Durante la Segunda Guerra Mundial, la URSS recibió más de 150.000 armas ligeras de los aliados occidentales como ayuda militar. Esta cifra representaba menos del 1% de lo que la industria soviética produjo durante todo el conflicto.
No obstante, las pistolas estadounidenses Colt, las ametralladoras Browning, los lanzagranadas antitanque Bazooka, las pistolas británicas Bren y los fusiles antitanque Boyce también contribuyeron (aunque en pequeña medida) a lograr la Victoria en el Frente Oriental.
Los subfusiles Thompson -casi 138.000 cañones y 306 millones de cartuchos- fueron enviados al Ejército Rojo. En manos de los soldados soviéticos acabó esta legendaria arma, también conocida como Tommy Gun o Chicago Typewriter, muy apreciada en el mundo criminal de EE UU.
Pistola Bandit
Inicialmente, el ejército estadounidense no mostró mucho interés por la Thompson. El subfusil apareció justo al final de la Primera Guerra Mundial, cuando los almacenes estaban literalmente repletos de armas. Además, potente y de disparo rápido, era eficaz a corta distancia, pero a larga las cosas eran algo peores.
Esta característica no confundió a los agentes de la ley, ni tampoco a los gángsters de las épocas de la Prohibición y la Gran Depresión. Como resultado, Thompson se convirtió en uno de los símbolos de las guerras de gángsters de los años 1920-1930. Con ella trabajó el famoso atracador de bancos John Dillinger.
En 1924, el subfusil apareció por primera vez en la Unión Soviética - se compró en EE UU a través de testaferros en México. Thompson M1921 armó a guardias fronterizos, tropas de convoy y fuerzas especiales OGPU, que lucharon contra el bandidaje en el Cáucaso y Asia Central.
Moscú pasó de contrabando algunas armas a los comunistas de Estonia. Éstos las utilizaron durante el fallido levantamiento antigubernamental de Tallin el 1 de diciembre de 1924.
Al servicio del Ejército Rojo
La siguiente vez que los Thompson aparecieron en la URSS fue en 1941, cuando EE UU comenzó a suministrar masivamente al Ejército Rojo la variante M1928A1 en el marco del programa Lend-Lease.
Las armas y la munición llegaron tanto por separado como en conjunto con el material militar occidental enviado a la Unión Soviética: tanques Sherman y Stewart, bombarderos A-20 o vehículos blindados de transporte de tropas Scout. Incluso en los jeeps y motocicletas Wilis se podía encontrar un subfusil con varios cargadores acoplados.
Por aquel entonces, las tropas aliadas occidentales ya utilizaban activamente las Tommy Guns en combate. Sin embargo, no las utilizaban principalmente los soldados del frente, sino las fuerzas especiales: comandos británicos, paracaidistas estadounidenses y rangers.
A pesar de que los Thompsons al principio de la guerra llegaron a combatir en varias partes del Frente Oriental, aquí no se convirtieron en el arma de primera línea. La munición de 11,43 mm suministrada simplemente no era suficiente para mantener combates sostenidos e intensos.
Los 138.000 cañones eran una gota en el océano comparados con los seis millones de subfusiles Shpagin (PPSh), el principal subfusil del Ejército Rojo. De hecho, por cada Thompson que llegaba, había 45 de sus homólogos soviéticos.
No lo suficientemente bueno
Mientras que el subfusil norteamericano era superior al PPSh cuando disparaba un solo tiro, era notablemente inferior cuando disparaba en ráfagas. El Thompson también era inferior en poder de penetración: durante las pruebas, las balas soviéticas superaron diez hileras de tablas de pino de una pulgada, mientras que las balas estadounidenses, sólo cinco. Además, la PPSh demostró ser más ligera que su homóloga de ultramar y más fiable.
"No arraigaron entre nosotros, ya que la dispersión es grande, el alcance del fuego no es muy bueno, y los cartuchos son pesados, no se puede llevar mucho", recordaba el explorador Pável Kólosov.
Sin embargo, la Tommy Gun encontró su uso en el ejército soviético. Los tanquistas a menudo la llevaban consigo en el tanque, además de la pistola TT. No estaban obligados a llevar a cabo largos tiroteos, y un par de cargadores solían ser suficientes.
También las utilizaban los conductores de camiones militares detrás de la línea del frente. Los valiosos PPShs solían enviarse al frente, y se necesitaba algo para combatir a los saboteadores y merodeadores enemigos en la retaguardia.
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