En una de las partes más remotas de Rusia, en la vasta taiga siberiana, uno puede recorrer cientos de kilómetros sin encontrarse con nadie. ¿Podrían estos territorios albergar mamuts vivos aún en el día de hoy?
Algunas personas en Rusia creen que es posible. Algunos programas de televisión dedicados a lo desconocido hacen “investigaciones” al respecto, mientras que algunos lugareños continúan contando historias de avistamientos de mamuts. Según un rumor surgido en la década de los 40 del siglo pasado, pilotos militares que volaban sobre la densa taiga de Yakutia vieron una pequeña manada de animales muy similares a los mamuts lanudos. En 1978, algo similar le ocurrió a un grupo de personas en el río Indigirka, en Yakutia. Afirmaron que una mañana, temprano, se despertaron con una docena de mamuts bebiendo tranquilamente en el río, cerca de ellos.
Estos relatos, sin embargo, no son más que leyendas urbanas como la del Yeti o el monstruo del Lago Ness, piensa Nikita Zimov, ecologista ruso y director del Parque del Pleistoceno en Yakutia, un proyecto que pretende revivir el hábitat natural de los mamuts: el ecosistema de pastizales de la estepa subártica del norte, que existió aquí hace miles de años. El sueño buscado es ver a los mamuts caminar de nuevo por la Tierra. (Por lo tanto, es lógico que Zimov hubiera apoyado con gusto una teoría sobre mamuts vivos, si realmente lo hubiera creído posible).
“Es una completa tontería. Los mamuts se extinguieron, o más bien fueron aniquilados (por la gente) del continente de Eurasia hace 9.000 años. Los últimos mamuts vivieron en la isla de Wrangel hace 3.380 años”, argumenta. “Además, ya no existe la inexplorada taiga siberiana, en los últimos 200-300 años, la gente la ha cruzado en infinidad de veces."
¿La patria de los mamuts?
Si uno quiere encontrar fósiles de mamuts preservados de manera única, Rusia es el lugar a donde ir.
¿Por qué? Bueno, el permafrost de las partes más septentrionales de Rusia es el más adecuado para ello (el mamut se conserva como si hubiera muerto ayer mismo), y cuando se derrite, la erosión de las orillas de los ríos u otros factores naturales terminan exponiendo estos restos, primero para que los locales, y luego los científicos, los vean.
Según el Museo de Mamuts de Yakutsk, el 75 por ciento de las tumbas de mamuts y otros yacimientos relacionados con tejidos blandos preservados han sido encontrados en Yakutia.
“Los mamuts solían vivir en el área que se extiende desde la España moderna hasta Canadá [había un puente natural que conectaba Eurasia con Norteamérica en aquel entonces]. Dónde surgió como especie no puedo decirlo, pero una gran parte de su hábitat estaba en el territorio de la actual Rusia. Por lo tanto, no sería una exageración llamar a Rusia una especie de 'patria de los mamuts'", piensa Zimov.
Sin embargo, según él, el número de restos encontrados en Rusia no es signo revelador de que el territorio del país fuese hogar de la mayor población del planeta. Sólo indica que sus restos se han conservado mucho mejor aquí gracias al permafrost. “La densidad de la población de mamuts podría haber sido mayor en el territorio de la España actual, por ejemplo”, cree el experto.
Clonar un mamut
La idea de resucitar este animal puede sonar tentadora, pero parece que los científicos rusos no están muy entusiasmados con esta área de investigación genética, a pesar de que en el país se ha desenterrado mucho ADN congelado.
Según Zimov, hay tres equipos principales que están más ocupados con esta tarea en este momento. Uno encabezado por George Church, de Harvard, y otros dos de Japón y Corea del Sur respectivamente. Todos ellos investigan el asunto desde mediados de los 90.
“Nuestros científicos del Museo de Mamuts en Yakutsk también participan en esta investigación, pero su trabajo consiste principalmente en encontrar material genético y transportarlo a los laboratorios en Japón o Corea”, explica Zimov, añadiendo que la genética rusa, como ciencia, no se ha desarrollado tan rápidamente como en otros países.
Señala que en los medios de comunicación se habla mucho más de la clonación de mamuts que de las pruebas de su posible eficacia. “Personalmente estaría muy contento si viéramos mamuts en nuestro Parque del Pleistoceno. Pero por ahora, esto es más como esperar un milagro", concluye.