En los años 40, muchas décadas antes de que se inventasen las reuniones grupales de video a través Skype u otras aplicaciones informáticas, los encuentros de alto nivel diplomático se hacían cara a cara. Por eso Hitler viajó en tren hasta Hendaya para reunirse con Franco en 1940 o los líderes aliados viajaron hasta Teherán en 1943. Era la única manera de, con traductores, llegar a acuerdos serios y de primera mano.
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En 1942, la URSS necesitaba imperiosamente material para mantener el esfuerzo de guerra contra los nazis, y quería conseguir el compromiso de los países occidentales de la apertura de un segundo frente en Europa, el que acabaría siendo (dos años más tarde) el Desembarco en Normandía.
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Aquel año, cuando los soviéticos no habían todavía dado un vuelco a la Segunda Guerra Mundial consiguiendo la victoria contra el (hasta entonces) invencible ejército de Adolf Hitler en Stalingrado, el Kremlin y la Casa Blanca prepararon una reunión del más alto nivel en la capital estadounidense.
Una cuestión de logística
El viaje entre la Europa prácticamente controlada por el Tercer Reich y una Unión Soviética que difícilmente contenía el avance de la Wehrmacht no era tarea fácil. Hacía falta un avión que pudiese transportar a toda una delegación soviética a 7845 km de distancia. Y en los años 40, no es que los aviones disponibles brillasen por su rapidez.
El aparato candidato apareció prácticamente al momento: Sería un Petliakov Pe-8, el único bombardero cuatrimotor moderno construido por la URSS durante la guerra.
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Que este era el aparato idóneo, parecía obvio tras una hazaña cometida al inicio de la agresión fascista, en la noche del 7 al 8 de agosto de 1941, de estos aparatos 8 de una unidad de Bombardeo de Largo Alcance lograron atacar Berlín.
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Un viaje de ida y vuelta
En 1943, Viacheslav Mólotov y su séquito viajaron en el Pe-8, logrando esquivar la antiaérea y los cazas alemanes.
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En Estados Unidos se reunió con el presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt y ratificó un Tratado de Préstamo y Arriendo entre la URSS y los Estados Unidos.
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Los británicos y el Gobierno de los Estados Unidos, se comprometieron, aunque vagamente, a abrir un segundo frente contra Alemania. En su retorno, los importante tripulantes cruzaron de nuevo a través del espacio aéreo controlado por Alemania, llegando sanos y salvos de vuelta a la URSS.
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Aquí tienes el noticiero estadounidense (en inglés) que dio la noticia del viaje del Ministro de Relaciones Exteriores soviético.
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