Las estatuas más impactantes de San Petersburgo

Viajes
KSENIA ISÁEVA
Las estatuas de San Petersburgo han sido testigos mudos de la fascinante historia de la Venecia del Norte.

San Petersburgo es el escenario de numerosos eventos históricos de gran relevancia. Se hizo historia en las mismas calles donde hoy paramos a tomar un café o salimos a dar un paseo nocturno. Nadie se acuerda ya de los tiempos de Pedro el Grande, la revolución rusa o la familia imperial, y pocos pueden recordar el sitio de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial.

Pero la ciudad alberga sus propios testigos, las estatuas de piedra que coronan edificios, catedrales, puentes y calles. Su visión de los acontecimientos es única.

La próxima vez que visites San Petersburgo, trata de imaginar lo que han visto sus estatuas, enclavadas en una misma posición durante siglos, desde donde observan las idas y venidas de innumerables generaciones. 

Un caballo en el puente Blagovésсhenski, junto al río Nevá. Es la primera estructura permanente sobre este gran río que divide la ciudad en varias partes. El puente fue reconstruido muchas veces, pero siempre se mantuvieron las mismas barandillas con adornos de inspiración náutica: conchas, caballitos de mar y el tridente de Neptuno.

La estatua del Nevá (bautizada en honor al principal río de la ciudad). En la plaza de la Bolsa de San Petersburgo hay cuatro columnas con cuatro estatuas, cada una de las cuales tiene el nombre de un río.

Una de las cuatro famosas esculturas del Puente Ánichkov: unos caballos salvajes con sus domadores adornan las cuatro esquinas de un puente que atraviesa el canal Fontanka. Estas estatuas, creadas por Piotr Klodt, simbolizan el poderío creciente de Rusia.

La escultura Dniéper de la plaza de la Bolsa lleva el nombre del río más largo de Europa, que pasa por Rusia, Bielorrusia y Ucrania.

Delante de las cuatro columnas de la plaza de la Bolsa se erigen cuatro estatuas bautizadas con los nombres de cuatro ríos. En el lado opuesto, las columnas están decoradas con proas y sirenas de barcos. Estas recias mujeres, aladas y con cola de pez, miran al frente; una de ellas lleva dos siglos contemplando con la mirada perdida la fortaleza de Pedro y Pablo.

Una estatua de Minerva, la diosa de la sabiduría, corona la Academia del Arte. Se considera la patrona de las artes y oficios.

El águila sobre la casa Singer de San Petersburgo. Este edificio ha sido un rasgo distintivo de la ciudad a lo largo de toda su historia. A principios del siglo XX fue ocupado por la Corporación Singer, de origen alemán. A principios de la Primera Guerra Mundial esto pudo suponer un problema, por lo que se ofreció la primera planta a la embajada de los Estados Unidos. De ahí la aparición del águila norteamericana. La estatua fue robada en los años 20, pero recientemente se recreó a partir de unos borradores viejos.

Estatuas de mujeres dan la bienvenida al sol en el tejado del Palacio de Invierno.

A pesar de estar expuestas al duro clima nórdico, estas estatuas son capaces de despertar sentimientos de envidia. Son testigos perpetuos de una ciudad que goza de una elegancia sin igual.

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