Esta historia ocurrió durante la guerra ruso-japonesa. El 15 de octubre de 1904, la Segunda Escuadra del Pacífico partió de Lipawa (Liepāja, en la actual Letonia) rumbo al Lejano Oriente, planeando rodear Eurasia para llegar a su destino.
La tripulación estaba tensa: incluso allí, lejos de las costas japonesas, temían un ataque sorpresa de submarinos o barcos enemigos camuflados como barcos mercantes.
“Cada uno de nosotros sigue cualquier luz que se vea en el horizonte, buscando en el cielo claro señales de barcos sospechosos”, recordaba en sus memorias el ingeniero de a bordo del acorazado Oriol, Vladímir Kostenko.
Finalmente, en una noche brumosa del 21 al 22 de octubre, estando en el mar del Norte, cerca de la ciudad inglesa de Hull, la escuadra confundió un grupo de barcos con torpederos japoneses y lanzó un ataque.
Los marineros pronto se dieron cuenta de que su objetivo estaba lejos de ser el correcto y que los barcos bajo su fuego eran, de hecho, barcos pesqueros británicos. Tras el “combate”, que dejó dos muertos y seis heridos, una embarcación se hundió y cinco más resultaron dañadas.
El incidente de Hull, más conocido como el incidente del Banco Dogger, provocó la ira de la sociedad británica, y la prensa local calificó a los marineros rusos de “piratas” y “flota de locos”.
“Es impensable que personas que se califican de marineros, sin importar su miedo, pasen 20 minutos atacando una flota pesquera sin darse cuenta de la naturaleza de su objetivo”, escribió el Times.
Ambos imperios se encontraron entonces al borde de un conflicto armado. Solo intensas negociaciones y la indemnización pagada por Rusia lograron calmar las tensiones.
En cuanto a la escuadra, continuó su camino hacia lo que más tarde sería su trágico destino en la Batalla de Tsushima, en mayo de 1905.
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