Visita la fortaleza de San Pedro y San Pablo de San Petersburgo, un lugar cargado de historia

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BORÍS YEGÓROV
El campanario ortodoxo más alto del mundo está situado en una poderosa fortaleza con formidables bastiones, aunque nunca fue escenario de una batalla. La fortaleza de Pedro y Pablo ha tenido una historia increíble: ha servido como cripta imperial, como prisión para revolucionarios y miembros de la dinastía Romanov e incluso como laboratorio científico soviético de alto secreto.

Fundada el 27 de mayo de 1703 en la isla Záiachi (de Liebres) en la desembocadura del río Nevá, esta fortaleza se convirtió en el corazón de la nueva capital de Pedro el Grande. El día de la fundación de la ciudad se celebra el día en que comenzaron los trabajos en la fortaleza de Pedro y Pablo.

Según la leyenda, la isla estaba habitada por gran cantidad de liebres. Una de ellas llegó a saltar sobre las botas del zar Pedro I cuando llegó en barco a la isla. Cerca del puente de Ioánnovski, que conecta la fortaleza con el continente, hay un monumento dedicado a la liebre. Se dice que si tiras una moneda al monumento de la liebre, tendrás mucha suerte.  

Pedro el Grande quiso demostrar que San Petersburgo estaba destinado a convertirse en la ciudad más importante de Rusia. Pensaba que su arquitectura incluso eclipsaría a la de Moscú. Uno de sus proyectos más ambiciosos fue la construcción de la catedral de los Santos Pedro y Pablo, fundada en 1712 en el territorio de la fortaleza, y terminada 21 años más tarde.

Con una altura de 122,5 m, la catedral se convirtió en el edificio más alto de Rusia y mantuvo este récord hasta 1952, cuando se construyó el rascacielos estalinista en el malecón Kotélnicheskaia en Moscú (176 m). La catedral de San Pedro y San Pablo es aún hoy el campanario ortodoxo más alto del mundo.

Durante dos siglos la catedral sirvió como cripta imperial y todavía alberga los restos de casi todos los emperadores y emperatrices rusos, desde Pedro el Grande hasta Nicolás II y su familia.

A pesar de estar siempre lista para el combate, la fortaleza nunca participó en ninguna batalla. Sin embargo, sufrió fuertes bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial, lo que provocó grandes daños a la catedral.

Además, la fortaleza de Pedro y Pablo fue utilizada como la principal prisión política de Rusia. Entre algunos de sus reclusos más famosos se encuentran Alexéi, hijo de Pedro el Grande, así como miembros del Gobierno Provisional ruso, derrocado durante la Revolución de 1917, e incluso algunos miembros de la familia Romanov fueron fusilados en el patio.

En 1925 los bolcheviques quisieron destruir la fortaleza de Pedro y Pablo para construir el estadio del Zenit. Afortunadamente esta bárbara decisión no se materializó.

Desde la década de 1920, la fortaleza ha funcionado como museo. Sin embargo, no impidió que dos importantes organizaciones operaran allí. Es el lugar de la Casa de la Moneda y del Laboratorio de Gas-Dinámico de alto secreto, que hizo una enorme contribución al desarrollo de las tecnologías militares y espaciales soviéticas. Solo la primera institución sigue en funcionamiento en este lugar. El laboratorio hace tiempo que desapareció y en sus salas se puede encontrar el Museo del Espacio y de Tecnología de Misiles. 

En el territorio de la fortaleza los turistas pueden ver un peculiar monumento dedicado a Pedro el Grande. Tiene un cuerpo enorme pero una cabeza diminuta. El artista hizo una reproducción exacta de la cara del zar, usando su máscara de la muerte.

Cada día, a las 12 del mediodía la artillería de la fortaleza hace un tiro en blanco para anunciar la hora. El disparo lo hace un cañón, pero hay otro extra que siempre se mantiene listo y cargado en caso de que haya un fallo. En la ceremonia participan a menudo invitados de honor de la ciudad. Así, en 2003, el príncipe Carlos disparó esta pieza de artillería.  

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