Cuando los bolcheviques intentaron sovietizar Irán

Russia beyond (Foto: Dominio público)
Mientras la Guerra Civil seguía haciendo estragos en Rusia, los dirigentes soviéticos ya pensaban en cómo encender la llama de la revolución socialista en Asia.

El 18 de mayo de 1920, marineros soviéticos desembarcaron inesperadamente en el puerto iraní de Enzeli [hoy Anzali]. Su objetivo era apoderarse de la flota de sus principales adversarios en la Guerra Civil (los blancos) que estaba estacionada allí. Resultó ser sólo la primera fase de una campaña para establecer un régimen comunista en Irán.

Ataque por sorpresa

La Flotilla del Caspio del Movimiento Blanco se vio obligada a retirarse a Irán cuando, en la primavera de 1920, las principales fuerzas de los blancos en el sur de Rusia habían sido destruidas o se habían retirado a Crimea. En Enzeli, sus barcos estaban bajo la protección de los británicos, que eran hostiles a los bolcheviques y habían mantenido sus fuerzas en Irán desde la Primera Guerra Mundial.

Los 29 barcos de la Flotilla Blanca podrían haber creado grandes problemas a las líneas de comunicación soviéticas en el mar Caspio. Los dirigentes bolcheviques decidieron apoderarse de ellos lo antes posible. Para evitar un escándalo diplomático, disfrazaron la operación como una iniciativa personal del comandante de la Flotilla soviética del Volga-Caspio, Fiódor Raskólnikov.

 Fiódor Raskólnikov

A las cinco y diecinueve minutos de la mañana del 18 de mayo, la flotilla soviética, tras acercarse de forma encubierta, abrió fuego sobre el puerto. “Una mañana no muy bonita nos despertaron los disparos y los proyectiles que caían en medio del puerto y de nuestros barcos”, recordaría Anatoli Vaksmut, un oficial blanco. “Subiendo a los mástiles, vimos un gran número de barcos en el mar disparando contra Enzeli. La confusión era total en el cuartel general británico y ninguna de sus baterías de artillería respondía al fuego de los rojos. Resultó que los británicos habían huido de las baterías en ropa interior”.

El barco de vapor, Rosa Luxemburgo, que participó en la operación

La fuerza de desembarco suprimió rápidamente la resistencia que encontró en la 36ª Brigada de Infantería de la India y pronto el enemigo solicitó un alto el fuego. Según el acuerdo, tanto los británicos como los guardias blancos se retiraron de la ciudad, abandonando a los bolcheviques no sólo todos los barcos, sino también 50 piezas de artillería, 20.000 proyectiles y grandes reservas de algodón, rieles, cobre y otras mercancías.

Las fuerzas del Sah no opusieron ninguna resistencia a los marinos soviéticos. Un Irán debilitado, que en los años anteriores se había convertido esencialmente en una semicolonia de las potencias europeas, se limitó a emitir una nota de protesta.

Nuevas oportunidades

Las tropas soviéticas tenían la intención de retirarse de Irán en poco tiempo, pero la situación cambió drásticamente. Aprovechando y animado por el golpe asestado a los británicos, el movimiento partisano antigubernamental Jangal (“movimiento del bosque”) lanzó una ofensiva a gran escala en el norte del país. Su líder, Mirza Kuchak Jan, pidió apoyo a los bolcheviques, pero estipuló la condición de que Moscú no se inmiscuyera en los asuntos internos de los iraníes.

Sergo Ordzhónikidze

Los dirigentes de la Rusia soviética vislumbraron la tentadora perspectiva de llevar a cabo una revolución socialista en Asia. “Sin especial dificultad podemos incendiar todo el Azerbaiyán persa (la región noroeste de Irán, poblada principalmente por azeríes - más allá de Rusia), Tabriz...”, fue el argumento esgrimido por Sergo Ordzhónikidze, jefe del Buró del Cáucaso del Comité Central del Partido Comunista Ruso (los bolcheviques). Y continuó: “Mi opinión es la siguiente: Con la ayuda de Kuchak Jan y de los comunistas persas, hay que proclamar el poder soviético, tomar las ciudades una tras otra y expulsar a los británicos. Esto causaría una impresión colosal en todo el Cercano Oriente”.

Mirza Kuchak Jan

A pesar de que la Guerra Civil en Rusia aún no había terminado, los bolcheviques decidieron luchar por “la causa de la revolución mundial” en Irán. A Kuchak Jan le prometieron armas, dinero, voluntarios, instructores, aviones y coches blindados. Lev Trotski, comisario del pueblo para asuntos militares, ordenó que se organizara en secreto una agitación soviética a gran escala en el país.

Soldados de la 39ª Brigada en Enzeli tras ser evacuados de Bakú

Una vez más, tratando de evitar un escándalo diplomático, Moscú no actuó directamente, sino a través de sus aliados, en este caso, la recién creada y entonces independiente República Socialista Soviética de Azerbaiyán. Las tropas enviadas a la región actuaron como voluntarias u operaron bajo la bandera azerbaiyana. Para la propia Bakú, ayudar a una revolución iraní tenía una enorme importancia: Bakú soñaba con la reunificación con el Azerbaiyán iraní.

