Según los blogueros de historia local, hay más de tres mil esculturas de ángeles en San Petersburgo. Los más famosos son los leones.
La ciudad tiene incluso la leyenda de que sus habitantes están protegidos de los problemas por tres ángeles: uno de oro en la aguja de la Fortaleza de Pedro y Pablo, otro de plata en la cúpula de la Iglesia de Santa Catalina y otro de bronce en la Columna de Alejandro de la Plaza del Palacio.
Este último es probablemente el ángel más famoso de San Petersburgo. Al igual que la propia columna, la figura de bronce del ángel no se apoya en nada y descansa sobre su propio peso. La cruz en la mano del ángel simboliza la paz que Rusia dio a Europa cuando derrotó al ejército de Napoleón en 1812.
En mayo de 2022, se hizo una copia del ángel de 188 años. Se instaló en el piso 88 del Centro Lajta, de 462 metros, el edificio más alto de Rusia y Europa. La escultura fue consagrada por el Patriarca Kirill de Moscú y toda Rusia.
Según la mitología, estas criaturas con cuerpo de león y cabeza y alas de águila custodiaban tesoros. No es de extrañar que los leones emplumados más famosos aparecieran en el Puente del Banco, que se inauguró en 1826 y dio paso al Banco de Apropiación del Estado. Ahora alberga la Universidad Estatal de Economía de San Petersburgo, que ha puesto grifos en su logotipo.
Los universitarios y los turistas supersticiosos creen que tocar las alas doradas de los grifos les traerá buena suerte. Hasta ahora la creencia sólo ha perjudicado al famoso monumento.
Símbolo de sabiduría y poder superior, estos animales míticos con cuerpo de león y torso humano, tienen su origen en el Antiguo Egipto. Ganaron popularidad en Europa tras la campaña egipcia de Napoleón Bonaparte (1798-1801), que trajo de allí muchos monumentos antiguos. La moda llegó a San Petersburgo a finales del siglo XVIII y principios del XIX.
Las esfinges egipcias más famosas decoran el malecón Universitetskaia. Las esculturas fueron creadas en el siglo XIV a.C. para el templo conmemorativo del faraón Amenhotep III y fueron llevadas a la capital rusa en 1832.
Hoy en día hay más de 30 esfinges en la ciudad. Además, hay una pirámide egipcia en Tsárskoe Seló (un lugar de descanso de los zares junto a San Petersburgo), una puerta egipcia en Pushkin y estatuas de dioses egipcios en el centro de la ciudad.
En la mitología griega, los poderosos titanes apuntalan la bóveda celeste, pero en San Petersburgo adornan palacios y casas de vecinos. Los atlantes más famosos de San Petersburgo sostienen el pórtico del Nuevo Hermitage desde 1848. Diez figuras de mármol de cinco metros de altura fueron creadas durante dos años por 150 artesanos.
Existe una tradición entre los recién casados: si la joven esposa se frota el dedo gordo del pie derecho, mirando al Campo de Marte, la vida familiar será larga y feliz. El hecho es que este atlante en particular resultó gravemente dañado durante un bombardeo de artillería de la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial, pero "sobrevivió" y así se ganó la fama de poderoso protector.
San Petersburgo también tiene su propio y peculiar santuario de criaturas fantásticas. Así es el conjunto del palacio y el parque de Peterhof, la antigua residencia del emperador Pedro I, que, a pesar de su filiación administrativa, se encuentra a casi 30 km de la ciudad. Hay 147 fuentes en funcionamiento, lo que convierte a Peterhof en uno de los mayores sistemas de fuentes del mundo. Las esculturas de las fuentes de Peterhof incluyen a Neptuno, tritones, náyades, sirenas y otras criaturas marinas.
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