El médico soviético Isaac Zhorov tuvo una vida dura pero extraordinaria. Hijo de un simple artesano, se casó con una pariente del último emperador ruso, la princesa Elena Romanova, y alcanzó cotas extraordinarias en la medicina mundial, llegando a ser miembro de sociedades científicas en Gran Bretaña, Checoslovaquia, Alemania e Irlanda.
A menudo se hace referencia a Zhorov como el fundador de la escuela soviética de anestesiología. Como cirujano en activo, desarrolló una serie de nuevos métodos, dispositivos, instrumentos y medicamentos para una anestesia eficaz. Hay más de 160 obras publicadas sobre sus estudios y decenas de doctores en ciencias médicas gracias a sus estudios.
Durante la Segunda Guerra Mundial, incluso antes de convertirse en un médico mundialmente famoso, Zhorov sirvió como cirujano jefe del 33º Ejército, con el que fue cercado cerca de Moscú en febrero de 1942. Como judío Isaac Solomónovich se enfrentó inevitablemente a un pelotón de fusilamiento. Se salvó haciéndose pasar por georgiano.
Una vez en territorio ocupado, Zhorov trató a los prisioneros de guerra soviéticos y en cada oportunidad que tuvo les ayudó a escapar. Tras salvar la vida de un oficial alemán, hizo pasar a personas vivas por muertas, tras lo cual las sacó del campo al bosque para "enterrarlas" y las entregó a los partisanos.
Después de la liberación, Isaac Solomónovich se convirtió en cirujano jefe de los hospitales de evacuación del 1er frente bielorruso bajo el mando del mariscal Konstantín Rokossovski. El médico tenía una buena relación con el comandante, incluso le regaló un coche.
Contra Stalin
Después de la guerra volvió la represión de las masas a la URSS. Uno de los casos más destacados fue el "caso del médico perjudicial" en 1953. Destacados médicos del país fueron acusados de trabajar para el servicio de inteligencia estadounidense y de causar intencionadamente daños a los jefes de Estado. Decenas de personas fueron encarceladas. Al mismo tiempo, el juicio tuvo un carácter claramente antijudío.
Sin embargo, en aquella época, Isaak Solomónovich, que no era un médico que pasara desapercibido y que también era judío, no fue objeto de represión. Sin embargo, él mismo no estaba dispuesto a mantenerse al margen.
Nunca tuvo miedo de nada durante la guerra, Zhorov tuvo el valor de levantarse y hablar. Habló abiertamente en la tribuna ante una sala repleta del 1er Instituto Médico en defensa de los acusados en el "asunto de los médicos", calificando a sus colegas reprimidos como el orgullo de la medicina soviética. Ese mismo día, fue detenido acusado de propaganda antisoviética.
"Y aquí es donde irrumpe el Primer Instituto Médico. Comenzó a hervir, las clases se interrumpieron, facultades enteras, habiendo perdido el miedo o teniendo de repente una epifanía, pidieron ser rehenes, sólo para que Isaac Solomónovich fuera liberado. Los alumnos y los profesores le querían mucho", recuerda Svetlana Zhorova, sobrina del cirujano.
Los mariscales Zhúkov y Rokossovski intercedieron personalmente ante Stalin por el famoso médico, pero éste se mantuvo inflexible. Isaac Zhorov salió de la cárcel y se rehabilitó completamente sólo después de la muerte del mandatario soviético, durante el llamado "deshielo de Jrushchov".
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