La fortaleza se considera el edificio más antiguo de la ciudad. Pedro el Grande eligió la Isla de las Liebres para su construcción no por casualidad: está situada en el punto más ancho del Nevá. Se convirtió en la primera construcción de tipo bastión en Rusia; no tiene torres y la ubicación es tal que el enemigo no podría desembarcar en la isla.
La construcción se inició el 27 de mayo de 1703; a partir de este día comienza la historia de San Petersburgo. La construcción de la fortaleza de madera y tierra fue rápida. Ya en otoño, se izó sobre el bastión una bandera de la fortaleza con cruces blancas y azules sobre fondo rojo. Y, en abril de 1704, se encendió la señal de fuego.
Lo curioso es que nunca participó en batallas. Sin embargo, su guarnición siempre estuvo alerta.
La iglesia de madera en nombre de los apóstoles Pedro y Pablo se levantó mes y medio después de su fundación y, en 1712, según el proyecto de Domenico Trezzini, se empezó a construir una de piedra. Pedro I quería que la primera iglesia de la nueva capital fuera más alta que el campanario del Kremlin de Iván el Grande en Moscú. El emperador estaba tan orgulloso de la construcción que incluso obligó a los ministros extranjeros a subir al campanario para presumir de su dominio. Durante casi 250 años, la catedral de Pedro y Pablo fue, efectivamente, el edificio más alto de Rusia y, durante más de un siglo, fue la iglesia catedral de San Petersburgo.
La catedral de Pedro y Pablo es también un monumento de la gloria militar de Rusia. Hasta el siglo pasado, allí se guardaban los estandartes y las llaves de las ciudades conquistadas. No es casualidad que su iconostasio no esté hecho como un muro sólido, sino como un arco triunfal.
Antes de Pedro el Grande, los monarcas fallecidos eran enterrados en la Catedral del Arcángel del Kremlin de Moscú, pero, con la aparición de la nueva capital, los entierros comenzaron a celebrarse en la Catedral de Pedro y Pablo. La primera en ser enterrada allí fue la hija de Pedro el Grande, Natalia, que murió a la edad de dos años. La catedral se convirtió en el lugar de descanso final de todos los monarcas rusos y sus cónyuges, a excepción de Pedro II e Iván VI. En 1998, los restos del último emperador ruso Nicolás II y su familia volvieron a ser enterrados en la catedral.
Junto a la catedral se encuentra también el Mausoleo del Gran Duque, con los lugares de enterramiento de los miembros de la familia real.
Durante varios siglos, la fortaleza se utilizó como prisión. Pero los presos que había en ella no eran ordinarios, sino políticos. El zarevich Alexéi, hijo de Pedro el Grande, estuvo recluido allí. En 1825 fueron enviados allí los decembristas, cinco de los cuales incluso fueron ahorcados. Entre otros prisioneros se encontraron los escritores Fiódor Dostoievski y Maxim Gorki y, en 1887, el hermano de Vladímir Lenin, Alexánder Uliánov, fue recluido en el Bastión Trubetski.
Cada mediodía se dispara un cañonazo desde el Bastión Narishkin. Durante el reinado de Pedro el Grande, ésta era la forma de marcar el comienzo y el final del trabajo diario: el cañón disparaba y se izaba y arriaba la bandera de la fortaleza. Más tarde, también una salva avisaba a los habitantes de San Petersburgo de las inundaciones. Desde 1872, el cañón se dispara para marcar el comienzo del mediodía. Y, en 1917, una salva del bastión Narishkin “informó” al crucero Aurora del comienzo del asalto al Palacio de Invierno.
La figura de un ángel en la aguja de la catedral de Pedro y Pablo es uno de los símbolos más reconocibles (y oficiales) de San Petersburgo. Domenico Trezzini inventó la veleta: según su idea, el ángel volador con una cruz en las manos debía simbolizar el patrocinio celestial del emperador y de Rusia.
Bajo las murallas de la fortaleza hay una playa de arena. Está oficialmente prohibido bañarse en ella, pero se puede tomar el sol con vistas al espigón de la isla Vasílievski, el Hermitage, el Palacio y los puentes de la Trinidad. En verano se celebran allí festivales de esculturas de arena, mientras que en invierno aparecen esculturas de hielo.
Los aficionados a la música acuden a la Fortaleza de Pedro y Pablo para escuchar el sonido del carillón, un órgano de campanas. El primero, de 35 campanas, fue traído de Holanda por Pedro el Grande. El actual, de 51 campanas, se instaló con motivo del tricentenario de la Capital del Norte en 2001. Desde entonces se celebran en la fortaleza festivales y conciertos de música de carillón.
En la actualidad, la Fortaleza de Pedro y Pablo es un monumento de la UNESCO que forma parte del Museo de Historia de San Petersburgo. También hay museos de artillería, tropas de ingenieros y cuerpo de señales, cosmonáutica y tecnología de cohetes. Y se puede pasear por su extenso territorio durante todo el día.
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