1. Jardín de verano
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El Jardín de Verano fue la creación favorita de Pedro el Grande y un triunfo del paisajismo de la época. Esculturas de mármol, esbeltas callejuelas con pabellones, impresionante variedad del follaje otoñal: el parque luce especialmente su belleza en otoño. Y si te entra frío, cerca hay muchos cafés donde puede esconderte del mal tiempo.
2. Jardín Táuride
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El jardín cercano al Palacio Táuride es uno de los lugares más populares de San Petersburgo. Hay viejos robles y tilos, callejuelas pintorescas y un invernadero con plantas estrafalarias. Bueno, y el puente sobre el estanque es todo una atracción. Podríamos decir que es el lugar favorito donde sacarse fotos y selfis.
3. Jardín Mijáilovski
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Cerca del Palacio Mijáilovski (Museo Ruso), en pleno centro de la ciudad, también hay un acogedor jardín. Desde aquí se puede disfrutar de vistas a la Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada, el Canal Griboiédov y el Museo Etnográfico. En el propio jardín se conserva el pabellón de Rossi de 1825, con columnas y una terraza.
4. Catedral de San Isaac
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Las vistas de la catedral de San Isaac son impresionantes tanto por dentro como por fuera. Y si subes a la columnata, verás toda la ciudad con los colores del otoño.
5. Nueva Holanda
Antón Vagánov/TASS
Una isla en el centro de San Petersburgo donde cada visitante encontrará algo para su gusto. El corazón de Nueva Holanda es la "botella", una antigua prisión del siglo XIX que se ha convertido en un espacio cultural con cafés, tiendas y secciones de pasatiempos.
6. Fortaleza de San Pedro y San Pablo
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La Fortaleza de San Pedro y San Pablo es el primer edificio de San Petersburgo. Hoy es un monumento de la Unesco y uno de los museos más interesantes de la ciudad. Y cada mediodía desde el baluarte Narishkin se dispara la tradicional salva de mediodía.
7. Isla de Yelaguin
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Esta isla situada en la parte norte de San Petersburgo perteneció en el siglo XVI al estadista Iván Yelaguin. Aquí construyó un lujoso palacio y trazó un parque al estilo inglés. Sin embargo, ya en el siglo XIX el palacio pasó a manos de la familia imperial Romanov, y el parque quedó abierto a todos los visitantes. El parque está dividido por numerosos estanques, canales y acequias, y se puede pasear por él durante todo el día.
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