La RSS de Guilán

Oficialmente, las tropas soviéticas se retiraban de Enzeli. En realidad, ocurría exactamente lo contrario: Los soldados y las armas eran llevados incesantemente a través de la frontera de Azerbaiyán hacia el norte de Irán. El 4 de junio, con el apoyo de sus nuevos aliados, Mirza Kuchak Jan tomó la capital de la Ostán (provincia) de Guilán - Rasht.

Mirza Kuchak Jan

Al día siguiente, se proclamó la República Socialista Soviética de Guilán en el norte de Irán, con Kuchak Jan a la cabeza. A pesar de la estipulación de no interferir en los asuntos internos de Irán, el Gobierno Revolucionario Provisional incluía a varios representantes soviéticos que habían adoptado la ciudadanía iraní.

Con los destacamentos de “voluntarios” llegados de Bakú y Astracán, así como con los partisanos locales, se formó un Ejército Rojo Iraní de hasta 5.000 hombres. En un principio, estaba comandado por Ehsanollah Jan, un asociado de Mirza Kuchak Jan, pero pronto Moscú decidió que el mando pasara a su propio hombre, Vasili Kargareteli.

Mirza Kuchak Jan

Las relaciones entre el Movimiento Jangala y los comunistas iraníes pronto comenzaron a deteriorarse precipitadamente. Mientras que estos últimos estaban convencidos de la necesidad de “incendiar toda Asia”, Mirza Kuchak Jan creía que había que actuar con cautela y contentarse por el momento con lo que ya se había conseguido, es decir, Guilán. Las partes tampoco lograron encontrar un terreno común en su postura sobre la propiedad privada.

Como resultado, Kuchak Jan fue expulsado por los comunistas iraníes el 31 de julio y huyó a la ciudad de Fuman junto con sus partidarios. Su ahora antiguo compañero de armas Ehsanollah Jan se hizo cargo de un nuevo gobierno provisional. “La Persia soviética sobrevivirá sin él. Kuchak es útil como figura popular, pero es una especie de lastre por su total incomprensión de la política revolucionaria y por su excesiva lentitud y cautela. No sabe asumir riesgos, cuando eso es lo que se necesita actualmente”, comentó Gueorgui Chicherin, comisario del pueblo para asuntos exteriores de la Rusia soviética, en referencia a estos acontecimientos. 

El colapso de la aventura de Irán

Sin perder tiempo, el nuevo gobierno de la RSS de Guilán montó una ofensiva contra Teherán a mediados de agosto de 1920, que terminó con una dura derrota. El Ejército Rojo iraní fue salvado del desastre total por las tropas enviadas desde Azerbaiyán y la Rusia soviética.

Las cosas no fueron mejor para los comunistas iraníes en la política interior. Al llevar a cabo reformas apresuradas, no tuvieron en cuenta las tradiciones locales y eliminaron casualmente costumbres y formas de hacer centenarias, lo que provocó una intensa indignación entre la población local. Los británicos y el gobierno del sultán Ahmad Shah echaron más leña al fuego y organizaron una amplia propaganda antisoviética en la región.

Ahmad Shah

Las posibilidades de sovietizar Irán disminuían rápidamente. Para investigar lo que ocurría, un miembro del Politburó del Comité Central del partido, Iósif Stalin, llegó a Bakú. Pronto envió un sombrío informe a Lenin en Moscú en el que decía que sólo era posible una revolución burguesa en Irán, apoyada por las clases medias.

A finales de septiembre, la Rusia soviética inició negociaciones con Teherán, que concluyeron el 26 de febrero de 1921 con la firma de un tratado de amistad soviético-iraní. Moscú y Bakú retiraron su apoyo a la República de Guilán y comenzaron a retirar sus tropas, pero no antes de que el Imperio Británico comenzara a evacuar a sus soldados del país en mayo de ese año.

La firma de un tratado de amistad soviético-iraní

En julio de 1921 los comunistas de Guilán montaron otra ofensiva desesperada contra Teherán, que volvió a fracasar. En noviembre la república fue aplastada por las tropas de Ahmad Shah y el gobierno de Ehsanollah Jan huyó a Bakú (en 1938 fue fusilado en durante el “Gran Terror” de la URSS). Las fuerzas del Movimiento Jangal también fueron aplastadas y la cabeza de Mirza Kuchak Jan fue expuesta en público en Rasht.

Las tropas soviéticas y británicas volvieron a Irán 20 años después, pero esta vez con un espíritu de cooperación. En agosto-septiembre de 1941, como resultado de una operación conjunta bautizada con el nombre de Operación Semblante, ocuparon las regiones del norte y el suroeste del país, depusieron al Sah simpatizante de los alemanes, Reza Sah Pahlavi, y convirtieron a Irán en un Estado aliado de la coalición antihitleriana.

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