar de Japón, y finalmente encontró una bahía conveniente, su forma y topografía les recordó a uno de Estambul. Por analogía, la bahía se llamaba Cuerno de Oro, y el estrecho, Bósforo Oriental.