En la noche del 24 de marzo de 1983, un grupo de bombarderos pesados supersónicos de largo alcance portadores de misiles del modelo Tu-22K despegó de un aeródromo militar en Mozdok, en el norte del Cáucaso. Según las guía del ejercicio a realizar, debían trabajar en objetivos en el mar Caspio y luego dirigirse hacia Bielorrusia.
Justo antes del vuelo, debido a cambios de último minuto en las condiciones meteorológicas, se ordenó a las tripulaciones cambiar su curso de despegue de oeste a este y realizar los cambios necesarios en el sistema de navegación a bordo. Sin embargo, debido a un error del navegante en la aeronave No. 63, estos cambios nunca se realizaron.
Como resultado, después del despegue, el bombardero en cuestión se dirigió automáticamente en dirección opuesta a lo largo de la ruta original. El vuelo se realizó en silencio de radio y nadie notó el error ni en el cielo ni en tierra.
En lugar del mar Caspio, el 63º trabajó en un objetivo aleatorio en el de Azov y se dirigió hacia la frontera iraní. Según la misión, el operador había activado inhibidores pasivos, lo que permitió al bombardero evadir a los cazas soviéticos que habían despegado para interceptar la aeronave desconocida.
Sin ser detectado por las fuerzas de defensa aérea iraníes, el Tu-22K se internó en el espacio aéreo iraní y pronto se encontró sobre Teherán. “Comandante, estamos pasando sobre Kursk. Mi suegra vive allí”, informó el navegante por el intercomunicador.
Fue solo por la mañana cuando la tripulación se dio cuenta de que el sol estaba saliendo por el lado equivocado y se podían ver montañas cubiertas de nieve a lo lejos, algo imposible de ver en Bielorrusia. Al darse cuenta del error, el comandante rompió el silencio de radio y reportó la emergencia. Al mismo tiempo, en la URSS, todos estaban en busca del desaparecido avión No. 63.
El Tu-22K se quedó casi sin combustible, pero aún logró llegar a un aeródromo en Turkmenistán. Inmediatamente, las autoridades soviéticas iniciaron controles y procedimientos. Sin embargo, dado que estaba claro que nadie había intentado secuestrar el avión y llevarlo al extranjero, no se impusieron sanciones graves a la tripulación.
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