Cuando estalló la revolución de 1917 había casi un millón de revólveres Nagant en manos de los soldados y oficiales rusos. Esta arma se convirtió literalmente en el símbolo de aquella época y pasó a formar parte de todas las películas que retrataban los acontecimientos de aquel tiempo.
Pero, ¿cómo se convirtió un revólver belga en un arma del ejército ruso?
Requisitos para la nueva arma auxiliar del ejército
“En aquella época, las armas más fiables y funcionales eran los revólveres. Esto llevó a su elección como las principales armas secundarias de nuestros soldados y oficiales”, dijo a Russia Beyond Igor Korotchenko, redactor jefe de la revista Defensa Nacional.
Los requisitos para contar con un nuevo revólver en el ejército a finales del siglo XIX eran estrictos. El nuevo revólver debía tener una gran capacidad de penetración, debía ser preciso y tener la misma bala y el mismo estriado del cañón que el recientemente adoptado fusil Mosin.
“El arma de cañón corto también debía ser ligera, sencilla, fiable y fácil de producir en las fábricas. Además, debía poder derribar a un caballo a una distancia de hasta 50 pasos”, dijo el experto.
El nuevo cañón también tenía un requisito específico que hoy en día suena raro: el arma no debía tener un mecanismo de disparo semiautomático. El experto explicó esta característica de la siguiente manera.
“Otro factor muy importante en aquella época era el consumo de munición. Era necesario tener un arma con la que un soldado no se quedara sin munición en cinco minutos, porque el suministro de munición y armas al frente tardaba muchas semanas”, sugiere Korotchenko.
Según él, los altos generales del ejército imperial tenían mucho miedo a que hubiera un gran consumo de municiones. En pocas palabras, el mando militar quería una pistola que los soldados preparan una y otra vez antes de disparar. La necesidad de amartillar un revólver exigía un tratamiento cuidadoso del arma por parte del tirador. De esta manera una persona dispararía con más precisión y ahorraría más munición, lo que era realmente difícil de llevar al frente en ese período histórico.
Por qué el revólver de Nagant
Como sugiere Korotchenko, a finales del siglo XIX no había desarrollos de armas de cañón corto en Rusia. Por lo tanto, el mando militar tuvo que buscar armas secundarias en el extranjero.
Había dos candidatos obvios a convertirse en la pistola principal de Rusia en las próximas décadas: dos pistolas belgas de Leon Nagant y Henry Pieper.
El arma de Nagant ganó el concurso por un par de razones.
En primer lugar, era muy conocido en el Ministerio de Guerra ruso.
En segundo lugar, su revólver no era un arma de tiro rápido como el de Pieper y era mucho más fiable que el arma creada por su oponente.
Y en tercer lugar, el Nagant tenía un diseño bastante sencillo y fiable. Podía ser fácilmente adaptada para su producción en las fábricas de la Rusia Imperial. Este es también un factor importante.
El ejército ruso adoptó dos versiones del revólver Nagant: para los oficiales y para los soldados regulares. La primera era la semiautomática y la segunda tenía que ser amartillada antes de cada disparo.
Por qué le gustaba a la gente
El revólver Nagant tenía muchas ventajas y era un arma bastante buena para su época. No tenía retrasos y siempre estaba listo para disparar. En caso de un fallo de tiro un soldado podía fácilmente girar el tambor y hacer otro disparo.
Pero las principales ventajas del arma eran su precisión, su cómodo agarre y su fiabilidad, ya que era operativa después de la caída en el barro o la arena.
Era especialmente útil durante los encuentros cuerpo a cuerpo, cuando el enemigo podía aparecer por cualquier lado.
Las desventajas serias del revólver eran la lentitud de la recarga y la fuerza significativa de la escobilla al disparar con el autobloqueo.
El experto también sugiere que al elaborar los pros y los contras de las armas de otros siglos hay que tener en cuenta la época histórica y las ideas de la gente de entonces sobre lo que necesitan las estructuras de poder.
“Decisiones que hoy nos parecen paradójicas y extrañas, como amartillar un revólver antes de efectuar cada disparo, parecían necesarias para el ejército hace 150 años. Todas las compras de armas son el reflejo de una sección de la época. Tal vez nuestros descendientes dentro de 100 años también miren los misiles y los tanques que suministramos hoy al Ejército y piensen ¿por qué era necesario, porque esas armas tienen defectos tan evidentes que ahora son obvios para nosotros?”.
En el mando militar hay gente entendida y comprensiva. Si ellos decidieron en su momento que era necesario hacerlo y no de otra manera, lo hicieron por algo.
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