¿Qué avión soviético fue apodado ‘Burro’, ‘Rata’ y ‘Mosca’?

Dominio público
El I-16 era extremadamente difícil de pilotar y no perdonaba los errores. Solo lo pilotaban profesionales de alto nivel, incluido el primer grupo acrobático de la URSS, los ‘Cinco Rojos’.

Este monoplano con forma de tonel y cabina abierta fue uno de los principales símbolos de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo en la década de 1930. Desarrollado por la oficina de diseño de Nikolái Polikárpov en 1933, el I-16 (“el decimosexto caza”) fue conocido como Ishak o Ishachok (“Burro” o “Burrito” en ruso) en la URSS.

El avión podía alcanzar velocidades de hasta 470 km/h, lo que era rápido para aquellos tiempos, y se distinguía por su excelente maniobrabilidad, que se aseguraba desplazando el centro de gravedad de la máquina hacia atrás. La alineación hacia atrás, sin embargo, hacía que el caza fuera aerodinámicamente inestable y difícil de pilotar.

“Reacciona a la más mínima desviación de los timones”, contaba el piloto Nikolái Shapoválov sobre su experiencia pilotando el I-16. “Cuando tiras de la palanca, tiembla y entra en barrena... En cuanto empiezo un giro, entro en barrena. Si el giro se realiza correctamente, entrarás en tu propia corriente de aire y el avión temblará”.

El piloto Serguéi Nasilevits recordaba cómo el director de su escuela de aviación solía amonestar a los jóvenes graduados: “Si domináis el I-16, podréis pilotar cualquier tipo de avión. Es la máquina más rigurosa. No hay ningún piloto que no pueda aterrizar otra máquina después del I-16”.

El avión no perdonaba errores y sólo lo volaban profesionales de alto nivel. Así, fue el I-16 el que utilizó el primer grupo acrobático soviético de los “Cinco Rojos”.

El debut en combate del Ishachok tuvo lugar durante la Guerra Civil española. Los cazas soviéticos resultaron ser un oponente formidable para los franquistas: superaban tanto a los cazas alemanes He-51 como a los italianos FIAT C.R.32 en velocidad, maniobrabilidad y sustentación a alta velocidad.

Los nacionalistas apodaron a los I-16 “Rata”, dado que les parecía que los escurridizos aviones soviéticos, durante el ataque, saltaban como de debajo de la tierra. Los republicanos, por su parte, apodaron al caza “Mosca”.

Un caza I-16 suspendido bajo el ala de un bombardero pesado TB-3.

La lguerra en España demostró que el armamento del Ishak era insuficiente. El avión soviético contaba con dos ametralladoras de aviación ShKAS de 7,62 mm, mientras que su homólogo italiano tenía dos ametralladoras de 12,7 mm. El número de ametralladoras se aumentó finalmente a cuatro.

Más tarde, las modificaciones del I-16 además del SHKAS fueron equipadas con cañones automáticos de aviación SHVAK o lanzadores para cohetes no guiados RS-82. 

El dominio del caza soviético en los cielos españoles llegó a su fin en 1939 con la aparición del Messerschmitt Bf-109. El Ishak era inferior a él en todos los parámetros, excepto en maniobrabilidad.

Además de en la Península Ibérica, los I-16 participaron en operaciones de combate contra aviones japoneses en China (los chinos los apodaron “Golondrinas”) y durante el conflicto de Jaljin-Gol, así como contra tropas finlandesas durante la "Guerra de Invierno".

Un caza I-16 derribado en Finlandia durante la Guerra de Invierno.

Al comienzo de la guerra contra la Alemania nazi, los Ishachoks ya estaban muy anticuados. Sin embargo, representaban alrededor de una cuarta parte de todos los cazas soviéticos en la frontera occidental de la URSS y, en los primeros días de la guerra, ofrecieron una feroz resistencia al enemigo.

Según una versión, fue el I-16 el que derribó el primer avión alemán en la URSS. Los pilotos de la Luftwaffe trataron a su viejo conocido sin ningún desdén. Intentaban evitar los combates de maniobras cuerpo a cuerpo con ese avión, porque sabían que no había que acorralar a la “Rata”.

Un caza I-16 derribado en 1941.

Más tarde, los Ishaks dejaron paso a sus homólogos más modernos en el frente y se dedicaron cada vez más a vigilar ciudades e instalaciones de retaguardia en unidades de defensa aérea. También se utilizaron para entrenar al personal de vuelo.

Con el final de la guerra, la operación de los legendarios cazas llegó a su fin. Irónicamente, fueron los que más tiempo sirvieron a sus adversarios: los franquistas. En España, decenas de I-16 capturados estuvieron en servicio hasta 1953.

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