¿Qué países del mundo tienen licencia para fabricar armas rusas?

Ciencia y Tecnología
NIKOLÁI LITOVKIN
En el país eslavo se producen armas de todo tipo, desde cuchillos hasta submarinos nucleares, pero poca gente sabe que miles de armas se manufacturan fuera del país.

Rusia no solo ha vendido armas en todo el mundo durante las últimas décadas, sino que también ha creado instalaciones militares en diversos lugares para producir armamento de alta tecnología para sus clientes. A veces, el país vende licencias con toda la documentación técnica sobre el material militar para que su socio extranjero sea capaz de producir armas rusas por sí mismo.

India

A mediados de la década de 1960, India se convirtió en el principal cliente de armas de Rusia. Según el SIPRI (Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo), desde entonces, un tercio de las exportaciones militares de Moscú han ido a parar a Nueva Delhi, lo que ha supuesto 65.000 millones de dólares para el presupuesto ruso. 

“Además de las entregas de armamento listo para usar, Moscú también vende licencias con documentación técnica completa para abrir una producción a gran escala de su arma en el país. No ocurre siempre, pero este tipo de acuerdos suele formar parte de los acuerdos multimillonarios de armamento entre países. Lo mismo ocurrió con la India”, afirma Iván Konovalov, director de desarrollo de la Fundación para la Promoción de las Tecnologías del Siglo XXI.

Según él, una de estas licencias se vendió a la corporación india Hindustan Aeronautics Limited (HAL). Esta empresa ha producido más de 200 cazas pesados Su-30MKI desde el año 2000. La empresa no se limitó a ensamblar aviones de combate a partir de piezas que habían sido entregadas previamente desde Rusia sino que hizo su propia producción a gran escala de cazas Su-30MKI. En este acuerdo con HAL, Rusia fue el proveedor de aluminio de aviación y titanio para la producción de aviones.

Como señaló, India sigue siendo el mayor cliente de armas rusas. “El país trata de registrar en algunos contratos la creación de instalaciones que produzcan armas, o al menos piezas de repuesto, para los equipos militares que nos compran. Por ejemplo, tenemos una serie de fábricas junto a la costa india que producen piezas de repuesto para los barcos y submarinos que hemos vendido a la India a lo largo de los años”, añade Konovalov.

En un futuro próximo, el Consorcio Kaláshnikov también abrirá una instalación en la India, donde la empresa producirá el fusil AK-203 para el ejército local. Se trata de otro contrato multimillonario entre ambos países, ya que la India está obligada a producir nada menos que 670.000 fusiles de asalto AK-203 valorados en 960 dólares cada uno.      

China

Rusia y China mantienen desde hace tiempo relaciones militares que no siempre han sido fáciles. Durante años Moscú vendió licencias para la producción de armas en China.

“Durante la época de la URSS, abrimos una producción bajo licencia del AK-47 en China. Nuestros socios introdujeron una serie de modificaciones en el fusil y lo bautizaron como Tipo-56. Pero la producción china de los mundialmente famosos AK no eran más que copias de mala calidad con numerosos fallos de funcionamiento. A Moscú no le gustó y no prolongó la licencia con los chinos. Sin embargo, aún hoy se pueden encontrar en el mercado de armas copias chinas del AK-47 que fueron fabricadas ilegalmente en el país”, dice Konovalov.  

En los años 90, también creamos una instalación militar en China para producir cazas Su-27.

“Sin embargo, con el paso de los años, el acuerdo con China se rompió y la fábrica que debía crear 200 aviones para los militares locales, solo produjo 100”, recuerda el experto.

Los chinos también compraron una licencia para fabricar el BMP-3 y crearon su propia máquina basada en la plataforma ZBD-04A. “Sí, la plataforma china tiene una serie de decisiones técnicas adoptadas del BMP-3 ruso que queríamos vender y abrir una producción a gran escala en China. El acuerdo se rompió una vez que los chinos recibieron el primer lote de máquinas para las pruebas”, afirma.

No obstante, hay ejemplos fructíferos de asociación y producción militar conjunta. Por ejemplo, en 2005, China encargó y compró, como parte de la producción bajo licencia, ocho cañones de artillería AK-176 de 76 mm con base en barcos, aunque sus entregas aún se están llevando a cabo. Como indica el SIPRI, en China, este sistema ha recibido la designación H / PJ-26 y se está instalando uno a uno en los buques de desembarco "Tipo-071" (Yuzhao).

De acuerdo con el contrato de 2011, Rusia también creó una producción de motores turborreactores para el caza J-15 basado en portaaviones.

“Todas las fábricas creadas en el extranjero pertenecen al país en el que se encuentran. Pero, sin embargo, Rusia tiene un veto en los posibles acuerdos de armas con terceros sobre las entregas de armas producidas en estas fábricas. Podemos romper jurídicamente los acuerdos de armas con terceros, si Rusia considera que estos sistemas de armas acabarán en manos de los terroristas. Por lo demás, el país es libre de hacer lo que quiera y de vender armas a quien quiera”, afirma Konovalov.

Emiratos Árabes Unidos

A principios de 2010, el fabricante de armas ruso Lobaev Arms fue invitado a crear una producción de rifles de francotirador a gran escala en los Emiratos Árabes Unidos.

El contrato multimillonario entre la empresa privada de armas y el reino árabe incluía la creación de 200 rifles de francotirador para las unidades locales de las fuerzas especiales y la venta de una licencia de armas para una mayor producción de sus rifles de francotirador modificados para la región de la Península Arábiga. 

“Actualmente, la empresa se llama Tavazun. Al principio, se especializaba en rifles de francotirador rusos capaces de alcanzar objetivos a distancias de 600 y 1.800 metros. Con el paso de los años, los propietarios invitaron a ingenieros europeos de SIG Sauer para ampliar el negocio y empezar a producir también rifles de asalto”, explica Yuri Sinichkin, ingeniero jefe de la corporación Lobaev Arms.

Según él, Tavazun produce versiones modificadas de los rifles de francotirador rusos DVL-10, creados para operaciones urbanas. El arma se llama CSR-308 y se diferencia de la rusa por una mayor resistencia a la arena.

En pocas palabras, no es tan sensible a la suciedad como los rifles de francotirador europeos.  

Puede ver las pruebas de tiro de los predecesores del CSR-308 en uno de los programas Big Guns de Russia Beyond a continuación.

LEE MÁS: Los tres mayores acuerdos de venta de armas rusas del siglo XXI