Ali Larijani, portavoz del parlamento (a la derecha).
Anna Isakova/TASSLarijani terminó su primera visita a Moscú tras el levantamiento de las sanciones de una manera algo poco habitual. El objetivo de su viaje era participar en la primera conferencia de portavoces parlamentarios de los países euroasiáticos.
"Vemos que hay crisis en Siria, Irak, Libia, Yemen", declaró Larijani. "La cuestión es, ¿quién creó todos estos problemas con el terrorismo? Un factor importante es el uso que EE UU hace de los terroristas".
Se estaba dirigiendo a colegas de 19 países, muchos de los cuales están asociados con Washington.
El presidente de la Asamblea Nacional de Corea del Sur, Chung Ui-hwa, no estaba preparado para que la conferencia de Moscú se convirtiera en un foro antiestadounidense y pidió "abstenerse de discutir cuestiones delicadas para poder acercar las posiciones de todos los participantes".
Durante la rueda de prensa Larijani continuó sus críticas a las fuerzas exteriores y se refirió al fracaso de la conferencia de Doha entre los países productores de petróleo.
"El asunto sobre la caída de los precios del petróleo es una intriga en la que todo el mundo sabe quién está detrás", declaró.
De esta manera Larijani sugería que Irán, que descarta reducir su producción, no es el culpable de la situación actual del mercado sino que la responsabilidad recae sobre su adversario, Arabia Saudí. Tras criticar duramente a EE UU y a sus aliados regionales, se refirió a la importancia del diálogo entre Rusia e Irán.
"El año pasado alrededor de 10 ministros nuestros vinieron a Rusia y diez ministros rusos visitaron Irán. Nuestros países cooperan en la resolución de las crisis".
Esta semana el ministro de Defensa iraní, Huseín Dehghan, visitará Moscú para participar en una conferencia internacional de seguridad.
A pesar de estas declaraciones oficiales, recientemente Moscú y Teherán han estado en desacuerdo en una serie de temas. En primer lugar se encuentra en Siria. Para Rusia es importante no enredarse en la guerra y cumplir las operaciones militares según los tiempos marcados y crearse una reputación como pacificador.
Mientras que el objetivo de Teherán es otro. El conflicto sirio es para Irán un frente más en su batalla geopolítica con EE UU, Arabia Saudí y otras fuerzas sunitas.
"Todavía no han salido a la superficie las contradicciones entre los dos países porque tienen los mismos objetivos tácticos, que pasan por la necesidad de pacificar la situación en Siria", declara Grigori Kosach, profesor de Historia y Ciencias Políticas en al Universidad Estatal Rusa de Humanidades. "En cualquiera caso, estas contradicciones existen y seguirán aumentando".
Para los iraníes el régimen del presidente Bashar al Asad es la única fuerza que puede estar en el poder en Damasco. "Por su parte, Moscú ha dejado claro en varias ocasiones que los más importante es preservar la estabilidad e integridad del gobierno sirio, pero que debe ser el propio pueblo sirio el que decida quien debe estar en el poder", explica el experto.
El gobierno sirio celebró el pasado 13 de abril elecciones parlamentarias sin consultarlo con Rusia. Fuentes cercanas al Kremlin no escondieron que Moscú no recibió esta “iniciativa con entusiasmo”, mientras que Teherán las acogió con satisfacción.
Por otro lado, la cuestión de los precios del petróleo en el mercado global es otra fuente de discrepancias. Los expertos en Moscú creen que la inflexible postura de Teherán fue una de las razones para el fracaso en la reciente reunión de Doha.
Además, como era esperable, tras el levantamiento de las sanciones al país persa las empresas rusas han perdido su posición de monopolio en el mercado iraní, que se ha llenado de compañías europeas y estadounidenses. Teherán no ha dado ninguna contrapartida a sus socios rusos y parece que los logros del pasado no cuentan; se ha hecho tabla rasa y comienza un nuevo periodo de competencia en el mercado.
¿Qué precio paga Rusia por el apoyo a Asad?
Los países occidentales y los del Golfo insisten en la renuncia del presidente sirio, que es uno de los principales aliados de Rusia en la región. Moscú apoya al presidente sirio pero la prioridad son los propios intereses nacionales de Rusia.
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