Mesurada respuesta de Rusia ante nuevo despliegue de la OTAN en Estonia

Reuters
A principios de marzo el Ministerio de Defensa de Estonia explicó que a finales de abril llegarán al país 1.200 militares procedente del Reino Unido, Francia y Dinamarca. Los países bálticos contarán con un nuevo batallón de la OTAN y las tropas de la Alianza en la república llegan a las 1.500 unidades. ¿Hasta qué punto este despliegue supone una amenaza para Rusia?

“La llegada de soldados británicos demuestra la unidad entre los miembros de la Alianza y contribuye a 'mantener el equilibrio de fuerzas en la región”, declaró el Ministerio de Defensa de Estonia el pasado 2 de marzo.

Desde hace años se encuentra desplegada en Estonia la aviación de la OTAN. En 2016 llegaron tanquistas estadounidenses como parte de una nueva capitanía. Además, un gran número de soldados (entre 4.000 – 5.000) de países miembros de la Alianza van a la república para participar en maniobras militares, como Tormenta de Primavera, que tiene lugar cada año.

Actualmente en el país hay un batallón de la OTAN permanente y unificado, algo que buscaban desde hace tiempo las antiguas repúblicas soviéticas del Báltico. Este grupo causa preocupación en Rusia, sobre todo entre los políticos, más que entre los militares.

El aumento de los contingentes de la OTAN en los países bálticos y Polonia se planificó a mediados del año 2016, antes de la llegada al poder de Donald Trump. Se espera que en la frontera oriental de la Alianza aparezca una nueva brigada, que contará con subdivsiones desde el Báltico hasta el Mar Negro. No será muy cuantiosa pero se trata del primer paso para la creación de las fuerzas de acción rápida de la OTAN.

Los países de Europa del este que acojan las unidades de esta nueva fuerza internacional tendrán que realizar grandes gastos de mantenimiento.

No hay paridad militar

“La OTAN necesitará mucha fuerza para crear una agrupación en los países bálticos que cuente con el mismo tamaño que las subsidiviones rusas situadas en Pskov y en el óblast de Leningrado. Y lo más importante, la Alianza no lo necesita por cuestiones tácticas”, comenta un miembro del Ministerio de Defensa a RBTH.

Según su opinión, el verdadero problema para la Alianza es Kaliningrado, el enclave ruso en el Báltico, donde hay un gran agrupación de tropas rusas. “Tanto en Tallin, como en Bruselas y Washington entienden que ni un batallón, ni cinco, podrían lanzar una ataque contra San Petersburgo desde la ciudad estonia de Narva. La tarea del contingente occidental de la OTAN en Estonia consiste en realizar actividades de cooperación para el desarrollo del ejército nacional con los aliados occidentales”.

El experto militar Víktor Kuznetsov señala en conversación con RBTH un aspecto interesante que muestra el bajo nivel de preocupación de los militares rusos por el fortalecimiento de estas agrupaciones de la OTAN: “En la práctica internacional existe desde hace tiempo el concepto de 'respuesta mesurada' ante una amenaza. Digamos que ante los ejercicios en la frontera hay que dar una respuesta adecuada. Esto demuestra tanto la capacidad de defensa como la de tranquilizar a la propia población. Rusia no reacciona voluntariamente a la 'Tormenta de primavera' que tiene lugar en Estonia. Moscú no lo necesita. El ejército ruso realiza de manera regular inspecciones no programadas de las tropas del Distrito Militar Occidental, las maniobras Zapad. Y además son habituales las inspecciones sobre la preparación al combate en las tropas situadas en las fronteras de Letonia y Estonia. Los ejercicios rutinarios de las divisiones son mayores que cualquier juego de guerra que realiza la OTAN en el Báltico”. 

El coste de la seguridad

“No podemos olvidar que la seguridad cuesta dinero- explica Víktor Kuznetsov -. Todos los gastos en infraestructura en la base de Tapa, la redistribución y colocación de tropas militares extranjeras suponen un algo coste para el presupuesto de un país pequeño. Además los instructores de la OTAN no van a enseñar así como así las tecnologías militares occidentales a los estonios. El nuevo presidente de EE UU, Donald Trump, ha repetido que la propia Europa tiene que pagar por su seguridad”.

En opinión de Kuznetsov, uno de los principales objetivos del nuevo mandatario estadounidense es el aumento de las exportaciones norteamericanas de armamento a Europa. La llegada de equipos militares y de tecnología adicional, que realmente se dedicarán a entrenar y trabajar con el ejército de Estonia, encajan bien con esta política.

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